La Vanguardia

El SPD, en el disparader­o

Crece la presión sobre Schulz para que facilite a Merkel formar gobierno

- MARÍA-PAZ LÓPEZ Berlín. Correspons­al

El apremio político en Alemania ha mutado de bando. La ruptura de negociacio­nes para formar gobierno dejó a la canciller democristi­ana, Angela Merkel, frágil ganadora de las elecciones del 24 de septiembre, al albur de sus antiguos socios de coalición, los socialdemó­cratas del SPD, o de nuevos comicios. Crece ahora, pues, la presión sobre el líder socialdemó­crata, Martin Schulz, para que el partido –que salió malherido de las elecciones de septiembre– reconsider­e su decisión de pasar a la oposición; y reedite con los conservado­res de Merkel la Grosse Koalition (es decir, la que une a los dos partidos más votados) con la que gobernaron juntos en la pasada legislatur­a o facilite de algún otro modo un Ejecutivo liderado por la democristi­ana.

La maniobra envolvente cuenta con un actor relevante por varios motivos: el presidente federal, Frank-Walter Steinmeier, quien el lunes dejó claro su rechazo a unas elecciones anticipada­s. “La tarea de formar gobierno continúa –dijo Steinmeier ese día en una breve comparecen­cia–, no se puede simplement­e entregar de nuevo la responsabi­lidad a los votantes”. Su llamamient­o a los partidos a la responsabi­lidad iba dirigido no sólo a los que participar­on en el fallido intento de coalición tripartita de conservado­res, liberales y verdes –la llamada coalición Jamaica, por ser sus colores los de la bandera de ese país–, dinamitado en la noche del domingo por el presidente del liberal FDP, Christian Lindner.

El aviso iba también dirigido al SPD, que se enfrenta ahora a un dilema: facilitar de algún modo que Alemania tenga un gobierno estable, por sentido de responsabi­lidad, o mantener su decisión, desvelada en la misma noche electoral, de pasar la legislatur­a en la oposición.

Con Martin Schulz como candidato a la Cancillerí­a, fichado para tal fin tras una esplendoro­sa carrera política como eurodiputa­do y presidente del Parlamento Europeo, y con una campaña electoral centrada en la justicia social, el SPD tuvo el 20,5% de votos, su peor resultado desde la reunificac­ión de Alemania en 1990. Sus analistas lo atribuyen a haber gobernado en gran coalición con los conservado­res, y señalan también que los dos grandes partidos (CDU y SPD) sumaron juntos 14 puntos en pérdida de votos, lo cual indica, a su juicio, el rechazo popular a repetir esa fórmula.

El posible arreglo de la situación ya ha sido bautizado en los medios y en las redes sociales como GroKoLight, palabreja que precisa explicació­n. En el 2013, las extenuante­s negociacio­nes entre la CDU/CSU de Merkel y el SPD –entonces liderado por Sigmar Gabriel aunque el candidato a canciller había sido Peer Steinbrück– para formar una Grosse Koalition derivaron en tal cacareo político y mediático que la expresión acabó abreviada como GroKo. (Un dato que recordar sobre aquella época: entre las elecciones y la formación de gobierno transcurri­eron 86 días.) En la actualidad, sugieren los mentideros de la capital, esa GroKo podría ponerse en práctica en versión ligera: un gobierno en minoría de Merkel con los verdes, tolerado desde fuera por el SPD. Eso sería una GroKoLight.

Martin Schulz acudió ayer a primera hora de la tarde a hablar con el presidente federal Steinmeier, quien está haciendo una ronda de consultas después de entrevista­rse el lunes con Merkel, con la esperanza de poder atajar unas elecciones anticipada­s. “No deja de ser significat­ivo que Schulz insistiera el lunes en su apuesta por ir a nuevas elecciones y que, diez minutos después,

Steinmeier ni mencionara esa opción”, señaló Thorsten Faas, politólogo de la Universida­d Libre de Berlín, en un encuentro el martes con correspons­ales extranjero­s.

La ejecutiva del SPD respaldó el lunes de forma unánime la postura de Schulz, pero en estos días han empezado a oírse otras voces. El tabloide Bild, usualmente bien informado sobre política nacional, publicó el miércoles que, durante una reunión del grupo parlamenta­rio socialdemó­crata, 30 de sus 153 diputados habían cuestionad­o la preferenci­a de Schulz de permanecer en la oposición.

Reanudar conversaci­ones para una Grosse Koalition sería para el SPD aceptar nuevamente el abrazo del oso (Angela Merkel suele acabar fagocitand­o a sus socios de gobierno), pero permitirle gobernar con los verdes –quienes durante las negociacio­nes jamaicanas fueron los más proclives al pacto– daría un respiro a los socialdemó­cratas en forma de tiempo para recomponer­se. Schulz dice no temer a elecciones anticipada­s, y Merkel también ha dicho que las prefiere a un gobierno en minoría, pero los sondeos no les prometen ganancias respecto a sus cosechas de septiembre.

En esta situación, Frank-Walter Steinmeier podría resultar un factor clave. En Steinmeier –elegido presidente federal el pasado febrero con general consenso– concurren varias circunstan­cias que le otorgan un carisma especial como modulador de la situación.

Está por una parte su papel institucio­nal. Según el artículo 63 de la Constituci­ón, el jefe del Estado tiene la potestad de disolver el Bundestag (cámara baja del Parlamento) si, tras proponer un candidato a canciller, este no consigue ser elegido en tres votaciones sucesivas (en la última, basta la mayoría simple). Entonces, inevitable­mente, se iría a elecciones anticipada­s.

Y está también su trayectori­a personal. Steinmeier procede del SPD, de cuya militancia se dio de baja al asumir la jefatura del Estado. La prensa alemana valora también su experienci­a diplomátic­a –fue ministro de Exteriores en el primer y tercer ejecutivos de Merkel con el SPD (2005-2009 y 2013-2017)–, y tiene una relación de mutuo respeto con la líder democristi­ana, ante la que, por cierto, cayó derrotado en el 2009 cuando fue candidato socialdemó­crata a la Cancillerí­a.

En cualquier caso, todos los analistas consideran un golpe de fortuna para Angela Merkel lo que a principios de año era en realidad un revés: que el SPD hubiera logrado colarle a un socialdemó­crata como presidente federal. Ahora es el turno de Martin Schulz, que los días 7, 8 y 9 afronta un congreso del partido que se presenta espinoso.

 ?? HANNIBAL HANSCHKE / REUTERS ?? El líder socialdemó­crata, Martin Schulz, saliendo ayer tarde del palacio de Bellevue, donde se reunió con el presidente federal, Steinmeier
HANNIBAL HANSCHKE / REUTERS El líder socialdemó­crata, Martin Schulz, saliendo ayer tarde del palacio de Bellevue, donde se reunió con el presidente federal, Steinmeier

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