Señores del balón
La larga lista de copas, trofeos y títulos que existen en el mundo del deporte podría completarse con uno más, que propongo, y que se denominaría “Señores del balón”. Sin obviar una versión femenina, máxime ante la pujanza de la práctica del fútbol entre las jóvenes. El premio en cuestión trataría de distinguir y agradecer el comportamiento deportivo –y extradeportivo– de los profesionales, con arreglo a pautas de buen hacer, modestia, entrega, espíritu de sacrificio y superación, siempre que todo ello lo hayan hecho sin levantar la voz y evitando jactancias, embrollos y aspavientos.
La idea –que tiene, lo reconozco, poco de original– me asaltó a la vista del episodio de los aplausos dedicados a Andrés Iniesta en el Juventus Stadium, el pasado miércoles. Acababa de salir del terreno por la puerta grande, en las postrimerías del partido, y en lugar de frotarse el ego y sacarlo a pasear, el bueno de Iniesta se limitó a expresar alegría contenida y agradecimiento a la afición de la Juve y de paso a otras que también le han aplaudido últimamente. Nada nuevo en su forma de ser y de actuar en sociedad. Pero me gustó, me volvió a gustar la oportunidad de comprobar
Iniesta, Bufffon, Andrea Pirlo, son nombres que evocan un fútbol de calidad, jugado con mérito y buenas maneras
que el fútbol no sólo es competición, ambición y dinero, sino también buenos modos, capacidad de contención y, en algunos casos, naturalidad y ausencia de vanidad.
“Sin ego no somos nada”, decía un buen amigo, tiempo atrás, para justificarse en una ocasión en la que se había puesto en evidencia. Sin duda, todo el mundo ha sentido alguna vez legítimo y justo orgullo por sus logros y conquistas. Faltaría más. Pero llevar los éxitos con donaire y humildad no sabe hacerlo todo el mundo. Iniesta pertenece a ese valioso colectivo que, en el mundo del deporte, sí se conduce siempre con arreglo a ese hábito. Un núcleo en el que, por supuesto, habría un buen grupo de jugadores europeos de los últimos tiempos. Cito a los europeos porque son los más próximos, en todos los sentidos, y les conocemos más.
Uno de ellos también estaba el otro día sobre el césped de Turín. Me refiero, lo habrán adivinado, al guardameta Buffon. Resultó muy emotivo verle abrazándose a Rakitic al final del encuentro. El gesto habla bien del croata, porque tiene que ver con su reciente y simbólico ofrecimiento de cederle el puesto a Buffon en el próximo Mundial. Rakitic hizo la propuesta tras ver al portero de los azzurri lloroso y roto al término del partido que confirmó la ausencia de Italia, por primera vez en 60 años, de la fase final de la competición. Y termino con un elogio al Bernabeu. Lo mereció el día de mayo del 2015 en que despidió al centrocampista Andrea Pirlo mientras, como le ocurrió a Iniesta en Turín, abandonaba el césped al ser sustituido. Pirlo también está en esa lista de “Señores del balón” y la grada blanca lo supo reconocer.