‘Stranger things’
Leo Messi no era suplente en la Liga de Campeones desde el 2013
No juega Messi. ¿No juega Messi? ¡No juega Messi! Quedaba poco más de una hora para el inicio del partido y los aficionados barcelonistas conocían la noticia de que su estrella se quedaba asombrosamente en el banquillo. Lo siguiente era preguntarse el porqué. Si tenía alguna lesión. Si había caído en una gripe otoñal. O si había mediado algún enfado dentro del mar de especulaciones que se producen en estas situaciones. Se extendía un aroma de Stranger things, la serie de moda de Netflix sobre fenómenos extraños. Desde el Barça se emitía entre bambalinas el mensaje de que la suplencia del astro respondía únicamente a motivos técnicos. Cabía suponer entonces que se trataba de una decisión de consenso entre el crack, que acabó jugando un poco más de media hora, y el entrenador, que hasta el momento lo había utilizado todos los minutos posibles (1.620) menos en la Copa del Rey en Murcia. “Está en muy buenas condiciones. Son razones técnicas, supongo que está todo hablado con Ernesto (Valverde). Luego viene el partido del Valencia”, señalaba Guillermo Amor, responsable de relaciones institucionales. El Txingurri subrayó al final la necesidad de dosificar a la figura por la acumulación de partidos que lleva encima.
Sí, el domingo le espera al Barça un rival desmelenado en Mestalla. Pero anoche el envite también era peliagudo, en la Champions, ante el verdugo de la temporada pasada, el Juventus, y con la clasificación todavía no asegurada. Si había llegado la hora de la dosificación lo había hecho de la manera y en el sitio más inesperado, aunque al final, con las matemáticas en la mano, la gestión le salió muy bien a Valverde.
El argentino, que se había mostrado risueño en la parte del entrenamiento abierta a los medios de comunicación el martes, llegó al Juventus Stadium anoche compartiendo el mate con su inseparable Luis Suárez. En el túnel de vestuarios, justo antes de empezar el duelo, de nuevo se pudo ver al delantero blaugrana sonriente y hablando con su compatriota Gonzalo Higuaín. Después ocupó su lugar en el área de suplentes junto al preparador de porteros, José Ramón de la Fuente, donde volvió a enseñar su aparente buen talante, con lo que cualquier posible tesis de conflicto se iba disipando rápidamente.
Messi no se perdía un partido de Champions desde el 28 de septiembre del 2016, cuando no pudo jugar en Mönchengladbach por lesión. De hecho, no estaba en el banquillo en un partido de esta competición desde el 1 de mayo del 2013, ante el Bayern en el Camp Nou (0-3). El rosarino no disputó ni un minuto ese día porque en realidad no se encontraba en condiciones físicas de hacerlo. Mezclando todos los torneos Messi no empezaba de suplente desde el 15 de octubre del 2016, contra el Deportivo en la Liga. Leo acababa de superar una rotura fibrilar y entró en la segunda parte para marcar un gol en la victoria (4-0).
Desde el banquillo siguió ayer las evoluciones de un Barcelona huérfano de su talento. Un equipo sin su referencia, sin su Michael Jordan, sin el hombre sobre el que rota todo su sistema solar. El genio comenzó a calentar con guantes al inicio de la segunda mitad y enseguida entró en juego, en medio de algunos aplausos desde la grada. La presencia de Messi aceleró el pulso del Barça durante unos minutos. Al menos la sensación de peligro aumentó porque era muy difícil que disminuyera. Pero tampoco nada del otro mundo. La mejor versión de Leo y de su equipo deberá esperar. En Mestalla sería una buena plaza para que emergiera. Si pasa, se dirá que la jugada de Turín para València habrá sido maestra.
DE BUEN TALANTE
El argentino encajó no entrar en el once con tranquilidad y con sonrisas en el túnel y en el banco