Un 28% de los hogares lo tiene difícil para llegar a fin de mes
La sobrecarga del gasto de la vivienda, sobre todo con la subida de los alquileres, deja huella en las economías familiares
En el año 2016, más de la mitad de los hogares metropolitanos en los que las persones viven en régimen de alquiler –que representa el 51,7% de las familias del área metropolitana de Barcelona– destinaron más del 40% de sus ingresos a los gastos asociados con la vivienda. Una de las consecuencias más destacables es que el 28,6% tiene dificultades para llegar a fin de mes.
La encuesta del 2016 que presentó ayer el Àrea Metropolitana de Barcelona (AMB) refleja las condiciones de vida de los 3,2 millones de habitantes de los 36 municipios del entorno barcelonés. Aparte de los datos ya conocidos sobre la situación de pobreza y exclusión social, se han dado a conocer otros indicadores relativos a las condiciones económicas de las familias. Una de las carencias materiales más extendidas entre la población metropolitana en el año 2016 fue no poder hacer frente a los gastos imprevistos en sus hogares, lo que sucede en el 35,3% de los casos. Si bien ha mejorado ostensiblemente la situación de emergencia social en las familias, las necesidades económicas se mantienen, especialmente en aquellas familias que están obligadas a vivir de alquiler.
En el área metropolitana de Barcelona, durante el año 2016, el 8,1% de las familias tuvo algún retraso en el pago de los recibos de la vivienda o en las compras aplazadas. El 7,3% no puede ni permitirse mantener su casa a una temperatura adecuada, lo que alerta sobre un incremento de casos de pobreza energética. En esta línea de análisis de la realidad socioeconómica en la conurbación de Barcelona, el sondeo detecta que el 1,7% de los residentes no se puede permitir ingerir una comida de proteínas (carne, pollo o pescado) como mínimo cada dos días. El 31,9% de estas familias tampoco puede permitirse una semana de vacaciones, lo que las mantiene en los niveles críticos del 2011.
Los costes de la vivienda inciden negativamente en la privación material, lo que condiciona el consumo básico familiar y la cuota de bienestar (vacaciones, alquiler, calefacción, etcétera). El mayor segmento de población afectado es el de los jóvenes. Uno de cada cinco, especialmente en la ciudad de Barcelona, está afectado por lo que se describe como privación material severa.
Por grupos, en la capital catalana, el 30,8% de los jóvenes de entre 16 y 34 años sufre la sobrecarga de gastos de la vivienda, un porcentaje que se reduce al 10,9% en el área metropolitana. Según dio a conocer la vicepresidenta del área de planificación, Janet Sanz, “el encarecimiento de los alquileres provoca un mayor esfuerzo económico”.
La encuesta aporta otras conclusiones, como la reducción de la desigualdad de ingresos en el área metropolitana en comparación a hace cinco años, debido a un aumento de las rentas bajas a pesar de la reactivación del mercado laboral y la disminución de la tasa de paro. La media de renta anual por hogar en Barcelona es de 34.981 euros, mientras que en la primera corona baja hasta los 33.724 y a 32.330 en el resto.
La realidad metropolitana dibuja un desplazamiento de la pobreza que se concentra en la primera corona, como por ejemplo en el eje del Besòs. En este punto, el 5% de las familias, unas 151.000 personas, siguen sometidas al riesgo de vulnerabilidad severa, una situación que está en vías de cronificación ya que, según Janet Sanz, “la reactivación económica no les ha llegado”. Este es uno de los objetivos que deben marcar “las políticas metropolitanas” con el establecimiento de parámetros para garantizar los ingresos a los más vulnerables.
El 31,9% de los residentes en el área metropolitana no se puede permitir una semana de vacaciones