Putin suma a Erdogan y Rohani a su proyecto de paz para Siria
Rusia, Turquía e Irán acuerdan impulsar un congreso para el diálogo nacional
SIN EL ESTADO ISLÁMICO
“Tenemos una oportunidad de poner fin a años de guerra civil”, dice el líder ruso
BUSCANDO CONSENSO
Quieren implicar a otros países y organizaciones en la futura reconstrucción
No es habitual ver al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y a su homólogo de Irán, Hasan Rohani, sentados a la misma mesa y dialogando como iguales. Sus gobiernos tienen distintos intereses y objetivos en la explosiva región de Oriente Medio, pero en los últimos dos años el presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha logrado que los dos adversarios, si no colaborar, al menos se hayan entendido para encauzar la guerra civil en Siria. El jefe del Kremlin invitó ayer a los dos a la ciudad rusa de Sochi, en el mar Negro, para lanzar su plan de paz para Siria. El mensaje es que son las tres potencias que, al derrotar al enemigo común del Estado Islámico, han evitado el colapso del país árabe. La tarea aún no ha terminado: ahora tienen que enhebrar fuerza militar con diplomacia y política para coser un país destrozado por seis años y medio de combates.
Para empezar acordaron que hay que establecer un diálogo inclusivo con un congreso de los pueblos de Siria. Los tres líderes apoyaron la convocatoria de este órgano como uno de los primeros puntos de la nueva tarea. Tras terminar la reunión, Putin explicó que los tres haMoscú bían dado instrucciones a sus diplomáticos y a los funcionarios de seguridad y defensa de sus países para empezar a trabajar en la composición y fecha del congreso. Una cuestión que puede llevar tiempo, ya que Irán es aliado del Gobierno de Damasco y Turquía apoya a la oposición moderada, aunque siempre se ha opuesto a que los kurdos participen en el proceso de paz. Hay, sin embargo, motivos para la esperanza. “Hemos alcanzado un consenso para ayudar a hacer una transición con un proceso político inclusivo, libre y justo que se lleve a cabo bajo el liderazgo del pueblo de Siria”, dijo Erdogan.
se ha ganado el papel de director de orquesta en el conflicto sirio tras dos años de campaña militar desde que en septiembre de 2015 la aviación rusa comenzó a dar apoyo aéreo a las operaciones militares del ejército sirio. Con el éxito sobre el terreno, y con las conversaciones de paz que patrocina la ONU en Ginebra en dique seco, las autoridades rusas impulsaron conversaciones en Astaná (Kazajistán), donde se tejió el entendimiento con Ankara y Teherán.
El jefe del Kremlin subrayó ayer que el Gobierno de Damasco también está comprometido con el proceso y que, como todos los implicados, tendrá que hacer concesiones. El presidente sirio, Bashar el Asad hizo el lunes una visita sorpresa a Sochi, donde se refirió a Rusia poco menos que como su salvador.
Tras el encuentro de ayer, los tres presidentes difundieron una declaración conjunta en la que recogen las áreas de su cooperación en Siria y “establecen objetivos específicos para el futuro”, señaló el anfitrión.
A modo de resumen, el líder ruso señaló que “las victorias en el campo de batalla abren una etapa nueva”. “Se ha dado un golpe decisivo a los yihadistas (del EI) y ha surgido una oportunidad real de poner fin a años de guerra civil”, afirmó.
Pero zurcir los agujeros de seis años y medio de guerra, con 400.000 muertos y millones de refugiados, no va a ser fácil. “No hemos pasado por alto las cuestiones sociales y económicas de la reconstrucción de Siria”, hizo notar el jefe del Kremlin.
El plan de Putin es incluir no sólo a la oposición moderada siria, que ayer se reunía en Arabia Saudí para formar una delegación ante la próxima ronda de negociaciones en Ginebra. En Sochi se acordó “hacer todo lo posible para estimular la participación en estas tareas de otros países, así como organizaciones regionales e internacionales”. En las 24 horas previas a la minicumbre, Putin habló por teléfono con otros líderes con influencia en Siria, incluyendo al primer ministro de Israel, Beniamin Netanyahu; el rey saudí Salman; el líder egipcio, Abdul Fatah al Sisi;,y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Actor clave, tras décadas haciendo y deshaciendo en la región, Washington parece obligado ahora a ver este proceso desde la barrera. Si Moscú logra consenso internacional, la tarea no parecerá tan inmensa como es en realidad.