La Vanguardia

“Santos que yo te pinté”

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Domingo por la mañana, fuera hace frío y dentro planea esa lentitud del que se propone que las horas sean largas. El tocadiscos canta “santos que yo te pinté, demonios se tienen que volver”. Se lo dice Jota, de Los Planetas, a una chica a la que avisa de que, bueno, la suya no va a ser la relación de amor más apacible, a pesar de que nadie la querrá como él. Será la mirada viciada, pero la canción me hace pensar en las promesas de los partidos para el post-21-D, en todo aquello que no podrán cumplir después de una campaña electoral en la que la mayoría cimientan sus principios cargando sobre los demás. Tres partidos a la cabeza, según las encuestas, y otros cuatro que pondrán sus votos para inclinar la balanza hacia o contra el independen­tismo. Gobernará –si es que sale un Govern– el partido que sepa sumar más apoyos parlamenta­rios, y el que tiene que ponerse de acuerdo con otro sabe que tendrá que renunciar a, o por lo menos matizar, algunas de sus promesas, especialme­nte las de cabecera.

Si Junts per Catalunya, ERC y la CUP no suman o no se ponen de acuerdo en el grado de lateralida­d para aplicar su república –justicia vigilante–, aparecerán brechas. Para flirtear con Catalunya en Comú deberán renunciar a todo aquello que huela a unilateral (y algo más). Mientras, CatComú teje hacia ERC y hacia PSC para hacer un frente de izquierdas, social. Esquerra tendría que renunciar a la unilateral­idad con la que hoy vuelve a marcar tipo ante JxCat, y es de suponer que exigiría al PSC desmarcars­e muy mucho del PP y el 155, hasta del PSOE, y quizá revocar algunas de las consecuenc­ias del dichoso artículo de la Constituci­ón. Por cierto, ¿el PSC accedería a dar la presidenci­a a Esquerra como fuerza más votada de este bloque según las encuestas? ¿Iceta haría presidente a Junqueras o Rovira? Ya han dicho que no. ¿Y al revés? Escenario sólo para aficionado­s a la serie Borgen y guionistas ingeniosos.

Gobernará el partido que sepa sumar más apoyos y, por tanto,matizar promesas de cabecera o renunciar a ellas

El tercer posible pacto más recurrido es el de Cs, PSC y PP, pero habrá que ver si suman más que los independen­tistas y los términos de un acuerdo que tampoco sería sencillo por el riesgo de quedar diluidos y parecer todos lo mismo. Así que, en tiempo de empates, “santos que yo te pinté, demonios se tienen que volver”. ¿Se dirán algo parecido los candidatos cuando se arreglan frente al espejo para salir a convencern­os?

La dificultad de imaginar qué pasará en el post-21-D es el mejor reflejo de que convocar elecciones como salida hacia delante de un problema que es binario –independen­cia sí o no–, profundo y de posiciones irrenuncia­bles no es la solución. Puede ser un gran enredo, ¡demonios!

Agnès Marquès

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