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El visto bueno del Congreso a la ley que actualiza el cupo vasco, y los primeros pasos para la reforma de la Rambla.
EL equipo ganador del concurso internacional para la reforma de la Rambla de Barcelona ha hecho público el dossier sobre los objetivos y las estrategias técnicas y sociales para llevar a cabo el trabajo, así como el calendario previsto para que el proyecto esté aprobado dentro de un año e iniciar las obras a principios del 2019. Una reforma que, por el carácter emblemático de la vía en cuestión, tiene una enorme trascendencia no sólo urbana, sino también social, económica y política.
El objetivo del trabajo encargado al equipo multidisciplinar Km-ZERO, que dirige la arquitecta y exconcejal de Ciutat Vella Itziar González, es la dinamización y mejora de la Rambla a través de tres ejes fundamentales: la recuperación del espacio para los barceloneses; el rediseño urbanístico, que se quiere confortable y respetuoso, para la mejora de la accesibilidad, la movilidad y la sostenibilidad. Y, finalmente, que la Rambla sea un espacio seguro para que pueda seguir representando el referente universal de paz, solidaridad y cultura que ha sido hasta ahora.
La presentación de estas directrices llega tres meses después del atentado terrorista que llenó la Rambla de dolor y de luto, pero también tras un largo periodo de inestabilidad política que ha restado afluencia turística a Barcelona, especialmente europea. Y aunque el descenso es grave (bajada del 6,8% de la ocupación hotelera en la ciudad en octubre con respecto al mismo mes del 2016), el conocimiento del dossier de la reforma de la Rambla debería contribuir a remontar el ánimo mediante el ejercicio colectivo de centrar la mirada en aspectos ciudadanos cuya importancia de futuro es innegable, como es el caso. Ni que decir tiene que la tarea incumbe a todos, administración y administrados, y así lo plantea el equipo técnico mediante una estrategia de comunicación y una estructura participativa para los vecinos y los ciudadanos en general que, es de esperar, vaya más allá de las buenas intenciones.
En todo caso, Barcelona quiere recuperar la Rambla como el espacio de confort que fue, sin perder la personalidad de zona de dinámica afluencia que está siendo en la actualidad. La apuesta es arriesgada por cuanto coexisten intereses que pueden ser contrapuestos entre diversos sectores. Pero la reforma es de todo punto necesaria si se quiere mantener la capital catalana como un referente universal y como un espejo en el que se mira la sociedad europea y mundial. Por fortuna, está demostrado que Barcelona es capaz de emprender proyectos innovadores y de futuro sin poner en riesgo su vitalidad.