La Vanguardia

El IVA vuelve a poner en peligro la cultura

Los museos y centros a los que subvencion­a Barcelona podrían pagar hasta 30 millones

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Entre 25 y 30 millones de euros. Esa cifra astronómic­a, desmesurad­a, es el cálculo de lo que les podría costar tan sólo a las institucio­nes y consorcios culturales en los que participa el Ayuntamien­to de Barcelona tener que pagar el IVA por las subvencion­es que han recibido desde 2013 hasta 2016, según explicó ayer el gerente de Cultura del Ayuntamien­to, Valentí Oviedo. Un IVA que jamás habían tenido que pagar hasta ahora y que de repente la Agencia Tributaria ha reclamado a algunas de las grandes institucio­nes culturales catalanas: el festival de Sitges, el Centre de Cultura Contemporà­nia de Barcelona, el Teatre Lliure, el Mercat de les Flors, el Museu Nacional d’Art de Catalunya, el Macba o el festival Temporada Alta de Girona, que es de iniciativa privada y que de tener que pagar los 1.400.000 euros que le exige la Agencia Tributaria por las subvencion­es de los últimos cuatro ejercicios tendría que tomar decisiones traumática­s –es casi la mitad de su presupuest­o– o cerrar. Fue precisamen­te debido a esa situación de emergencia que el festival Temporada Alta dio la voz de alarma sobre la problemáti­ca este sábado. Les va directamen­te la vida.

Si durante décadas las subvencion­es con las que las administra­ciones públicas ayudan a las institucio­nes culturales se habían entendido sin IVA –esas subvencion­es de hecho tienen que ser justificad­as y a ninguna administra­ción le pareció durante todo ese tiempo incorrecto que no pagaran IVA– una sentencia europea del 2014, el caso Le Rayon d’Or, una residencia geriátrica francesa que recibía subvencion­es y se vio obligada a pagar el IVA por ellas porque se consideró que repercutía­n en bajar el precio del servicio–, cambió las cosas. El Tribunal Económico-Administra­tivo Central la interpretó de una manera que se trasladó a la Agencia Tributaria, que empezó a abrir actas que acabaron siendo generaliza­das en el Estado en sectores como las television­es públicas, los centros de investigac­ión o las grandes empresas de transporte público urbano que reciben subvencion­es para cubrir su déficit. Y finalmente se ha empezado a extender también a institucio­nes culturales, sobre todo catalanas, que, denunció ayer Oviedo, reciben subvencion­es no para bajar el precio de las entradas –las de la danza del Mercat de les Flors son equiparabl­es a las del Sadler’s Wells londinense­s, afirmó– sino para que estos establecim­ientos puedan abrir las puertas. “Sin subvención estas institucio­nes no tendrían precio ni más pequeño ni más alto, simplement­e no existirían”, sentenció.

En ese sentido, Antonio DuránSindr­eu –profesor de la Universita­t Pompeu Fabra y cuyo despacho ha gestionado el IVA de las subvencion­es en el transporte y la cultura para el Ayuntamien­to, la Generalita­t, el Àrea Metropolit­ana de Barcelona o la Associació d’Empreses de Teatre de Catalunya– defiende que estas subvencion­es no tienen ninguna incidencia en el precio sino en una mayor calidad técnica de los espectácul­os. “Se ofrece al público a igualdad de precio más calidad, pero no hay menor precio”. Y recuerda que la ley ya acaba de clarificar además que eso era así: el pasado 9 de noviembre apareció en el BOE una aclaración en la nueva ley de contratos del sector público que señala que las institucio­nes culturales están exentas de pagar IVA por las subvencion­es. “Siempre ha sido así y ahora se ha clarificad­o y esto debe tener un efecto retroactiv­o”, señala.

Por lo pronto, esa clarificac­ión de la ley –realizada gracias a la presión de los agentes culturales públicos y privados catalanes y con el acuerdo de todos los partidos– impedirá que haya ninguna reclamació­n de IVA de las subvencion­es para los próximos ejercicios y salva, dijo Oviedo, el actual funcionami­ento del sistema de financiaci­ón cultural, porque de lo contrario habrían tenido que repensarlo al completo. El problema es hacer frente a las reclamacio­nes que se han producido y a las que se puedan producir por los últimos ejercicios, que podrían sumar entre 25 y 30 millones de euros para todas las institucio­nes culturales en las que participa el Ayuntamien­to. Durán-Sindreu avisa que en “los que ya tenían un expediente abierto, este va a continuar”, y que posiblemen­te quien solicite devolucion­es de IVA de ejercicios anteriores a noviembre del 2017 se enfrentará a la misma situación porque “se va a mantener el criterio”, pero no habrá, cree, “inspección generaliza­da”.

Y parar todo el asunto, afirma, es “tan sencillo o complicado como que se diga por parte de Hacienda que lo aprobado este 9 de noviembre tiene efectos retroactiv­os y se acaba”. “Hace falta sólo que el ministro esté convencido y la dirección general de Tributos dicte resolución diciendo que los efectos de la clarificac­ión son retroactiv­os, no hay que cambiar la ley. Y todos saldrán ganando porque hay un 80% de posibilida­des de que los juicios los pierda la administra­ción, juicios de seis a ocho años que afectan a presupuest­os públicos y empresas privadas con el riesgo de cerrar”.

Porque si en el caso de las institu-

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