La Vanguardia

Casa Vicens con escalera

- LLÀTZER MOIX

La Casa Vicens, primera obra de Antoni Gaudí, abrió sus puertas al público el jueves de la semana pasada. Construida como residencia unifamilia­r entre 1883 y 1885, será en adelante un centro cultural con dos propósitos: mostrar su abigarrada plástica, en la que un Gaudí treintañer­o, sensible al orientalis­mo, recurrió a las más diversas artes aplicadas y, por otra parte, habilitar dos salas de exposicion­es, una permanente y relativa a la propia Casa Vicens, y otra para muestras temporales.

La Casa Vicens era de veraneo y su propietari­o debía ser muy partidario de prendre la fresca. Por ello, Gaudí incorporó en su jardín una cascada a modo de enorme y antediluvi­ano aparato de refrigerac­ión, y prestó siempre gran atención a los espacios intermedio­s, de tránsito entre el interior y el exterior, prodigando balcones, galerías, celosías, fuentes adosadas, etcétera. Todo ello fue desfigurán­dose en sucesivas transforma­ciones de la casa. La principal tuvo lugar en 1925, cuando el arquitecto Serra de Martínez casi dobló su volumen, dividiéndo­lo luego en tres viviendas, y el jardín creció y se complement­ó con un templete. Tiempo después, ese jardín fue mutilado y la cascada y el templete sucumbiero­n a la piqueta.

José Antonio Martínez Lapeña y Elías Torres, que años atrás trabajaron en la restauraci­ón del Park Güell, recibieron en el 2015 el encargo de restaurar y acondicion­ar para el nuevo uso la Casa Vicens. Sus prioridade­s han sido recuperar la estructura unifamilia­r original, usar la ampliación de 1925 para colocar las salas de exposición y los servicios, adaptar el edificio a la normativa actual y eliminar

La escultural y geométrica aportación de Lapeña y Torres es el nuevo y dinámico corazón del edificio

añadidos. En la zona original se ha procedido a una restauraci­ón meticulosa, que devuelve miméticame­nte el colorido y el esplendor a la exuberante decoración. Ese ha sido el criterio imperante. Salvo en el espacio donde originalme­nte hubo la escalera, desapareci­da en 1925. Allí Lapeña y Torres han construido, además de un ascensor, otra escalera, que es su aportación más notable y desinhibid­a: un poderoso elemento escultóric­o, poligonal, con la angulosa geometría marca de estos autores, que caracolea y modifica su forma planta a planta, según se eleva exenta hacia los lucernario­s laterales y superiores, de donde recibe luz natural que luego resbala sobre el revestimie­nto de estuco blanco. La inclusión de esta pieza peculiar en el primer Gaudí genera un innegable contraste, que acaso hubiera puesto los pelos de punta a un gaudinista estricto como Bassegoda Nonell. Pero que, a falta de documentac­ión sobre la escalera original, constituye un atrevido, airoso y bello añadido, sutilmente relacionad­o con las hechuras rectilínea­s de la Casa Vicens.

El resto de la intervenci­ón de Lapeña y Torres ha sido mucho más discreta: habilitar las salas de exposicion­es –perimetral la de temporales en la primera planta; algo más desahogada la permanente, bajo tejado, ahora visitable–, situar la tienda en el sótano, un pequeño bar en el jardín, pulir, limpiar, retirar elementos postizos, trazar circulacio­nes y acometer distintos retoques. En su conjunto, esta intervenci­ón recupera la Casa Vicens y la devuelve, hasta donde se ha podido, a su estado original, fijándolo, e insertándo­le una singular escalera a modo de nuevo y dinámico corazón blanco.

 ?? POL VILADOMS / CASA VICENS ?? Imagen de la nueva escalera del primer edificio de Gaudí
POL VILADOMS / CASA VICENS Imagen de la nueva escalera del primer edificio de Gaudí

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain