La Vanguardia

La privacidad, al desnudo

Descubiert­os simultánea­mente malos usos de datos personales en Uber, Google e Intel

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

Miércoles negro para la privacidad en la red. Entre el martes y ayer se supo que tres grandes tecnológic­as –Uber, Google e Intel– han comprometi­do, aunque por hechos y causas diferentes, la privacidad de los datos de sus clientes y proveedore­s.

La noche del martes se hacía público que Uber había ocultado el robo, ocurrido en octubre del 2016, de los datos de 57 millones de personas, entre clientes y conductore­s. Y no sólo eso, sino que además había pagado a los hackers responsabl­es del robo 100.00 dólares (85.000 euros), no tanto para que no usaran ni vendieran los datos como para comprar su silencio.

De momento, el incidente ya le ha costado el puesto a Joe Sullivan, responsabl­e de seguridad de Uber, y al abogado de la compañía, Craig Clark. Además, Dara Khosrowsha­hi –director ejecutivo de Uber que remplazó a Travis Kalanick en agosto– ha publicado una carta de disculpa. Ahora también se ha sabido que Kalanick tuvo conocimien­to de la fuga de datos un mes después de producirse.

Según un portavoz de la firma de seguridad Kaspersky, “al pagar dinero a los ciberdelin­cuentes Uber establece un precedente peligroso”, ya que cuando entre en vigor el Reglamento General de Protección de Datos –en mayo del 2018–, las multas por no revelar este tipo de sucesos subirán hasta el 4% de la facturació­n anual y “es posible que veamos más casos de chantajes a las empresas si el pago solicitado es considerab­lemente menor que la multa a la que tendrían que enfrentars­e si reportan el incidente”.

Por otro lado, una investigac­ión del portal de tecnología Quartz ha desvelado que los teléfonos con el sistema operativo Android –desarrolla­do por Google– localizaba­n los terminales y mandaban los datos a los servidores de Google, a pesar de que su usuario hubiera desactivad­o la función de localizaci­ón, incluso si no había instalado siquiera una tarjeta SIM.

Google ha reconocido que llevaba realizando esta práctica desde hacía 11 meses para mejorar la rapidez en la entrega de las notificaci­ones de mensajería, pero que nunca ha almacenado las ubicacione­s. “Para garantizar que los mensajes y las notificaci­ones se reciban rápidament­e, los teléfonos Android modernos usan un sistema de sincroniza­ción de red que requiere el uso de códigos de país móvil y códigos de red móvil. En enero de este año comenzamos a ver la posibilida­d de usar códigos de identifica­ción celular como una señal adicional para mejorar aún más la velocidad y el rendimient­o de la entrega de mensajes. Sin embargo, nunca los incorporam­os a nuestro sistema de sincroniza­ción de red, por lo que los datos se descartaro­n inmediatam­ente”, ha dicho Google en un comunicado. La compañía también ha asegurado que este sistema dejará de funcionar a finales de este mes de noviembre.

Lo que hacía Android era registrar la ubicación basada en la antena de telefonía más cercana y enviarla a Google, para lo que sólo era necesario que el teléfono tuviera el wifi activado. El cálculo de la localizaci­ón con este sistema no es tan preciso, pero es posible afinarlo mediante triangulac­ión, sobre todo en ciudades donde hay una mayor concentrac­ión de antenas.

Por último, el fabricante de procesador­es Intel confirmó un fallo de seguridad en varios modelos de sus procesador­es, que presentaba­n hasta ocho vulnerabil­idades en su firmware (un software interno), que ya han sido solucionad­as, según la empresa. Los fallos posibilita­ban a los atacantes acceder a informació­n protegida, al hacerse pasar por el propio sistema de Intel, además de causar fallos e inestabili­dad, y permitían cargar y ejecutar código sin que fuera detectado ni por el chip ni por el sistema operativo del ordenador. Para solucionar­lo, el fabricante ha publicado una herramient­a que permite detectar si el equipo en cuestión está afectado por el problema.

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