Una española en la pasarela más cotizada
PADILLA, QUE YA ESTUVO EN EL DESFILE DE VICTORIA’S SECRET EN EL 2014, HA VUELTO ESTE AÑO EN PLAN ESTRELLA: CON DOS CONJUNTOS Y ALAS DORADAS
Su mánager la descubrió en el metro cuando tenía 18 años, recién matriculada en Publicidad
La primera vez que fue escogida para desfilar para Victoria’s Secret se lo tomó como un golpe de suerte. “Seguramente fue por cuota”, dijo en el chéster de Risto Mejide para justificar una elección que entonces sorprendió al mundo y que elevó su nombre, el de Blanca Padilla, en la lista de las modelos más destacadas y deseadas del planeta. La situó en lo más alto de su profesión. El Olimpo reservado a tops como Adriana Lima o Alessandra Ambrosio.
Esa vez, en 2014, esta morena madrileña de 22 años (23, el 7 de enero) que sabe lo que es hacer campañas para Dolce & Gabbana, Ralph & Russo y Aritzia y desfilar para Chanel, Balmain, Miu Miu y Givenchy, tuvo un papel discreto en el desfile lencero más esperado de la temporada. Entonces lució un solo look y en las dos ediciones siguientes vio como se caía del restringido casting (reservado a únicamente 51 modelos) que la había encumbrado.
Pero esta vez todo ha sido distinto. Blanca Padilla no solo ha vuelto a encajar en los planes de Victoria’s Secret sino que en la 22 edición del desfile celebrado esta semana en Shanghai, el que tanto ha dado que hablar por la ausencia de Gigi Hadid (las autoridades chinas no le concedieron el visado ni a ella ni a Katy Perry , ni a las rusas Julia Belyakova, Irina Sharipova y Kate Grigorieva, ni la ucraniana Dasha Khlystunel...), fue la encargada de presentar un par de conjuntos. Los dos más punks de toda la jornada y uno de ellos con alas incluidas. En un impactante destello dorado.
Padilla, que también ha sido escogida para las puestas en escena de la alta costura de Ulyana Sergeenko y Alexandre Vauthier, ha vuelto, pues, y lo ha hecho por la puerta grande. La nueva imagen de la campaña de belleza de Givenchy explica que se lo ha trabajado más que nunca. Para llegar a punto a este desfile en el que el cuerpo no solo debe ser femenino, sino que también se le exigen ciertas curvas y un punto de tonificación (pero nunca una musculación excesiva), ha confiado, explica, “en el método P.volve”.
Stephen Pasterino es el preparador físico que está tras este programa de entrenamiento que busca, además de definir la silueta con un aspecto saludable, “evitar lesiones a largo plazo”. Cuenta que usa algunos movimientos propios del boxeo, pero que evita abusar de ellos (igual que del spining) porque musculan demasiado. Y que hay que trabajar concienzudamente las caderas.
Todo estudiado para poner en forma sus piernas kilométricas (mide 1,80) y mantener la luz que hizo que un ojeador descubriera a Blanca Padilla, como todas las grandes, de forma casual. Esta morena acababa de matricularse en Publicidad (tenía 18 años) cuando Ignacio Aysha se le aproximó en el metro de Madrid para proponerle que trabajara en la industria de la moda.
Aysha, ahora su mánager, tuvo que esperar lo suyo para convencer a Padilla y a su familia para que relegara los estudios a un segundo plano. Pero la guapa madrileña al fin accedió a participar en un desfile de Albarno y comenzó ahí una carrera que no tardó en despuntar. En medio año se alzaba con el premio L’Oréal de la Fashion Week y fichaba para la agencia neoyorquina Next Models Management. Llegaron los viajes, los desfiles, los contratos y una sorpresa que todavía puede con ella. “Nunca me había imaginado que en tan poco tiempo lograría todo esto”, dice con la humildad que todavía hacen más increíbles la belleza y las medidas (82-60-88 y pesa 60 kilos) de esta modelo que, además de trabajar, entrenarse y cuidarse como nadie, aún tiene tiempo para seguir estudiando en las pocas horas que le quedan libres.