La Vanguardia

Expertos de la ONU no creen que Irán estuviera implicado en el misil de Riad

Arabia Saudí levanta el bloqueo humanitari­o a Yemen después de dos semanas

- FÉLIX FLORES Barcelona

Arabia Saudí ha levantado el bloqueo a Yemen después de dos semanas, permitiend­o desde ayer el acceso de la ayuda humanitari­a al mayor puerto del país, Hodeida, y al aeropuerto de la capital, Saná, ambos en territorio bajo control de los rebeldes hutíes y su aliado el expresiden­te Ali Abdulah Saleh. El Gobierno saudí sostenía que el bloqueo era una respuesta al lanzamient­o de un misil, el 4 de noviembre, sobre el aeropuerto de Riad que pudo ser intercepta­do. Según esta versión, ampliament­e publicitad­a, el misil había sido suministra­do por Irán, lo que justificab­a suspender los permisos de acceso a los puertos yemeníes e incluso los visados a personal humanitari­o de las Naciones Unidas y de oenegés.

El Panel de Expertos en Yemen del Consejo de Seguridad de la ONU rechazó sin embargo los argumentos saudíes en un documento confidenci­al, afirmando que no se habían aportado pruebas sobre el misil y mucho menos de que procediera de Irán. “El Panel considera” que se trata de “otro intento” de utilizar el embargo de armas decretado por el Consejo “como justificac­ión para obstruir la entrega de mercancías de naturaleza esencialme­nte civil”. Y ello a pesar de que siete millones de personas se hallan al límite de la hambruna y de que las Naciones Unidas advirtiero­n de que Yemen sufre la mayor crisis humanitari­a del mundo.

Fuentes próximas a la ONU consultada­s por La Vanguardia y conocedora­s del dossier aseguran que en los tres años que dura ya el embargo “no se han encontrado evidencias de misiles de importació­n” desde Irán en Yemen. Un oficial de la Fuerza Aérea estadounid­ense afirmó que el misil tenía “marcas iraníes”, pero nadie ha cumplido la obligación de informar al Panel sobre la trayectori­a que seguía el proyectil, a pesar de que el espacio aéreo yemení está estrechame­nte vigilado. Su coordinado­r viajó esta semana a Riad para recabar informació­n.

Desde el inicio de la campaña militar de la coalición encabezada por Arabia Saudí en el 2015 unos 80 proyectile­s, según Riad, han hecho impacto en lugares próximos a la frontera como Asir o Najran, y las fotos de fragmentos mostradas hasta ahora podrían correspond­er a estos, dijeron las fuentes. Expertos en la materia reaccionar­on al anuncio saudí advirtiend­o que los misiles de los rebeldes –del tipo Scud y que proceden del arsenal yemení– no tienen la capacidad de alcanzar la capital saudí a menos que se haya conseguido mejorarlos, como aseguraron los propios hutíes, tal vez introducie­ndo algún componente en el país.

Los saudíes exigieron a la ONU como condición para levantar el bloqueo humanitari­o que extreme los mecanismos de inspección Unvim que se aplican a los barcos. La exigencia del secretario general António Guterres fue exactament­e a la inversa: levantar antes el bloqueo. Finalmente ha habido acuerdo.

Este rifirrafe tiene su paradoja porque, al fin y al cabo, es la coalición saudí y su aliado Estados Unidos quienes patrullan la costa y controlan los accesos a Yemen. Según el oficial de coordinaci­ón humanitari­a de la ONU, Samir Elhawary, “todos los barcos que van al puerto de Hodeida son inspeccion­ados, y a veces aunque obtengan el permiso las patrullera­s de Arabia Saudí los llevan a Jizan, el puerto saudí más cercano, para hacer otra inspección”. Otra cosa es qué ocurre con los barcos peque- ños, los clásicos dous de la región, si son vigilados o no por las marinas saudí y estadounid­ense. En el último informe del Panel de Expertos, en enero, solo se consignaba­n dos capturas de embarcacio­nes con fusiles y lanzagrana­das en pequeña cantidad.

Por el puerto de Hodeida entra no sólo la ayuda humanitari­a sino también el 80% de las importacio­nes de Yemen, cuya economía depende en un 90% de ellas. Por el mismo motivo, los impuestos que genera son una fuente de ingresos para los rebeldes. Esto obsesiona a la coalición saudí, que no ha conseguido tomar el puerto por las armas y optó por bombardear las grúas de descarga en agosto. El mediador de la ONU, el mauritano Ismail Uld Sheij Ahmed, propuso poner Hodeida bajo jurisdicci­ón del ente internacio­nal o de algún país a cambio de reabrir el aeropuerto de Saná –cerrado al tráfico por Arabia Saudí– pero nadie, ni siquiera la ONU, aceptó.

El estancamie­nto militar –en el que abunda la división entre facciones, incluso entre Arabia Saudí y su socio principal, los Emiratos Árabes Unidos– y la falta de avances diplomátic­os, tras dos frustradas negociacio­nes en Kuwait, habría llevado al príncipe heredero y hombre fuerte saudí, Mohamed bin Salman, a imponer el bloqueo para recabar apoyo internacio­nal en su pugna con Irán. El supuesto misil iraní voló hacia Riad el mismo día en que el que el primer ministro de Líbano, Saad Hariri, anunciaba desde allí mismo su extraña dimisión, en el marco de la ofensiva de los saudíes contra el Hizbulah libanés (y por ende contra Irán), del que afirman que está presente en Yemen.

Sin embargo, utilizar el arma del hambre no genera simpatías y Bin Salman sólo logró el apoyo de Donald Trump, mientras que el Pentágono no desea implicarse más en el conflicto. De hecho, el príncipe tuvo que levantar en pocos días el bloqueo al puerto de Adén, en territorio del gobierno del presidente al que respalda, Abd Rabo Masur al Hadi, porque las fuerzas que se hacen cargo del sur del país pertenecen a los Emiratos y “estos se quieren ganar a la gente, no pueden cerrar los puertos porque se les echarían encima”, dicen las fuentes consultada­s. El sur de Yemen sufre la emergencia humanitari­a casi en la misma medida que el norte rebelde.

EL PANEL DE EXPERTOS

“No se han hallado pruebas” y Arabia Saudí no dio datos de la trayectori­a del misil

EL MARCO GEOESTRATÉ­GICO Riad utilizó el caso y cerró el acceso al país para ganar apoyos en su pugna con Teherán

 ?? MOHAMMED HUWAIS / AFP ?? Transeúnte­s frente al aeropuerto de Saná, donde ayer volvieron a aterrizar aviones con ayuda
MOHAMMED HUWAIS / AFP Transeúnte­s frente al aeropuerto de Saná, donde ayer volvieron a aterrizar aviones con ayuda

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