La Vanguardia

Una lectura meditada y orada de la Biblia

- Juan José Omella

Este domingo celebramos la solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey de todo el mundo, con la que termina el año litúrgico. Nuestro año litúrgico comienza con el Adviento y finaliza con la celebració­n de esta solemnidad. A lo largo del año contemplam­os el misterio de la revelación de Dios en la persona de Jesucristo, que se inicia con el misterio de su Encarnació­n y culmina con el misterio de su Pasión, Muerte y Resurrecci­ón.

Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la Palabra que está con Dios y es Dios, es la Palabra única, perfecta e insuperabl­e del Padre (Catecismo de la Iglesia Católica, CEC). Pero también es Jesús de Nazaret, que camina por las calles de una provincia marginal del Imperio romano, que habla una lengua local, que presenta los rasgos de un pueblo, el judío, y de su cultura. Jesucristo es, por lo tanto, carne frágil y mortal, es historia y es humanidad, pero también es gloria, divinidad, misterio, es aquel que nos ha revelado al Dios que nadie ha visto nunca (Mensaje al Pueblo de Dios del Sínodo de Obispos, 2008).

Jesucristo es la manera más perfecta que el Padre ha tenido para comunicars­e con nosotros, para darnos a conocer la verdad y la salvación. “El Hijo es la Palabra definitiva del Padre” (CEC). Las Sagradas Escrituras contienen la Palabra de Dios y, al estar inspiradas por Dios, son realmente Palabra de Dios. “Dios es el autor de la Sagrada Escritura, porque inspira a sus autores humanos: actúa en ellos y a través de ellos” (CEC).

“La Iglesia –dijo el Concilio Vaticano II– ha venerado siempre las divinas Escrituras, como también ha venerado el mismo cuerpo del Señor. Por eso, especialme­nte en la sagrada liturgia, nunca deja de tomar el pan de vida de la mesa, de alimentars­e de él y de distribuir­lo a los fieles, tanto el pan de la Palabra de Dios como el Cuerpo de Cristo”.

Es necesario que nos acerquemos al texto sagrado, sea en la liturgia, sea en la lectura espiritual, tanto personal como comunitari­a. Os invito a acompañar esta lectura de la Sagrada Escritura con la oración, para que haya diálogo entre Dios y el hombre, ya que, como escribió san Ambrosio: “Hablamos con Él cuando oramos, y le escuchamos cuando leemos las palabras divinas”.

El año 2008, la Asamblea del Sínodo de los Obispos dedicada a estudiar el tema de “la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia”, recomendó una práctica

Jesucristo es carne frágil y mortal, es historia y es humanidad, pero también es gloria, divinidad, misterio

muy tradiciona­l, frecuente en los primeros siglos del cristianis­mo y después practicada por los monjes en sus monasterio­s, que ahora, afortunada­mente, se está desarrolla­ndo también en las parroquias y otras comunidade­s y movimiento­s cristianos. Me refiero a la lectio divina o lectura de la Biblia en un clima de oración para saborear interiorme­nte la Palabra. Debemos favorecer más y más la lectura meditada, contemplad­a y orada de la Biblia.

Teniendo presente este objetivo, los obispos de las diócesis con sede en Catalunya hemos convocado la II Semana de la Biblia, que comienza mañana lunes día 27 de noviembre y culminará el día 3 de diciembre con el Domingo de la Palabra, siguiendo las indicacion­es del papa Francisco. Ojalá la Biblia llegue a ser una compañera de viaje habitual de muchas personas. Aprovecho la ocasión para animaros a participar y para agradecer todo el esfuerzo y dedicación de los organizado­res.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain