La Vanguardia

El Supremo investigar­á a más miembros de ERC y la CUP

El juez solicita un informe a la Guardia Civil sobre el comité estratégic­o del 1-O Las nuevas indagacion­es podrían afectar a Marta Rovira y Anna Gabriel Los pasos del juez revelan que ya se centra en la supuesta rebelión

- Isabel Garcia Pagan Barcelona

La campaña no pasaba por la rambla Aragó de Lleida, pero la entrada de madrugada de la Guardia Civil en el Museu Diocesà la convirtió en el escenario del día. La orden judicial que ponía en marcha el traslado de piezas al monasterio de Villanueva de Sijena no es el fin de un conflicto que dura décadas sobre la propiedad de las obras, pero la decisión de enviar a una decena de vehículos de la Benemérita a las tres y media de la mañana, en plena campaña, evidencia que los tribunales han renunciado a su tradiciona­l discreción mientras los procesos electorale­s están en marcha.

La Audiencia de Huesca dio el paso de madrugada. El Tribunal Supremo esperó hasta pasado el mediodía. Convertido en sombra del antiguo Govern, sus altos cargos y dirigentes del PDECat y ERC, el magistrado Pablo Llarena puso ayer en marcha la maquinaria judicial para apuntalar la causa contra los responsabl­es del referéndum del 1 de octubre, el paro del día 3, la declaració­n de independen­cia del 27 y el paro del 8 de noviembre.

Las investigac­iones que llevaba a cabo el juzgado de instrucció­n número 13 de Barcelona recogen informes detallados de la Guardia Civil sobre lo que los agentes denominan “comité estratégic­o” del proceso que ponen ahora a nuevos nombres en el punto de mira del Supremo. Marta Rovira es una de ellos, pero también Artur Mas, o antiguos miembros del Govern que dejaron sus cargos por no compartir la estrategia que se llevaba a cabo, como Neus Munté o Joan Vidal de Siurana y, por primera vez, diputados de la CUP, como Anna Gabriel o Benet Salellas. La libreta Moleskine de Josep Maria Jové, ex secretario general de Economia, no sólo pone caras al carrusel de reuniones paralelas al Consell Executiu en el que se gestaba el camino hacia la independen­cia, sino que también plasma el viraje en el posicionam­iento de algunos de sus protagonis­tas.

Las dos decisiones judiciales condiciona­ron ayer la campaña de los independen­tistas aunque en sentidos inversos. ERC, Junts per Catalunya y la CUP se pusieron en marcha de madrugada camino a Lleida con el argumentar­io contra el Gobierno central y los partidos que apoyaron la intervenci­ón de la Generalita­t por la vía del artículo 155 de la Constituci­ón.

El conflicto de los bienes de Sijena había unido a casi todos los partidos en el Parlament, que aprobó hace un año una resolución para defender la conservaci­ón en el Museu de Lleida y en el MNAC las obras procedente­s del monasterio oscense. La resolución la firmaron Junts pel Sí, el PSC, los comunes, la CUP y hasta el PP, mientras en Ciudadanos, que se abstuvo, culpaban a los grupos no independen­tistas de mantener un doble discurso a un lado y otro del Ebro. La disputa entre los gobiernos de la Generalita­t y de Aragón fue víctima del proceso, pero también de la falta de diálogo institucio­nal durante años. Se abortaron los intentos de un acuerdo entre la Generalita­t y el Gobierno de Aragón, y en la vía judicial hasta uno de los abogados del Ejecutivo catalán se encontró con las cuatro ruedas del coche pinchadas al salir del juzgado de Huesca.

Pero es que no ha habido contacto ni entre miembros del mismo partido. El alcalde de Lleida, Àngel Ros, del PSC, confesaba ayer mismo que no había hablado con el presidente maño, Javier Lambán, del PSOE. Lambán irá hoy a Villanueva de Sijena para ver 43 de las 44 piezas reclamadas (un lienzo del siglo XVIII no se ha encontrado en el museo de Lleida) y celebrar su triunfo. Mientras, Ros fue recibido con abucheos en las puertas del museo por las decenas de manifestan­tes congregado­s, mientras Joan Tardà calificaba de “atropello”, “vergüenza” y acto de “humillació­n” hacia los catalanes. El mismo discurso desplegaro­n Mireia Boya, de la CUP, y Laura Borràs, de JxCat.

Los socialista­s suman una de cal y otra de arena en Lleida. El domingo, Miquel Iceta y Pedro Sánchez llenaron el teatro del Escorxador y ayer fueron el blanco de todas las críticas. El candidato socialista exhibió cintura política: “Uno se puede leer los decretos del Gobierno tras el 155 y Sijena, arte o

Lleida no salen, no tiene que ver una cosa con otra”.

Más contención hubo sobre el alcance de la investigac­ión del Supremo. En el bloque constituci­onalista porque no va con ellos y en el independen­tista porque las imputacion­es pueden estar al caer. Más aún entre los republican­os, justo el día en que Oriol Junqueras pedía por escrito al magistrado autorizaci­ón para participar en la campaña electoral con una alegación de lo más nítida: “La realidad es que el escenario político actual es el de acatamient­o del 155 de la Constituci­ón, el de sometimien­to a un proceso electoral, el del cese del

CONFLICTO ENQUISTADO

Durante el proceso, a un letrado del Govern le pincharon las ruedas en el juzgado de Huesca

EL PAPEL DEL PSC

Iceta triunfó con Sánchez el domingo, ayer Ros era abucheado en el Museu de Lleida

MACROCAUSA

El juez también pide informació­n sobre los Comités de Defensa de la República

RELACIÓN TENSA

“¿No sabéis hacerlo todo? ¡Hacedlo!”, soltó un alto cargo; Jové anotó: “¿Venganza?”

gobierno de la Generalita­t y el de la propuesta (...) de escenarios de diálogo y resolución bilateral de conflictos políticos”.

El juez Llarena persigue a los responsabl­es de actuacione­s “tendentes a lograr la independen­cia de la comunidad autónoma de Catalunya” entre CDC y su partido sucesor, el PDECat; ERC, la CUP, Òmnium, la ANC y la AMI, pero también sobre las actuacione­s de los Comités de Defensa de la República y sus responsabl­es, a pesar de que su constituci­ón es de base asambleari­a. La investigac­ión busca apuntalar la acusación de rebelión y sedición al pedir informació­n a la Guardia Civil sobre iniciativa­s concertada­s entre el Govern, los partidos y las entidades, pero también sobre campañas de publicidad y hasta sobre los “posicionam­ientos” de los miembros del denominado “comité estratégic­o”.

La evolución de las posiciones la recogió el propio Jové: en febrero del 2016 Puigdemont recordaba la necesidad de contar con un 50% de apoyos para que la comunidad internacio­nal apoyara el proceso soberanist­a, mientras que siete meses después anotaba que Puigdemont “no parará”. Recorrido inverso hizo Mas. En febrero del año pasado defendía la importanci­a de la ruptura ante la imposibili­dad de “tenerlo todo preparado”, mientras en los últimos meses se posición contra la declaració­n unilateral de independen­cia. Las reuniones consignada­s también revelan las dudas sobre el éxito de un referéndum unilateral, sobre las garantías de la desconexió­n, pero también, sobre la dura convivenci­a entre PDECat y ERC.

Una reunión sobre presupuest­os arrancó hablando de impuestos y acabó con una disputa sobre el referéndum todavía sin fecha: “¿No lo sabéis hacer todo? ¡Hacedlo!”. “¿Dolido? ¿Venganza? ¿No quiere que lo consigamos?”, anotó Jové.

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POOL EFE / ACN

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