“Mi misión es que los visitantes sientan que la Fundació Miró les pertenece”
Vamos a trabajar para que la Fundació Miró sea el orgullo de Barcelona, de Catalunya, y sobre todo que los visitantes no se sientan sólo acogidos por una gran bienvenida, sino que sientan que la Miró les pertenece de una forma directa. Esta es mi gran misión para el futuro de la institución”, resume Daniel, para quien si hay algo que caracteriza su trabajo desde siempre es que “el interés siempre está puesto en el público”.
“Que el público se interese por lo que estamos haciendo es muy importante porque tiene que ver con la función social y cívica que debe cumplir un museo hoy en día”, reflexiona. “El impacto en la sociedad es lo que nos permite reivindicarnos. Los que nos dedicamos al arte lo hacemos porque estamos convencidos de que el arte es importante, para nosotros y para los demás. Creemos en ello profundamente. Pero no basta con afirmarlo, tenemos que demostrarlo cada día. Esa es nuestra tarea”.
Y en ese sentido, el director considera que Joan Miró representa una oportunidad espléndida. “Es un artista que ha trabajado en su mundo, ha creado un mundo mironiano que es precioso y que se conoce, pero al mismo tiempo toda su vida estuvo comprometido con lo que pasaba a su alrededor, ya fuera al lado de su casa o en algún lugar del mundo. Y mostrar eso es mostrar que el arte es importante y lo es para todos. Es una tarea muy, muy emocionante”.
No quiere tanto aumentar la cifra de visitantes como atraer a aquel público “que de momento no viene y que la gente que ya lo hace lo haga con más frecuencia. Y que la vuelta a la fundación y la visita frecuente se haga de una forma convencida, que no sea una obligación de compromiso intelectual, sino que sea algo que figure en el imaginario público, que la gente piense ‘tengo que estar aquí porque las cosas que pasan aquí son importantes, son impactantes, nos hacen pensar, nos hacen ver cosas de una forma nueva, nos hacen vivir y ver la realidad de otras maneras’”.
A Marko Daniel le gusta imaginar que los niños que en su día pasaron por las salas con sus compañeros de colegio ahora puedan regresar con sus propios hijos, y que reconozcan a Miró, no sólo “como el artista reconocido de siempre cuya obra se respira, sino como un artista cuya obra nos conecta con la realidad que vivimos”.
Daniel sustituye a Rosa Maria Malet, que deja el cargo por jubilación tras 37 años en el cargo. Ambos viven una transición tranquila, sabedores de que la relación continuará más allá de primeros de año. Malet, reconocida como una de las máximas autoridades en la obra del artista y la persona encargada por la Successió Miró de certificar su obra gráfica, formará parte del patronato.