Israel responde con dureza a Hamas
El Tsahal replica con bombardeos, que dejan dos muertos, los misiles desde Gaza
Durante la noche del viernes al sábado, la aviación del ejército israelí atacó cuatro objetivos de Hamas en Gaza –entre ellos, dos fábricas de armas–, tras el lanzamiento de al menos tres cohetes por parte de los islamistas. Según fuentes palestinas, el ataque aéreo del Tsahal provocó dos muertos. Los cuerpos fueron recuperados bajo los escombros en Jan Yunis, al sur de la franja. Los cohetes dirigidos a localidades al sur de Israel alcanzaron en parte suelo israelí, y otros fueron interceptados por la batería antimisiles Cúpula de Hierro.
Ayer se reanudaron las manifestaciones de protesta y enfrentamientos en Cisjordania, Jerusalén Este y la frontera de Gaza, con menor intensidad y con la participación de varios centenares de manifestantes en cada frente abierto. Según los portavoces militares israelíes, en Cisjordania se movilizaron más de 1.000 palestinos en distintos puntos, y resultaron heridas leves al menos tres personas.
Durante el nuevo “día de la ira”, los manifestantes quemaron neumáticos y lanzaron piedras y cócteles molotov hacia las fuerzas hebreas, que estaban en máxima alerta. La tumba de Raquel en Belén y la ciudad de Tulkarem fueron los puntos donde se registró mayor violencia, que se saldó con varios arrestados.
Según el Ministerio de Sanidad palestino, el viernes hubo un muerto y más de 200 heridos. El general israelí Yoav Mordechai lanzó ayer un llamamiento a los habitantes de Gaza, advirtiéndoles de que Hamas está jugando con fuego. Y afirmó: “La continuación del lanzamiento de misiles conllevará una dura reacción. No nos pongan a prueba”.
En Israel afirman que hasta el momento las protestas están bajo control, pero temen que los grupos islamistas Hamas y Yihad Islámica, que declararon la tercera intifada, intenten reanudar los atentados suicidas, como ocurrió en el segundo levantamiento. Por ello, las fuerzas israelíes continuarán en estado de alerta.
El portavoz de Hamas, Abed Alatif, que participó en las protestas del norte de Gaza, amenazó: “Se equivoca totalmente quien piense que la declaración norteamericana cambiará la realidad histórica y la situación geográfica de Jerusalén. Jerusalén es árabe e islámica y el corazón de Palestina”. Según los analistas, el grupo islamista –que controla Gaza– intenta reaccionar con más intensidad que la Autoridad Nacional Palestina (ANP), pero trata de controlar las llamas para impedir una reacción militar israelí más contundente.
En la Muqata de Ramala, la sede palestina del presidente Mahmud Abas, continúan recuperándose del shock provocado por la declaración del presidente Donald Trump. Ayer, el asesor del presidente palestino para asuntos diplomáticos, Majed Jaladi, advirtió que el rais palestino no se reunirá en los próximos días con el vicepresidente Mike Pence, porque, según él, “EE.UU. cruzó todas las líneas rojas al declarar que Jerusalén es la capital del Estado de Israel”.
El asesor del rais se suma así a las palabras de uno de los hombres fuertes de la ANP, Jibril Rajub, que declaró en la víspera que el vicepresidente Pence “es una persona non grata en Palestina”. El vicepresidente pidió reunirse con Abas el 19 de diciembre en Belén, pero aparentemente ese encuentro no tendrá lugar.
Por otra parte, el premier israelí, Beniamin Netanyahu, llamó varias veces a Trump y en una de las llamadas reconoció: “Está escribiendo la historia, como Balfour [el ministro británico que en 1917 declaró que los judíos tendrían un hogar nacional]”.
Los eventos de los últimos días aún no se pueden definir como tercera intifada, pero tienen algo en común con los dos levantamientos previos. La guerra de los medios de comunicación protagonizada por ambas partes es parte íntegra de los acontecimientos. Desde el miércoles, cientos de enviados especiales aterrizaron en la zona para unirse a los cerca de 1.000 corresponsales permanentes.
Tres horas después de la llamada de Trump a Abas para informarle de su intención sobre Jerusalén, varios periodistas palestinos y occidentales recibieron una llamada de Belén para invitarles a cubrir un “acontecimiento importante”. A su llegada, vieron un pequeño grupo de activistas palestinos que quemaban fotos de Trump en la localidad en que nació Jesús. Algunos medios informaron que se trataba de una amplia protesta.
Un periodista europeo que acudió al lugar pensando que se trataba de un cambio de estrategia palestina ante la polémica declaración comentó: “Debemos ir con cuidado, porque a veces nos intentan utilizar. En el Sinaí fueron asesinados 300 fieles por el Estado Islámico, tras el rezo del viernes, y cientos de miles de cristianos y musulmanes han sido masacrados en los últimos siete años. Necesitamos algo más de sentido común”.
Un asesor de Abas rechaza la posibilidad de que el presidente palestino pueda reunirse con Pence