Las tabaqueras pagan anuncios contra los cigarros
La campaña de “la verdad” es fruto de un pleito de 18 años
Uno de los anuncios dice: “El tabaco mata 1.200 personas al día. Más gente pierde la vida cada año por fumar que por homicidios, sida, suicidios, drogas, accidentes de coche y alcohol, combinados”.
En otro se indica que las tabaqueras diseñan los cigarrillos con la intención de crear y mantener la adicción, no es fácil de dejarlo”.
El cowboy de Marlboro, santo y seña de una época, hace tiempo que los desterraron de Times Square, el rincón global de Nueva York. Ahora, cualquier televidente se planta ante la pantalla y descubre que, al lado de promociones patrióticas de bourbon, surge el horror del tabaco.
La campaña de “la verdad”, que se desarrolla en medios estadounidenses desde este domingo, no la sufraga la Asociación Americana contra el Cáncer (ACS) o cualquier otra organización que lucha por la salud pública.
Esta divulgación contradice el espíritu de la publicidad. Los que pagan se tiran piedra contra su tejado. La campaña corre a cargo de las industrias de la nicotina. Tampoco debe pensarse que se trata de un ejercicio placentero de masoquismo comercial.
En cada uno de esos comerciales se precisa que Altria, R.J. Reynolds Tobacco, Lorillard y Philip Morris USA no hacen más que cumplir una orden judicial.
Esta campaña de anti promoción es la culminación legal de 18 años. El Departamento de Justicia inició el pleito en 1999. El gobierno federal perseguía castigar a los productores de cigarrillos por las décadas en que engañaron a los consumidores respecto a los peligros de su oferta.
En el 2006 se produjo el fallo de la juez Gladys Kessler, que ordenó a las compañías difundir “pronunciamientos correctos”en los que se subrayara los riesgos para la salud de los usuarios y la naturaleza adictiva que supone fumar. La empresas se negaron a cumplir esa orden mediante apelaciones en las que, entre otros extremos, también combatían el lenguaje a utilizar.
El litigio ha llegado a su fin y los anuncios deberían aparecer en los grandes medios por un año.
“Este es un momento de mucha relevancia”, remarcó en un comunicado Douglas Cliff de la ACS. “Es la primera vez en que se les obliga a confesar y decir toda la verdad”, reiteró. Se sirvieron de los mejores abogados del país y todas las herramientas disponibles para retrasar “el juicio final”.
“Han luchado durante once años para evitar la verdad”, declaró a la NBC Robin Koval, director ejecutivo de Truth Initiative (iniciativa de la verdad), organización sin ánimo de lucro”.
La compañías han logrado, sin embargo, alguna pequeña victoria. No han de admitir que “deliberadamente” mintieron y manipularon sus anteriores campañas de promoción. Tampoco han de incluir llamativas imágenes sobre los daños que causa el tabaco en las personas. Otros recalcaron su éxito porque, dado un proceso tan largo, el efecto será menor por la caída de las audiencias televisiva y de la prensa.
“El tabaco mata” dice la voz del comercial que se han visto obligadas a sufragar las propias compañías