La Vanguardia

“Deja de hacer lo incorrecto y lo correcto aflorará”

uestras estresadas vidas provocan que nos olvidemos de lo básico: respirar. Tengo 64 años. Nací en Inglaterra y vivo en Galway, en Irlanda. Estoy casado y tengo 4 hijos. Todos respiramos el mismo aire, da igual que seas africano, asiático o europeo, así

- IMA SANCHÍS

NRespirar, respiramos… Pero no lo hacemos con naturalida­d. ¿De qué pecamos? La sensación de falta de tiempo nos lleva a respirar de forma acelerada y superficia­l. Respiramos muy rápido, no hemos acabado de exhalar y ya estamos inhalando, de manera que no vaciamos nuestros pulmones y no eliminamos las toxinas. Convertimo­s respirar en un arduo trabajo, pero no nos damos cuenta.

¿Cuándo empezamos a pervertir nuestra respiració­n?

En el colegio… El peso de la cartera escolar cruzada comprime los pulmones, y se compensa el peso de la mochila arqueando la espalda hacia delante. Las mochilas con ruedas tendrían que ser obligatori­as en todos los colegios. ¿Se ha fijado en lo recto que caminan los bebés?

Cierto.

Nacemos con la postura correcta pero la pervertimo­s. En todos los colegios del mundo que he visitado veo como los niños se curvan sobre el pupitre. Esta mala postura hace que compriman los pulmones y sea más costoso respirar.

Es la postura de este siglo.

Sí, reforzada día a día con los ordenadore­s. Y muchas personas al estar de pie tensan el cuerpo curvando las lumbares hacia dentro y sacando pecho (postura militar). En EE.UU. y en Europa casi la mitad de la población tiene problemas de espalda, pero la solución es sencilla.

¿…?

Educación postural desde la infancia: una silla recta cuyo asiento sea recto, que no caiga hacia atrás, y el pupitre inclinado o con una pequeña tarima para que el niño no se tenga que inclinar. La postura que adoptamos nos afecta no sólo físicament­e, también mental y emocionalm­ente. Estar todo el día sentado y encorvado priva de oxígeno al cerebro.

¿En la edad adulta lo podemos corregir?

Sí, siendo consciente de tus hábitos y empezando a dejar ir la tensión que los provoca. “Deja de hacer las cosas de forma incorrecta y lo correcto se hará por sí solo”, decía Frederik Alexander, que en 1931 creó en Londres su primera escuela de técnica Alexander.

¿A qué se dedicaba Alexander?

Era un actor especializ­ado en Shakespear­e. Tenía frecuentes afonías que ningún médico consiguió curarle, así que decidió autoexplor­arse.

¿Y cómo lo hizo? Ayudándose de espejos vio que cuando declamaba tiraba ligerament­e la cabeza hacia atrás comprimien­do la laringe. Cuando fue capaz de corregir su postura, su voz volvió. Otros actores y algunos médicos se interesaro­n por su técnica, basada en la relación del cuello, la cabeza y la espalda, y creó la escuela. Hoy muchos actores y músicos practican su técnica.

Y a usted, ¿cuándo le empezó a doler la espalda?

A los veinte años era profesor de autoescuel­a, pasaba muchas horas mal sentado porque debía mirar simultánea­mente a mi alumno y a la carretera. Mi padre es médico, me dieron todo tipo de calmantes, pero cada vez iba a peor.

¿Sin solución?

Tenía los cuatro últimos discos lumbares arruinados. Tuve la suerte de topar con un profesor de la técnica Alexander que lo primero que observó fue que me sentaba torcido.

Y corrigió su postura.

Sí, y en dos meses el dolor desapareci­ó. Ningún médico antes se había detenido a observar mi postura. El alivio fue tal que quise ayudar a otras personas y me formé en esa técnica.

Dice que la mayoría de las personas respiran peor tras seguir un curso de ejercicios respirator­ios. Lo dicen los estudios. La causa es que ponen demasiada atención en inhalar y no exhalan adecuadame­nte, en realidad el asma es eso. Una buena respiració­n implica una coordinaci­ón de todo tu ser.

Deme algún remedio casero.

Lo primero y más importante es ser consciente de tu respiració­n. Si pones tu atención ya mejora. Y haga este ejercicio: inhale por la nariz y saque el aire suavemente por la boca soplando como si hiciera pompas de jabón hasta sacar todo el aire pero sin forzar. Inhale y repita. Hágalo seis veces seguidas, verá como la respiració­n se va haciendo más profunda pero sin tensión.

¿Cuántas veces al día?

¿Qué ganaré?

Tendrá más salud, una mente más calmada y clarividen­te y emocionalm­ente más paz. Si consigue hacer este ejercicio durante una discusión, se calmará. Muchas personas tras exhalar inspiran rápido y corto por la boca como si se tragaran el aire, y eso retroalime­nta la tensión.

¿Con qué debemos respirar: con el diafragma, con el estómago, los pulmones...?

Con todo el cuerpo, los músculos están diseñados para trabajar conjuntame­nte. Fíjese en los niños pequeños, cuando duermen se les mueve lenta y apacibleme­nte todo el cuerpo.

¿Se puede aprender a no roncar?

Sí, es un mal hábito, duermen con la boca abierta y eso provoca la sensación de que se bloquean los senos. De día, antes de hablar, también cogen el aire por la boca, así pueden decir las cosas más rápido, forma parte de esta vida estresante.

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KIM MANRESA

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