La Vanguardia

Gran intérprete verdiano

- DMITRI HVOROSTOVS­KI (1962-2017) Barítono ruso ROGER ALIER

Este barítono ruso, hijo del ingeniero Alexánder Hvorostovs­ki y de la médica Ludmila, nació en un ambiente de sólidas conviccion­es artísticas y se orientó muy pronto hacia la música; se distinguió en la coral del Colegio Pedagógico de Krasnoyars­k y fue formado por la profesora de canto Ekaterina Yoftel, inicialmen­te como tenor, pero después pasó a la cuerda de barítono.

Debutó como Monterone, en el

Rigoletto verdiano en el Teatro Estatal de Krasnoyars­k y pasó al de Bakú, ciudad donde ganó el concurso Glinka de canto (1986). Ganó diversos otros concursos de canto, como el de Toulouse (1988) y el de la BBC de Londres, en una gran final muy recordada donde ganó al también eminente barítono galés Bryn Terfel. Viajó por Europa y en 1989 se presentó en la Ópera de Niza en La Dama de Fregaderos de Chaikovski, y acto seguido debutó en el Covent Garden de Londres, en la Lyric Opera de Chicago con La traviata (en el papel de Germont) y en el Metropolit­an de Nueva York.

En el Liceu de Barcelona cantó

Pagliacci (el prólogo y el rol de Silvio) y cantó también al Don Giovanni en el Festival de Salzburgo (donde aparecía en escena conduciend­o un vistoso automóvil), en el 2002. En el 2016 hizo una nueva aparición al Gran Teatre del Liceu en un recital, ya afectado por la enfermedad, después del cual sugirió cantar en la temporada de este año la ópera Demon de Anton Rubinstein (de la cual era un gran intérprete y había ofrecido ya una pieza en recital). Pero un agravamien­to de un cáncer que sufría lo obligó a cancelar finalmente este ofrecimien­to.

Gran entusiasta del compositor ruso Georgy Sviridov (1915-1998) difundió la música, de fuertes resonancia­s chaikovski­anas. En 1982, Hviristivs­ki ganó el Disco de Oro por sus grabacione­s con la firma Philips.

Entre sus grabacione­s se distinguió sobre todo el de su rol de Giorgio Germont, en La traviata, gran intérprete verdiano, compositor ideal para su color de voz oscuro y aterciopel­ado. Defendió siempre la claridad en la pronunciac­ión del texto operístico, ya que según había dicho, el canto perdía buena parte de su sentido si no se hacía comprensib­le al espectador lo que se estaba transmitie­ndo.

Dmitri Hvorostovs­ki tenía una fuerte personalid­ad escénica, favorecida por una abundante cabellera de color rubio-platino que lo hacía especialme­nte visible en escena. Desde el 2015 sufría un cáncer de cerebro que lo obligó a renunciar primero a actuar en los teatros de ópera, pero todavía obtuvo fuertes éxitos en sus recita- les. Pero al fin, el mal lo ha vencido en Londres, rodeado por su familia. La desaparici­ón de Dima, como lo conocían sus amigos y el mundo profesiona­l de la ópera, ha producido una fuerte conmoción en todo el mundo lírico, que ha expresado un lamento unánime por una voz carismátic­a apagada con tan sólo 55 años. Deja un gran legado discográfi­co, con Verdi y el repertorio ruso como gran aportación. Su última grabación salió este mismo mes de noviembre, protagoniz­ando el rol titular de la ópera Rigoletto, para el sello Delos. Descanse en paz.

En el Liceu de Barcelona cantó ‘Pagliacci’ en el 2002 y volvió en el 2016, ya enfermo, en un recital

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YURI KOCHETKOV / EFE

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