El piragüista Saúl Craviotto gana el segundo ‘Masterchef celebrity’
El piragüista catalán gana la segunda edición del programa de cocina con famosos
Más de 3.300.000 telespectadores estuvieron ayer faltos de sueño. El culpable fue el piragüista de Lleida Saúl Craviotto (33), que a las 2.15 de la madrugada se convirtió en el ganador de Masterchef celebrity 2 .A las siete medallas (tres de oro) en Mundiales y cuatro olímpicas (dos de oro) en tres Juegos, ahora el deportista puede añadir este premio de talento culinario. “Ha sido una experiencia inolvidable, pero también muy dura. Durante dos meses he estado estudiando y practicando recetas. Y después de las siete horas diarias de grabación tenía que entrenar y seguir con mi trabajo de policía en Gijón”, explica el ganador en conversación telefónica.
Tokio 2020 es su objetivo deportivo, donde espera subir al podio en los que serán sus cuartos y últimos Juegos Olímpicos. Tras Río, donde consiguió dos medallas (oro y bronce), el piragüista decidió descansar un año y bajar el ritmo de entrenamiento por lo que ha podido escribir un libro, 4 años para 32 segundos (la recompensa del esfuerzo), y participar en Masterchef celebrity 2. “Me animé porque mi familia es fan del programa, y porque es para todos los públicos. Yo sólo seguí Masterchef celebrity 1”, explica Saúl, que se ha preparado con el mismo tesón con el que entrena para una competición de piragüismo.
Como ejemplo, para el casting de presentación, cada concursante tenía que llevar preparado un plato y él, que no tenía mucha traza en los fogones, estuvo 20 días cocinando merluza hasta poder presentar una receta perfecta. Ayer en el duelo final, Craviotto y Silvia Abril tenían que elaborar un menú libre. El del deportista fue pez rey con pa amb tomàquet, de primero. Becada con manzana y ñoqui de maíz, de segundo. Y de postre, crema de frutas pasión y albaricoque, quenelle de helado de mango y árbol de chocolate.
En su casa ensayó el menú diez veces en cinco días, incluso cronometró el tiempo y se compró un termostato roner para medir la temperatura. “La becada podía parecer un plato sencillo, pero tenía muchas elaboraciones, y la temperatura de cocción tenía que ser exacta para que quedara jugosa por dentro”, explica Saúl.
Ha hecho buenas migas con todos sus compañeros, en especial con el modelo Juan Betancourt y con José Corbacho (con quien compartía hotel), pero admite que al principio pensó que no encajaría con ellos: “Soy tímido, disciplinado y muy normal, y veía que los demás, que eran actores, pues estaban muy zumbados”. Pese a su gran palmarés deportivo, el gran público lo ha conocido gracias al programa. “No me importa que muchos me hayan conocido gracias a Masterchef –dice–. Quizás algunos se interesarán ahora por el piragüismo”.
Ayer Saúl estaba pletórico por la experiencia vivida –en la que ha perdido siete kilos– y por el premio: 75.000 euros, que ha donado a la Fundación Aladina, dedicada a los niños con cáncer, y un curso de cocina creativa en la Basque Culinary Center. “Ahora no puedo ir porque en unos días nacerá mi segunda hija, Alejandra”, explica.
En la final, Saúl estuvo acompañado por su hermana, su hija Valentina, de tres años, y Celia su mujer, a la que se le notaba poco el embarazo, porque se grabó en julio. “Durante estos meses he tenido ir con mucha cautela porque la gente me preguntaba sobre quién había ganado
Craviotto ensayó diez veces en su casa el menú que preparó en el duelo final y que le dio el triunfo
–recuerda el policía–. Pero yo les despistaba diciendo que la final no se había grabado todavía”. Quizás para no dar pistas no se ha tatuado en los brazos junto a los aros olímpicos el emblema del programa. “Ja, ja, viendo la final con todos juntos me di cuenta de que lo dije, pero hay que pensarlo bien y hay tiempo”.