“No hay exilio en una democracia”
Manuel Valls, ex primer ministro de Francia
El ex primer ministro francés Manuel Valls (Barcelona, 1962) participó ayer en un diálogo con Javier Solana organizado por el Círculo de Empresarios, junto al Cercle d’Economia y Esade, bajo el título “Una Europa mejor para todos”, auspiciado por el Banc Sabadell. Valls, que participará el sábado en un acto con Inés Arrimadas y que ayer mantuvo una reunión con Miquel Iceta –con ambos mantiene una buena relación–, ha sido una de las voces europeas más críticas con el independentismo.
¿Una Europa para todos?
Europa es un proyecto increíble, pero en los últimos años se ha agitado con la globalización, la crisis económica… Está la subida de los populismos, el Brexit, la tentación regionalista. Es el momento de decir que hay un proyecto europeo que ha de tomar un sentido: el de ser un conjunto de un alto nivel político democrático económico y asociado con un mundo que está cambiando.
La “tentación regionalista”... ¿Catalunya?
Los dirigentes europeos tardamos en hablar de este tema. En decir a los propios catalanes que no había posibilidad para Catalunya de salir del conjunto español sin pensar en las consecuencias. Marchar de España no daba la posibilidad de quedarse en la Unión Europea y en la zona euro. Si los dirigentes europeos lo hubiesen dicho antes, las cosas habrían sido diferentes. O quizás el Gobierno español lo tendría que haber pedido.
¿Preocupa?
No es un problema catalán o español: es un problema para Europa. Y si España se rompe, si hay tensiones, esto tendrá consecuencias muy importantes para Europa. Hay mucha inquietud. Europa, que ha dominado el mundo, se puede romper: el Brexit, Catalunya, Italia del norte, la subida de los populismos…
¿Cree que Europa tendría que haber mediado?
No. El diálogo, la construcción política los tienen que hacer las fuerzas políticas catalanas y españolas. Una mediación querría decir que estaríamos reconociendo una forma de separatismo.
¿Cree que se tendría que pactar un referéndum?
Todas las fuerzas políticas en el conjunto de España y Catalunya tienen que hacer el esfuerzo para reconstruir una relación, pero esta no se puede construir con la idea de un referéndum pactado que dé la posibilidad a los catalanes de pensar que podría ser la independencia, porque si se hace eso, no habrá diálogo y habrá una confrontación muy fuerte entre Catalunya y el resto de España. Hay una comisión en el Congreso que reflexiona sobre una reforma de la Constitución y modelo territorial. La unidad de España y su diversidad me parece que es lo más importante y no se puede tocar.
¿Qué opina de que haya políticos catalanes en prisión?
En una democracia no hay presos políticos. Los dirigentes independentistas catalanes sabían perfectamente a lo que se exponían cuando decidieron iniciar este proceso. Y en una democracia, con una Constitución como la española, el
Estado de derecho se tiene que hacer respetar.
Tampoco considera que haya un Govern en el exilio.
No hay exilio en una democracia y menos en Europa. Dirigentes independentistas esperaban que Europa o países de Europa apoyasen el proceso de independencia: no hay ningún gobierno que lo apoye. Y ahora lo que veo con preocupación es una crítica muy violenta que se hace, además desde Bruselas, contra las instituciones.
¿Las elecciones pueden ser un punto de inflexión?
Después del 21-D, se tiene que entrar en un proceso de diálogo, que será largo.
¿Cómo ha de ser ese diálogo?
Un dialogo en el que nadie pueda sentirse humillado, sin victimismo. Se ha jugado mucho con esto en Catalunya: nos roban, o no nos quieren. ¿Cómo en Catalunya y en Barcelona con la potencia que representa se ha podido pasar de un complejo de superioridad a uno de inferioridad? Se tiene que salir del victimismo. Hay una identidad catalana que siempre ha existido en el conjunto español, pero hay reglas, hay un contrato, hay un Estado de derecho.