Independentista de izquierdas
Amigo independentista de izquierdas: su corazón es un enigma. ¿O debería decir su mente? Esta carta será una cadena de interrogantes que sólo usted puede desatar. Supongo que conoce los últimos sondeos, que arrojaron en estas páginas el siguiente titular: “El fuerte impacto de la crisis catalana empuja a España hacia la derecha”. La pregunta cae por su propio peso. ¿Qué opina sobre esto el independentista de izquierdas, o sea, usted mismo? ¿Qué pasa por su cabeza ante esta noticia? ¿Siente algo? ¿Le preocupa? No piense que, al dirigirme a usted, lo responsabilizo de este vuelco. Creo que la derecha es la primera causante, y se alegrará de recoger su cosecha patriótica. Pero esto se veía venir, y no hay crisis si uno no quiere, por bruto que sea el otro. Su movimiento independentista ha sido parte imprescindible en el asunto, y toda acción tiene consecuencias. Permítame una cita de Sartre. “Nuestra esencia, aquello que nos definirá, es lo que construiremos nosotros mismos, mediante nuestros actos”.
Decíamos que esta derechización patriótica territorial se veía venir. Pero tal vez usted no tuvo espacio mental para sospecharlo, embebido por su causa. Es un decir, no me refiero a que usted beba; lo aclaro porque las susceptibilidades están tan altas como los niveles de desigualdad que sostienen las políticas de derechas. Esas que, por una u otra razón, la llamada crisis catalana podría ayudar a perpetuar: recortes en sanidad y educación, reducción de subsidios, proliferación de contratos basura, despeñamiento de los derechos de los trabajadores rasos –que lograron sus abuelos y abuelas de izquierdas– y un largo etcétera que culmina en 13 millones de personas en riesgo de pobreza. Y la pobreza es muy demagógica. Se empeña en ponernos delante de las narices unas manos que revuelven la basura, para rescatar las sobras de nuestros bocadillos chupados. Digo esto porque ya no es raro el día que veo algún desgraciado volcado en un contenedor.
Podría responder, amigo, que esto no va con usted, si no tuviera usted un corazón de izquierdas, solidario por naturaleza. Se preguntará de qué me extraño, si hemos visto que el independentismo, electoralmente, hermana izquierdas y derechas que da gusto. No le falta razón. ¿Su causa territorial es quizás más importante para usted que la relación directa de cada ser humano con su cuerpo, su empleo, su techo, su alimento? ¿Serían estas consecuencias los daños colaterales? ¿Estoy mezclando cosas? ¿Está el independentismo vacío de ideología? Y entonces, ¿de qué lo rellenamos? ¿O es que consiste en separarse a secas? ¿Exactamente para qué? ¿Y su solidaridad? Es usted un enigma. Y a mí me tienta una última diatriba: o el nacionalismo es una goma de borrar que arrasa con todo o es, sencillamente, una cosa de derechas. Aquí y allá.
¿Está el independentismo vacío de ideología? ¿O es que consiste en separarse a secas?