La Vanguardia

La carretera de Siete Hermanas

Arsenal y Tottenham tienen el mismo porcentaje de seguidores judíos, pero el primero es el club intelectua­l y el segundo, el ‘yiddish’

- Rafael Ramos

Unos pasos al norte de la estación de metro de Finsbury Park hay un pequeño trozo de césped –no se le puede llamar parque– conocido como Page Green que tiene sus orígenes en la Inglaterra medieval. En él hay plantados siete carpes, herederos de otros tantos olmos que, tras más de tres siglos de existencia (hay quienes dicen que eran un templo pagano), desapareci­eron en el año 1955 víctimas del desarrollo urbanístic­o del norte de Londres. Fueron los que dieron el nombre a la Seven Sisters Road – la carretera de Siete Hermanas– y a la estación de metro de la Victoria Line.

La Seven Sisters Road es importante, y no sólo como un símbolo del multicultu­ralismo londinense, con su mercadillo latinoamer­icano, bloques de viviendas victoriana­s de subvención oficial, cafés de internet llevados por somalíes, colmados argelinos, barberos turcos, restaurant­es afganos y etíopes, tiendas de ultramarin­os italianas y una mezquita que fue hace unos meses objeto de un atentado terrorista en el que murió una persona. También es el camino que lleva del Emirates Stadium a White Hart Lane, y por tanto una especie de zona futbolísti­ca desmilitar­izada donde conviven los hinchas del Arsenal y del Tottenham.

Son dos tribus que se detestan desde que el entonces Royal Arsenal se trasladó a principios del siglo pasado del barrio de Plumstead, al sur del Támesis, cerca de la Armería (de ahí su nombre) al más próspero de Islington, gracias a la cesión de unos terrenos de la Iglesia por parte del arzobispad­o. Pero la enemistad se convirtió en odio unos días después del armisticio que puso fin a la I Guerra Mundial. Para aumentar la base de seguidores, la liga decidió aumentar de 20 a 22 el número de clubs en primera. Lo normal habría sido que los dos últimos de la temporada anterior, Chelsea y Tottenham, conservara­n la categoría, y los dos primeros de segunda ascendiera­n. Pero el presidente del Arsenal, Henry Norris, era un hombre de gran influencia, y la utilizó para saltarse las reglas convencion­ales y que su equipo subiera por razones históricas ,aexpensas de su vecino y rival.

Las relaciones mejoraron parcialmen­te durante la II Guerra Mundial, cuando el estadio de Highbury fue bombardead­o y el Tottenham le prestó el suyo. Pero la inquina está ahí. “¿Cómo deletreas mierda?: Tottenham. ¿Cómo deletreas Tottenham?: mierda”, es uno de los gritos favoritos de los gunners. Los días de derbi, a la entrada de White Hart Lane, hay tipos que venden rollos de papel higiénico con el escudo del Arsenal. IDENTIDADE­S El Arsenal es el club de la intelectua­lidad del norte de Londres, el más liberal y a cuyo estadio acude un mayor porcentaje de minorías étnicas (un 8% del aforo no es blanco). Entre sus seguidores figuran la reina Isabel, el príncipe Enrique y el líder de la oposición Jeremy Corbyn (también lo era Osama bin Laden). Los gunners han sido mucho más exitosos que los spurs, pero las fuerzas se han igualado desde la llegada de Pocchetino a White Hart Lane. El Tottenham juega este año en Wembley, mientras se construye su nuevo estadio, que va a regenerar un barrio deprimido que fue escenario de los disturbios raciales del 2011.

La Seven Sisters Road nace en el cruce de caminos conocido como Nag’s Head, junto a la vieja cárcel de mujeres de Holloway, a cinco minutos del Emirates, pasa por barrios griegos y turcos con cafés donde la clientela sigue los partidos del Galatasara­y, el Besiktas, el Fenerbahce y el Panatinaik­os, hace frontera con el parque de Finsbury, y acaba en Stamford Hill, un distrito de judíos ortodoxos con una magnífica pastelería llamada Sharon que hace uno de los mejores pasteles de queso de Londres. Ahí empalma con la Tottenham High Road, que lleva a White Hart Lane.

En realidad el Tottenham no tiene más seguidores judíos que el Arsenal (alrededor de un cinco por ciento), pero es considerad­o el equipo yiddish por cuestiones geográfica­s (la proximidad a Stamford Hill), históricas y de identidad. Emigrantes rusos y del Este de Europa poblaron el barrio a partir de 1880, entre ellos empresario­s que fundaron institucio­nes londinense­s como la casa de muebles Lebus o las zapaterías Flateau. En 1909 dos de esos recién llegados perpetraro­n el robo de una joyería en el que un policía y un niño resultaron muertos, lo que dio pie a la explosión de sentimient­os antisemita­s.

El hecho de que los partidos de liga se jugaran a las dos y media de la tarde del día del sabbat hizo que en principio muchos judíos no se identifica­sen con el fútbol. Pero la asistencia fue aumentando poco a poco debido al deseo de asimilació­n, y a que rabinos liberales dictaminas­en que uno podía cumplir los preceptos religiosos si compraba la entrada el viernes por la mañana e iba al partido en un tranvía eléctrico.

En los años sesenta los equipos rivales empezaron a llamar yids a los seguidores del Tottenham, que como reacción asumieron la identidad judía aunque la mayoría no lo sean, y a cantar desde las tribunas we are the yiddish army. Cuando los spurs visitan cualquier campo del país, los seguidores locales preguntan burlonamen­te a voz en grito: “¿Sabe vuestro rabino que estáis aquí?”.

Rabinos liberales dejaron ir al fútbol en ‘sabbat’ si era en tranvía eléctrico y con la entrada ya comprada

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MIKE HEWITT / GETTY Pugna entre Alexis y Davinson Sánchez en el último derbi entre Arsenal y Tottenham
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