El aparato del tráfico
La imagen quizá induce a confusión. Los reunidos no son barceloneses de poca o ninguna monta. El estilo en el vestir ya denota una cierta clase. A poca atención que se preste a los rostros de los presentes, en el centro de la imagen de reconoce con facilidad a Francesc Macià, ya president de la Generalitat, pues estamos a mediados de febrero de 1933.
Toda la atención la polariza el fotógrafo; saben que al día siguiente pueden aparecer en la portada de huecograbado de la prensa. Y, sin embargo, resulta que todos deberían fijar la mirada y por supuesto centrar la atención en esa caja metálica, de un cierto volumen y presencia, que no en balde aparece situada en primera línea, aunque algo descentrada. Así vista, es imposible adivinar de qué se trata.
Pues se trata de una novedad tecnológica destinada a mejorar un aspecto muy concreto y creciente en la vida pública, al haberle sido concedida la misión de contribuir a ordenar el tránsito rodado. Sería fácil culpar al automóvil y a su multiplicación creciente.
Los problemas de circulación y mayormente los atascos venían de lejos, pese a tratarse sólo de carros y carruajes; en 1816, ya eran detectados en la calle Llibreteria y en 1868 se plantaba el primer semáforo en pleno centro de Londres.
La prensa barcelonesa aún no empleaba en aquel 1933 ese vocablo, sino que lo describía como un aparato regulador del tránsito. La denominación semáforo todavía se mantenía vinculada al tráfico marítimo y el ferroviario.
Se inaugura el mencionado aparato en el cruce de las calles Balmes y Provença, enclave en el que el día primero de agosto de 1929 ya había sido situada la primera señal automática luminosa, también colocada en otros seis lugares necesarios; en aquel mismo año se había pintado en la plaza Catalunya, cabe el Portal del Àngel, el primer paso de peatones, para así tratar de agruparlos y disminuir el riesgo de atropellos.
La novedad técnica que aportaba este aparato en cuestión era que estaba conectado con unas planchas de goma colocadas en las cuatro calzadas, y al soportar el peso del vehículo que pasaba por encima accionaba de forma instantánea la señal luminosa. Era considerado como un perfeccionamiento del sistema.
El president Macià tiene a su izquierda al concejal de Esquerra Republicana Jaume Vachier i Pallé, presidente de la Comisión de Circulación. Su familia era desde antiguo la propietaria de una acreditada platería y joyería, del mismo nombre, sita en la calle Gran de Gràcia, esquina Astúries. Pero en su calidad de político, había ingresado en el Gobierno municipal y en su calidad de ingeniero se responsabilizó de ordenar el tránsito rodado. Bajo su mandato el color amarillo singularizó los taxis, creó la sección motorizada de la Guàrdia Urbana y estableció los primeros sentidos únicos en cuatro calles.
El concejal Jaume Vachier fue el responsable de comenzar a ordenar el tránsito