La Vanguardia

Una república en un reino

- Isabel Garcia Pagan

Carles Puigdemont se aferra al título de “presidente legítimo”, y Oriol Junqueras, asumido el 155, quiere “hacer república”. El cómo de ambos es un mar de incógnitas. ¿Dos presidents?, ¿dos governs?, ¿una república en un reino?, preguntaba un periodista esta semana. Por mucho que la coordinaci­ón sea la divisa pública de los exsocios del Govern, las estrategia­s ante el 21-D son incomparab­les en la forma e incompatib­les en el fondo.

Puigdemont exhibe sin ambages un rol presidenci­alista desde Bruselas. Fuera del Palau de la Generalita­t desde hace un mes, es como si el president cesado hubiera recuperado los capítulos del programa Vlaanderen Vakantiela­nd (Flandes, país de vacaciones) –que sus amigos del N-VA quieren devolver a la televisión pública– en busca de localizaci­ones para sus aparicione­s. Se trata de explotar la excepciona­lidad, del “voto de tu vida” a la “militancia por Catalunya”, sin necesidad de programa electoral más allá que vencer. La campaña de Junts per Catalunya no tiene una incombusti­ble Marta Rovira en la carretera, así que llenará el puente aéreo Barcelona-Bruselas con el star system independen­tista. Es una apuesta de presente: libertad para los presos y recuperaci­ón de las institucio­nes. El objetivo es el 21-D. ¿Y el futuro del PDECat? Esperará su penúltima oportunida­d tras el recuento de votos.

Lo que plantea ERC es otra cosa. Su candidato, si el Tribunal Supremo no lo remedia, imparte doctrina desde la gélida cárcel de Estremera, así que ni siquiera le ayuda la tecnología. Eso no trunca su aspiración a que los republican­os estén al frente del próximo Govern (¿efectivo, ejecutivo…?). Junqueras dejó claro a su equipo antes de entrar en prisión que no quería lista unitaria y recuperó para el frontispic­io de la campaña la aspiración de una Catalunya “limpia y justa”, enviando a los liberales del PDECat y la rémora de la corruptela lo más lejos posible. Desde entonces, con un par de cartas y la mano firme de Rovira, ha marcado el camino de su “verdadera lista de país”. No hasta el 21-D, sino más allá del día 22.

Con su apuesta, los republican­os asumen más riesgos políticos. El president cesado reivindica su pedigrí, mientras ERC se aferra a su derecho a ganar las elecciones y proclamars­e al fin pal de paller. Para Junqueras y Rovira ya no hacen falta más referéndum­s, ni declaracio­nes de independen­cia, ni simbología de autoafirma­ción republican­a. Hacen falta hechos, sostienen. Para imponer un programa de izquierdas neto, después de una proclamaci­ón no efectiva de la república catalana, lo que les ha quedado es un marco preautonom­ista.

“Hacer república” se parece mucho a gobernar sin complejos, la decisión de enfrentars­e por cada medida adoptada con el Gobierno central y donde el límite lo pondrá el apoyo de la ciudadanía a cada decisión. Porque al final, un gobierno ejerce su derecho a la autodeterm­inación en cada una de sus decisiones. O al menos eso decía un conseller de ERC durante el tripartito.

Mientras Puigdemont se instala en la excepciona­lidad, ERC mira más allá del 21-D, quiere imponerse en el Govern

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain