Munster en el maletero
ENRICO Letta, que fue primer ministro de Italia, explica en su libro Hacer Europa y no la guerra (Península) que nació en Pisa pero creció en Estrasburgo, adonde fue trasladado su padre. Cruzar la divisoria francoalemana le resultaba algo frecuente y tener problemas con la aduana, una cuestión habitual. En Alsacia descubrió un truco para evitarse contratiempos en la frontera: llevar un queso munster fresco y maloliente en el maletero. El aduanero se apresuraba a cerrarlo, sin prestar atención a las compras.
Letta recuerda que uno de los grandes logros de la UE ha sido borrar precisamente fronteras. En principio, se trataba de reconciliar enemigos, ahora también de compartir fortalezas. En estos momentos, cree que ha llegado el momento de librar una gran batalla por los principios. El ex primer ministro italiano propone volverse a enamorar de Europa, poniendo de relieve el atractivo y la fuerza de nuestros valores, sin renunciar a la ambición de potencia económica.
Contrastan estas tesis con las declaraciones de Carles Puigdemont a una televisión israelí, en que consideraba a la UE un club decadente y obsoleto, ligado a intereses económicos más que discutibles, por lo cual los catalanes deberían decidir si desean seguir en él. Estas manifestaciones no han agradado a ERC ni al PDeCAT. En ambos casos, sus portavoces han afirmado que no se imaginan a Catalunya fuera de Europa y que no son euroescépticos aunque sean críticos. El propio Puigdemont matizó más tarde en un tuit su postura: “El catalanismo es indudablemente europeísta. Siempre lo ha sido, lo es y lo seguirá siendo. Queremos una Europa más integrada, próspera, democrática y comprometida. Nos hemos de conjurar para mantener vivos estos valores”. No hay que desenamorarse de Europa, sino dejarse seducir por el encanto de sus valores, como sugiere Letta. Sólo los populistas sueñan con volver a llevar munster en el maletero.