Juan Casamayor
EDITOR
El fundador de Páginas de Espuma, la exquisita editorial especializada en cuentos, inscribió ayer su nombre entre los grandes editores del mundo, al recibir el premio FIL al Mérito Editorial, que consigna el relevo generacional del sector.
Se llevan bien, pero representan dos mundos. El tamaño importa y Claudio López de Lamadrid (Barcelona, 1960) coordina desde Barcelona el grupo Penguin Random House (PRH), uno de los dos gigantes –junto con Planeta– de la edición en español, con autores como Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa o Philip Roth, entre otros miles, y las oficinas centrales del grupo –dominado por los alemanes de Bertelsmann– se encuentran en Nueva York. Juan Casamayor (Madrid, 1968) dirige desde la capital de España su propia editorial independiente, Páginas de Espuma, junto a su esposa, Encarnación Molina, con un catálogo que alterna clásicos (Poe, Chéjov...) con nombres que van de Samanta Schweblin a José María Merino o Eloy Tizón. Casamayor recibió ayer, en un solemne acto en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara (México), el premio al Mérito Editorial, un galardón en el que le han precedido nombres como Antoine Gallimard, Jorge Herralde o Jaume Vallcorba y que marca, por tanto, un importante relevo generacional en el mundo de la edición española. Editor grande y editor chico, Barcelona y Madrid, este domingo dialogaron a petición de La Vanguardia en el hotel Hilton de Guadalajara.
Casamayor lleva 15 años seguidos viniendo a la FIL, López de Lamadrid unos 20. El primero publica 15 títulos al año, el segundo 35 en Literatura Random House –el sello que dirige directamente– pero muchos más sumando las otras editoriales del grupo que coordina (50 en Alfaguara, 35 en Debate...). América Latina es cada vez más importante: “Ahora facturamos el 50% o 60% aquí, antes solo el 40%”, revela López, mientras que Casamayor –que tiene en su catálogo ya más autores latinoamericanos que españoles– ha pasado del 20% a “más del 30%”.
¿Es cierto que ha caído el consumo de libros en Cataluña?, les preguntamos. “Yo estoy en un 20% menos –confiesa el editor de Páginas de Espuma–, mientras que en Madrid estoy haciendo mi mejor año”. “El efecto del proceso sólo ha afectado al mes de octubre, que ha sido fatídico –apunta el coordinador de PRH– pero el global anual es muy bueno”. Ambos hacen un esfuerzo por que los autores latinoamericanos se conozcan cada vez más en España aunque apuntan que “los escritores españoles interesan muy poco en América Latina”, en palabras de Casamayor. “No les importa un carajo lo español, son mucho más localistas”, remata López, que en su colección Mapa de las Lenguas publica cada año al menos 24 títulos de latinoamericanos (la mitad en Alfaguara y la mitad en Random House).
Páginas de Espuma está especializada en cuentos. “Jamás publicaré una novela –asegura su editor– porque eso me convertiría en una mera cantera para los grandes grupos. Ahora, es un pequeño milagro, los autores de los grandes se pasan a publicar sus cuentos conmigo. Hay ciertos libros que sólo en un sello pequeño son bien tratados”. “Es lógico –reconoce López– porque el tiempo y dedicación para cada novedad es mucho mayor. Estoy convencido de que Instrumental de James Rhodes yo lo hubiera vendido menos que Blackie Books”. “Cada sello nuestro –prosigue el coordinador de PRH– trabaja como si fuera una editorial independiente. Yo, como director de Literatura Random House, no comparto nada con Alfaguara o Lumen, cada uno tiene su equipo, simplemente nos coordinamos dentro del grupo. A veces en los grupos, la tendencia es distinta”, afirma, en lo que parece una velada alusión a Planeta. “La ventaja que tengo sobre Juan –prosigue– es que no tengo que hacer yo solo mi catálogo, sino junto a los editores de cada uno de los países, creo en la edición colectiva”. ¿Se sienten presionados? “Es mucho más duro para Juan, que trabaja con su cuenta bancaria”. “Mi misión –apunta Casamayor– es hacer rentable un gusto muy personal. Pero si no vendo, me va mal todo, la vida en general”. “Claro, si a mí me va mal –replica López–, me despiden pero en tu caso sufre tu familia”.
Hace unos años, algunos pronosticaron que la clase media editorial desaparecería, que sólo quedarían los grandes grupos y las pequeñas independientes. Aunque editoriales como Tusquets han sido absorbidas por gigantes, siguen existiendo sellos como Salamandra o Anagrama. “Ojo, Anagrama ya no es independiente –matiza López–, es una editorial del grupo italiano Feltrinelli”. Justo en ese momento –cosas de Guadalajara– el editor milanés Carlo Feltrinelli, acaso porque ha oído su nombre, acude a saludar a los contertulios desde la mesa de al lado. “¡Carletto!”, le abraza López de Lamadrid.
Claudio López COORDINADOR DE PENGUIN RANDOM HOUSE “Uno de mis grandes éxitos es ‘La broma infinita’ de Foster Wallace, hoy no me atrevería a contratarlo, me he vuelto prudente”
El peso de América Latina es creciente en la facturación: un 55% en Random y más del 30% en Páginas de Espuma Juan Casamayor DIRECTOR DE PÁGINAS DE ESPUMA “Jamás publicaré novelas, eso me convertiría en cantera de los grandes, con los cuentos son sus autores los que vienen aquí”
“Esto es más duro para Juan –admite López– porque opera con su cuenta corriente, la de su familia”
De sus momentos como editor, López escoge La broma infinita de David Foster Wallace, pues “todo el mundo me dijo que estaba loco, lo contraté siendo yo era muy inconsciente. Ahora no me atrevería, me he vuelto prudente con la edad. Entonces me tiré a la piscina y ha resultado un superventas, se vende cada año y ha funcionado como buque insignia del sello. Hoy lo rechazaría del miedo que me daría pillarme los dedos”. Casamayor cita “la antología de cuentos Pequeñas resistencias, hecha por Andrés Neuman, pues “veinte de aquellos autores seleccionados están hoy con nosotros”. Finalmente, López de Lamadrid dice que “a veces somos muy panolis, los últimos premios FIL a la trayectoria de un autor han sido a extranjeros, muy buenos, cierto, como Norman Manea, Claudio Magris o Emmanuel Carrère. Pero han dejado que Ricardo Piglia se muriera sin premio, y a César Aira le va a pasar lo mismo. ¿No se lo merece Javier Marías?”.