Ignasi Cristià
A muchos visitantes del antiguo San Pau les cuesta creer que este tesoro fuera un hospital: un montaje les saca del error
ESCENÓGRAFO Y MUSEÓGRAFO
Ignasi Cristià es, junto a Sergi Martín, el responsable de la recreación histórica en uno de los cuatro pabellones del antiguo hospital de Sant Pau aún no restaurados, pero que permitirá a los visitantes sumergirse en la sanidad de 1920.
El azar reunió en la Barcelona extramuros del siglo XIX dos de los principales sanatorios de Catalunya, muy cerca el uno del otro. El primero, para el alma, la Sagrada Família, avanza a pasos agigantados, pero no se sabe qué diría Gaudí si la viera. El segundo, el hospital de Sant Pau i la Santa Creu, vivió un siglo como centro sanitario para el cuerpo y es hoy un recinto modernista. Aquí sí se sabe qué diría Domènech i Montaner: “He vuelto a casa”.
Ocho de los doce pabellones del antiguo hospital, patrimonio de la humanidad, han sido rehabilitados con exquisito respeto al diseño original, eliminando los añadidos y ampliaciones postizas que experimentó, sobre todo a partir de los años sesenta. Pero incluso los cuatro edificios que no se han restaurado –los de Sant Rafael, Montserrat, Carme y la Puríssima– permiten luchar contra el olvido y entablar un diálogo con el pasado. El pabellón de Sant Rafael contribuye decisivamente a este objetivo con una recreación histórica sobre la medicina y los tratamientos de la época.
“A muchos visitantes, incluso de Catalunya, les cuesta creer que esta maravilla arquitectónica fuera un hospital y piensan que estos jardines y estas joyas son algo así como otro Palau de la Música. Esta recreación les permitirá descubrir la realidad olvidada y un viaje en el tiempo”, explican los responsables de la instalación, el escenógrafo y museógrafo Ignasi Cristià y el escritor y guionista Sergi Martín, especialista en la divulgación social e histórica.
Unos paneles informativos narran la evolución del hospital, de la ciudad y de la ciencia. El pabellón de Sant Rafael fue uno de los últimos que se compartimentaron en habitaciones y hasta los 60 era una sala común. Las diez camas que se han instalado en un extremo, un calco de las originales, permiten hacerse una idea de los tiempos en que la privacidad de los pacientes era una quimera.
El edificio, que se construyó entre 1914 y 1918, fue además el último supervisado íntegramente por Lluís Domènech i Montaner (1850-1923). Esta visita debería ser ineludible para todos los barceloneses y visitantes. Como todo el conjunto, el pabellón de Sant Rafael tiene mil detalles con historia. Uno de los ocho hijos del arquitecto, Ricard, murió a los 23 años, en 1915, mientras se construía el pabellón. Su padre le tributó un homenaje imperecedero y le pidió al escultor Eusebi Arnau que modelara el san Rafael de la fachada con el rostro de su hijo.
El nuevo hospital de Sant Pau, que se inauguró en el 2009 y cuya entrada principal está en la calle Sant Quintí, 89, se encuentra a unos centenares de metros del antiguo. Esos metros separan dos mundos, dos concepciones de la arquitectura. Los visitantes del recinto modernista lo descubrirán cuando recorran una parte importante de sus pasillos subterráneos, de un kilómetro de longitud y por donde circularon las ambulancias. O cuando disfruten de los jardines, indispensables en una época en que la salud se vinculaba estrechamente al reposo.
También averiguarán que Domènech i Montaner lo previó todo, desde cuántas capas de esmalte debían tener las camas o cómo debían ser las camillas del quirófano, otro de los lugares visitables, con muchas vidrieras porque se operaba con la luz del día y sin esquinas, para facilitar la limpieza. Y se pondrán en la piel de Rita Bermúdez, Emilia Villa, Teresa Santamaría, Maria Salvadó, Rosa Llagostera y Concepción Ferris. El 30 de junio de 1916 estas seis mujeres fueron las primeras pacientes del hospital.
VIAJE EN EL TIEMPO Una recreación en el edificio de Sant Rafael permite sentirse como un paciente de 1920
RECINTO MODERNISTA Sólo cuatro de los doce pabellones de Domènech i Montaner siguen sin restaurar