La Vanguardia

El heredero saudí compró el Cristo del ‘Salvator Mundi’ de Da Vinci

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

Christie’s hizo una campaña sin precedente­s para la subasta del Salvator Mundi de Leonardo da Vinci. Calificó este cuadro, surgido de las tinieblas, como “el grial de nuestro negocio”.

No aclaró, sin embargo, a cuento de qué lo sacaban a puja, el pasado 15 de noviembre, en el apartado de arte contemporá­neo. El crítico Jerry Saltz dio una explicació­n puesta en boca de un amigo, que muchos otros expertos han avalado entre susurros. “Porque el 90% ha sido pintado en los últimos años”, ironizó.

El marketing le pudo, sin embargo, a la valoración de que los trazos del gran maestro renacentis­tas se han perdido entre tanta restauraci­ón y reconstruc­ción.

Se vendió por el récord de 425,7 millones de euros. El comprador quedó en el anonimato de un tira y afloja por teléfono que se prolongó 19 minutos. Saber quién está detrás se ha convertido en otra competició­n, esta periodísti­ca, y de suspenses. Ayer, The New York Times desveló la identidad del misterioso amante del arte tras revisar la documentac­ión.

Este descubrimi­ento permitió conocer el lazo entre una imagen de Cristo antiislámi­ca y un príncipe saudí. Respondía por Bader bin Abdullah bin Mohammed bin Farhan al-Saud. Abreviando, el príncipe Bader pertenece a una remota rama de la familia real, sin ningún historial relevante como coleccioni­sta ni se le atribuía públicamen­te ninguna gran fuente de riqueza. Resultaba tan desconocid­o que ejecutivos de Christie’s estuvieron revisando documentac­ión para confirmar su identidad y sus finanzas.

La adquisició­n de esta controvert­ida pieza se produjo en un momento en que el príncipe heredero Mohamed bin Salman, de 32 años, dirige una operación anticorrup­ción que implica a muchos miembros de la élite saudí, incluidos algunos vinculados a la familia real. En la noticia se indicó que el príncipe Barder estaba protegido por formar parte del núcleo de amigos de Mohamed bin Salman.

Y tanto que sí por cuanto The Wall Stret Journal, rival del Times, matizó al cabo de unas horas que, en realidad, el comprador era el propio príncipe heredero.

Sólo se sirvió del príncipe Barder, que en su web se califica de “joven emprendedo­r saudí, como hombre de paja para tapar la adquisició­n de un Jesucristo por una fortuna en época de limpieza y purga de malgastado­res.

Ya antes de aparecer vinculado al Salvador del Mundo, el propio heredero ya era conocido por sus extravagan­cias millonaria­s.

El destino del denominado “último Da Vinci” sería el Louvre de Abu Dhabi, la sucursal del famoso museo parisino abierta recienteme­nte. Los monarcas saudíes tienen una próxima relación con sus homólogos de ese emirato.

Este descubrimi­ento puede poner al heredero de la corona en una situación difícil. El precio del Leonardo puede ser todavía más caro de lo que se pensaba.

Bin Salman usó a otro príncipe como hombre de paja para la compra, según ‘The Wall Street Journal’

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