Laureada por sus investigaciones sobre el grafeno, Menéndez tiene una amplia experiencia en gestión La científica que abandera el trabajo en equipo
ESTA QUÍMICA DE ASTURIAS SE CONVIERTE EN LA PRIMERA FÉMINA EN PRESIDIR EL MAYOR CENTRO DE INVESTIGACIÓN DE ESPAÑA Y EL TERCERO DE EUROPA
Casi 80 años después, exactamente 78, una mujer liderará el mayor organismo público de investigación de España de los siete que existen y el tercero más grande de Europa, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Nunca antes hubo una presidenta, aunque sí vicepresidentas (desde hace décadas), lo que, a estas alturas del siglo y con la cada vez mayor presencia de científicas en los órganos directivos, ponía de manifiesto que la constante negativa a colocar al frente de una entidad de estas características a una mujer era una cuestión más política que de méritos personales. Pero, al fin, se ha visibilizado el papel de las féminas en el mundo de la ciencia. En el 2017, España sigue señalando el hito de ser ‘la primera mujer en...’, cuando su preparación hace décadas que se demostró igual, si no superior, a la de sus compañeros varones.
En este caso, el momento histórico se focaliza en Rosa Menéndez, nacida hace 61 años en la localidad asturiana de Cudillero. Fue en la Universidad de Oviedo donde se graduó en Química en 1980, doctorándose en 1986. Vinculada al CSIC desde 1979, su labor investigadora está relacionada con materiales y energía, a través de la optimización de los procesos de conversión del carbón y revalorización de sus derivados, así como los procedentes del petróleo, mediante su utilización como precursores de materiales de carbono para diversas aplicaciones, que incluyen almacenamiento de energía y reactores nucleares de fusión.
En los últimos años su línea de investigación se centra en el grafeno (calificado por muchos como el material del futuro) para aplicaciones que incluyen biomedicina y almacenamiento de energía. Como investigadora ha participado en más de 30 proyectos sobre el uso de catalizadores para procesos químicos para la producción de energía limpia, sistemas de almacenamiento de energía con grafeno para vehículos eléctricos y producción de grafeno para distintos usos, ha publicado más de 200 artículos en revistas internacionales de alto impacto, es autora de 10 patentes y ha dirigido 18 tesis doctorales.
A este currículum hay que sumarle su experiencia en la gestión: ocupó el cargo de vicepresidenta de Investigación Científica y Técnica del CSIC entre 2008 y 2009. Asimismo, ha sido delegada institucional del organismo en Asturias y entre 2003 y 2008 ocupó el puesto de directora del Instituto Nacional del Carbón, del CSIC, ubicado en Oviedo (Asturias). Junto a la científica, también asturiana, forma parte del Consejo Rector de la Agencia Estatal de Investigación, de nueva creación.
Rosa Menéndez siempre ha defendido que la mujer debía estar en primera línea, preparada para dar el salto a los puestos más altos, sin estridencias, paso a paso, con el buen hacer y manteniendo una de las cualidades que las féminas incorporan en el mundo laboral, el trabajo en equipo, algo que destacan sus compañeros. Eso, y su cercanía y buen trato. “Es una defensora nata”, señalan, que cree en lo que hace.
Su exposición pública se ha centrado siempre en su labor investigadora y en sus proyectos sobre el grafeno. Poco se sabe de su vida privada, más allá que tiene dos hijos a los que ha criado, como cualquier mujer de este tiempo, arañando segundos a las horas. En entrevistas realizadas en su Asturias natal, Menéndez reconoce que sus continuos viajes a Madrid y al extranjero (estuvo un tiempo en Es- tados Unidos), han hecho difícil la conciliación, esa palabra que sólo aparece cuando el interlocutor es una mujer. La clave, insiste, es contar con colaboración. No es fácil, asegura, marcharte y dejar a unos niños pequeños, pero saber que están en buenas manos hace todo más fácil.
Tras la novedad de convertirse en la primera mujer en dirigir la mayor entidad investigadora de España, llega el momento del trabajo. El CSIC, con sus 122 centros, sus 12.000 trabajadores (4.000 investigadores de plantilla.), que generan el 20% de la producción científica nacional y son responsables del 45% de las patentes solicitadas por el sector público en España, tiene problemas serios de financiación. Y sin dinero, no hay ciencia que valga.
La crisis ha hecho mella en un sector que siempre ha estado relegado a un segundo plano, pese a que a los gobernantes se le llene la boca al hablar de investigación. Llega el momento de retener el talento y acabar con la precariedad que se ha instalado en los laboratorios españoles.