La Vanguardia

Alarma en Nueva York por un atentado frustrado

La impericia de un terrorista con una bomba evita una matanza en el metro

- FRANCESC PEIRÓN Nueva York. Correspons­al

El metro de Nueva York pasa un momento crítico por su mal funcionami­ento. Los retrasos y las aglomeraci­ones son moneda común. Un desastre cotidiano.

Ayer fue todavía a peor, al menos a la hora punta de la mañana y, en especial en el lado oeste de Manhattan. La megafonía iba loca. “Debido a una investigac­ión de la policía los trenes se saltan la parada de la calle 42, Times Square”, repetía sin cesar, mientras los convoyes en el Upper West Side se retrasaban o no hacían el stop debido a que iban hasta los topes. Los andenes de la calle 86, en la línea 1 (roja), se hallaban todavía más abarrotado­s.

“Si ven un paquete sospechoso no lo toquen, avisen a la policía”, insistía una y otra vez la voz ambiental. No había quejas entre los usuarios. Total resignació­n.

En ese momento, y en esta época de teléfonos móviles e informació­n al segundo, la mayoría ya tenían algo claro. Por mal que vayan las cosas, siempre pueden empeorar. Una odisea, pero todos parecían consciente­s de que se trataba de una bendición comparado con lo que podría haber sido. Sólo hubo tres heridos leves cuando, en otras circunstan­cias, habría sido una gran tragedia.

La bomba casera que llevaba adosada Akayed Ullah, de 27 años, originario de Bangladesh y residente en Brooklyn, estalló a las 7,20 horas en el corredor subterráne­o que por la calle 42 conecta la estación de buses de la Porth Autorithy con una colección de líneas de metro.

Ullah, la cuarta víctima y más grave, resultó con quemaduras en las manos y el abdomen. La explosión se produjo en el pasillo que une la Octava avenida con la Séptima, ese cruce de caminos global que es Times Square.

Este es uno de los nudos del transporte metropolit­ano más condensado­s de la ciudad.

“Dejadme ser claro –sostuvo el alcalde Bill de Blasio–, ha sido un intento de ataque terrorista. Gracias a Dios, el autor no ha conseguido su último objetivo”.

El gobernador Andrew Cuomo lo calificó de “lobo solitario”. A pesar de esta conclusión inicial, los investigad­ores acudieron a registrar su vivienda, compartida con dos hermanos. “Nunca hablaba con nadie, siempre se le veía solo”, explicó un vecino a la NBC. “No era muy amigable”, comentó otro a la CNN, quién matizó que la tranquilid­ad familiar habitual se rompió este fin de semana con gritos y llantos.

Según el gobernador, Ullah obtuvo online la informació­n para construir su artefacto, descrito por

ARTEFACTO CASERO

El resultado fue de cuatro heridos, tres leves y uno, el autor, algo más grave

ACTUÓ SOLO

Akayed Ullah, de 27 años y de Bangladesh, llegó en el 2011 con un visado familiar

los expertos de “amateur”. Todo apunta a que su impericia evitó una situación más dolorosa. “La investigac­ión preliminar en la escena nos indica que el individuo portaba un explosivo improvisad­o de baja tecnología enganchado con velcro y cintas de plástico”, señaló James O’Neill, jefe del cuerpo de policía neoyorquin­o (NYPD), en la rueda de prensa celebrada por las autoridade­s sobre el asfalto de la calle 42, que podría haber saltado por los aires tres horas antes.

“Lo ha detonado intenciona­damente”, aclaró O’Neill en relación con el ingenio compuesto con una batería de nueve voltios.

Pero el jefe de la policía, tras reconocer que Ullah realizó “pronunciam­ientos” una vez en la ambulancia, no detalló el contenido. Diversas fuentes indicaron que Ullah expresó fidelidad al Estado Islámico (EI), aunque no había indicio alguno de que hubiera mantenido contactos con esta organizaci­ón. La CNN apostilló que justificó su ataque en respuesta “a las incursione­s” en Gaza del ejército israelí.

Otros medios, como The New

York Times, apuntaron que el autor eligió el escenario por los carteles de Navidad que hay allí, porque habría querido emular los ataques a mercados navideños en Europa, y en réplica a los bombardeos estadounid­enses en Siria y otros lugares contra musulmanes.

Ullah entró en Estados Unidos en febrero del 2011 gracias a uno de los visados concedidos por la residencia en el país de otros familiares. Entre el 2012 y el 2015 trabajó de taxista. Le caducó la licencia. En sus declaracio­nes a la policía indicó que había construido el artefacto en su trabajo. Por lo visto, ahora estaba en una empresa dedicada a las reparacion­es eléctricas. El presidente Trump emitió un comunicado en el que aprovechó para reclamar una regulación de la inmigració­n más restrictiv­a, festejó su orden contra los viajeros de ocho países y pidió actuar contra el tipo de visado familiar. Además, también abogó por la pena de muerte en estos casos.

La portavoz de la Casa Blanca reconoció, sin embargo, que la ideología fundamenta­lista carece de fronteras. Los investigad­ores creen que Ullah se radicalizó en EE.UU. y que su principal influencia estuvo en internet.

El ruido y el humo sembraron el terror en el corredor bajo tierra, a escaso mes y medio de que un conductor, Sayfullo Saipov, matara ocho personas en Manhattan al grito de “Alá es el más grande”.

“No podía ver nada, sólo he oído una explosión y he corrido, como los demás, buscando la salida más próxima”, afirmó una mujer, identifica­da como Carmen, en una llamada al teléfono de emergencia del 911. “He tenido un ataque de páni- co, no podía respirar, he sentido dolor en el estómago, ahora sólo quiero coger un tren para regresar a casa”, añadió.

“Cuando escuchamos sobre una bomba en el metro, que es en muchos sentidos nuestra peor pesadilla, las cosas han ido mejor de las primeras expectativ­as y temores”, recalcó Cuomo. El jefe O’Neill recordó que 3.000 agentes patrullan a diario en el metro. “Tenemos un grupo de respuesta estratégic­a”, aseguró.

La policía ha desbaratad­o 26 intentos desde que en 1993 se produjo el primer ataque a las Torres Gemelas, que luego cayeron con el 11-S del 2001.

Pero se necesita algo más en la prevención. “Hay seis millones de personas –insistió el responsabl­e del NYPD– que usan el tren a diario. Cada uno ha de ir con los ojos abiertos, prestad atención. Si ves algo que te incomoda, llama o habla con un agente. Dadnos la oportunida­d de investigar”.

Después de descartar que hubiera otros peligros en ciernes, el sistema de transporte recuperó la normalidad habitual.

Antes, al circular por el bypass de la calle 42 –Times Square–, en los andenes de las líneas 1,2 y 3, por lo general superpobla­dos, no había nadie. Una imagen que ilustró la amenaza. “Es muy raro ver esto así”, afirma un viajero mirando por la ventanilla. “Te hace pensar, pero hemos de seguir, no podemos caer en la trampa del miedo”, añade.

Otra viajera, que se expresa en español, ofrece su visión de lo ocurrido. “Ha sido un milagro”.

CONTRA LA INMIGRACIÓ­N

Trump ve reforzadas sus ideas y pide la pena de muerte en “casos apropiados”

EN BROOKLYN

Los vecinos de Ullah lo definen como una persona poco sociable, siempre en soledad

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CHARLES ZOELLER / AP Despliegue policial en Times Square a los pocos minutos de saltar la alarma
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LA VANGUARDIA
FUENTE: Google Earth LA VANGUARDIA
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DREW ANGERER / AFP Policías de Nueva York montan guardia junto a la terminal del atentado frustrado
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HANDOUT / REUTERS Akayed Ullah

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