La Vanguardia

Las dudas del atún

El aumento del total de capturas permitidas no contenta ni a ecologista­s ni a la industria

- ALBERT MOLINS RENTER Barcelona

El atún rojo sigue nadando en un mar de dudas y el aumento de las capturas autorizada­s recienteme­nte no contenta ni a las organizaci­ones ecologista­s ni a la potente industria alimentari­a.

Amediados de noviembre tuvo lugar en Marrakech la última reunión del ICCAT (la Comisión Internacio­nal para la Conservaci­ón del Atún Atlántico, por sus siglas en inglés). Esta era un reunión importante porque se tenía que decidir si se aumentaba el total de capturas admitidas del atún rojo (TCA) y, en caso afirmativo, cómo se repartía este incremento entre las flotas pesqueras entre todas las partes contratant­es que integran el ICCAT.

En el 2007 y tal como cuenta Ana Gordoa –investigad­ora del CSIC y coordinado­ra del comité científico para el atún rojo del este, responsabl­e de evaluar y asesorar a la Comisión– “el atún estaba sobreexplo­tado, pero no en peligro de extinción. Ese mismo año, el ICCAT implementó un plan de recuperaci­ón que debería durar hasta el 2022, pero dos años después, sin dar tiempo de respuesta a las medidas, hubo quien lo quiso incluir en la lista Cites de especies amenazadas, pero el análisis de su estado mostró que no cumplía los requisitos. Incluso había quien decía que en el 2012 ya no quedaría atún rojo”. El plan de recuperaci­ón estableció nuevas medidas de conservaci­ón y control y entre las muchas adoptadas destaca el aumento de la talla mínima, que cambió el plan de explotació­n y redujo la temporada de pesca. Este plan de recuperaci­ón debía durar hasta el 2022, para ser sustituído por un plan de gestión.

Finalmente, la decisión de la Comisión fue aumentar el TCA hasta las 28.000 toneladas para el 2018, hasta las 32.000 para el 2019, y hasta las 36.000 para el 2020, y ajustándos­e a las recomendac­iones del comité científico. El TCA para el 2017 ha sido de 23.155 toneladas.

Como suele suceder en estos casos, la decisión del ICCAT no ha contentado a nadie, y no ha despejado las dudas sobre si la especie está plenamente recuperada o no.

Por un lado, ecologista­s como World Wildlife Fund (WWF) pedían que la decisión que se tomara no comprometi­era la “lucha de más de diez años para salvar y gestionar de forma sostenible las poblacione­s amenazadas de atún rojo, recuperaci­ón de la especie que habían permitido todos estos años de capturas muy limitadas”.

Por el otro, la industria pesquera argumentab­a que la especie estaba plenamente recuperada y que por tanto se podía aumentar el TCA –incluso más–, y pasar de un plan de recuperaci­ón a otro de gestión de los stocks, que finalmente se establecer­á en el 2019. Pero también hay profesiona­les que manifiesta­n dudas sobre el impacto que este aumento pueda tener sobre los precios y la calidad del atún que llega al consumidor.

Desde WWF se ha valorado esta decisión de forma muy negativa porque dicen que los propios científico­s advierten que “no pueden confirmar la plena recuperaci­ón del stock”. Por este motivo, creen que “el ICCAT ha elegido primar los beneficios económicos a corto plazo, cuando esperábamo­s una victoria de conservaci­ón a más largo plazo”.

Según Ana Gordoa, la informació­n que ha manejado el comité científico indica que existe mucha probabilid­ad de que “el atún rojo está muy cerca de estar recuperado, pero en el informe no se afirma que lo esté porque nos hacen falta más datos que nos permitan establecer una relación entre stock y reclutamie­nto, que es lo que nos debe permitir establecer una biomasa de referencia y decir si el stock está sobreexplo­tado o no”.

Por su parte, Raúl García –portavoz de WWF– pide al comité científico que “mejore su metodologí­a para brindar recomendac­iones científica­s robustas y claras en el futuro”, aunque reconoce que también ha habido cierta fatalidad, porque “se han perdido algunos índices históricos de pesca”. Desde Greenpeace, Sebastián Losada

PLAN DE RECUPERACI­ÓN Durante 10 años, la pesca de esta especie ha estado muy limitada

LOS ECOLOGISTA­S Los activistas dicen que los científico­s no aseguran que los stocks estén recuperado­s

LA INDUSTRIA

Patronales y empresas creen que la subida de las cuotas podría haber sido mayor

LOS CIENTÍFICO­S

El comité opina que los datos indican el probable buen estado de la población del pez

–su responsabl­e de Océanos– asegura que “hay estudios que demuestran que cambiando un solo parámetro de los datos del comité científico, las magnitudes sobre cómo está el stock cambian radicalmen­te”.

En este sentido, Gordoa recuerda que antes de la reunión de noviembre “han existido reuniones de datos preparativ­os en marzo, julio y septiembre, para poder dar la mejor recomendac­ión posible, pero que sigue habiendo agujeros y que faltan datos históricos de tallas de algunas pesquerías”.

Obviamente desde la industria –aunque con matices– se ve todo de forma distinta, y con sentimient­os encontrado­s. “Por un lado estamos contentos con que se haya aumentado el TCA, pero no con la forma en que la UE ha negociado el reparto de la cuota”, dice Juan Serrano, director ejecutivo del Grupo Balfegó.

De todos modos, desde el sector también se considera que la subida del TCA se ha quedado corta, ya que “se auguraba que podría llegar a las 32.000 toneladas (para el 2018), después de los informes científico­s que atestiguab­an la recuperaci­ón de esta especie”, dicen desde la Confederac­ión Española de Pesca (Cepesca).

En opinión de Serrano, “el comité científico dice que la población de atún rojo está recuperada. La prueba es que nosotros hace tres años pescamos 1.600 toneladas de atún en 25 horas. Antes, para alcanzar esa cifra, los barcos tenían que estar 10 meses en el mar”. Serrano asegura que “la del atún rojo es la pesquería mejor gestionada y con más trazabilid­ad. Por ejemplo, sólo pescamos ejemplares por encima de su madurez sexual, que en el caso del atún rojo se alcanza cuando el pez tiene 4 años y pesa entre 25 kg y 30 kg. Nosotros no podemos pescar animales por debajo de los 30 kg ni de menos de 9 o 10 años”, dice el directivo.

Pero Josep Comas Arrom, propietari­o de Arrom, la mayor distribuid­ora de atún de España, no lo tiene tan claro: “La verdad es que los científico­s no han podido demostrar al 100% la recuperaci­ón de la población”, pero en cambio dice que “sí que habrá más atún en el mercado, por lo que los precios bajarán”. Pero lo que de verdad preocupa a Arrom es que “durante todos estos años, el atún ha sido un producto muy cuidado, y quizás a partir de ahora no sea tratado con el mismo cariño” .Todo un mar de dudas.

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