El abad de los ‘fraticelli’
El cabeza de lista de la CUP no lleva camisetas, como sus antecesores David Fernàndez y Anna Gabriel. Tampoco es un dandy como Antonio Baños, aquel cupero fugaz que llevaba chaleco de pincho y ahora gasta en las tertulias ironía de poeta de extramuros. Carles Riera es un hombre maduro, pulcramente vestido, con el pelo canoso pulcramente cortado, que habla con pulcritud profesoral. Se deja fotografiar con abrigo, bufanda y espigada gorra de tweed. Parece un docente inglés. Las gafas, de vidrio importante, refuerzan su mirada, que es decidida y oscura. Penetrante. La ideología no está en sus prendas, está en su mirada de profesor sin sombra de duda que desafía sin pestañear las inseguridades de sus interlocutores. Esta seguridad conecta con el radicalismo que se asocia a la CUP: la impugnación total del sistema político y económico catalán (decapitación de Artur Mas), español (exigencia de desafío de la legalidad) y europeo.
A diferencia de los partidos convencionales, llenos de tipos previsibles,
La ideología no está en sus prendas, está en su mirada de
profesor sin sombra
de duda
los personajes que la CUP hace subir cada poco tiempo al escenario revelan un banquillo variopinto y pintoresco. Después del feminismo insobornable de Anna Gabriel, comparece Carles Riera, heredero del catolicismo catalanista. Ha presidido el Ciemen, que el secretario del abad Escarré fundó en Viboldone, cerca de Milán, donde el mítico monje montserratino pasaba su exilio. Desde la sede del monasterio de Cuixà, en la Catalunya francesa, el Ciemen se convirtió en centro de peregrinación de jóvenes reflexivos. Cuixà fue uno de los principales focos de la mutación del moderno catolicismo catalán en religión nacional sustitutoria.
La CUP se jacta con frecuencia de abanderar el viejo anticlericalismo anarcoide, pero sin el componente católico no se entendería. Montserrat, Escarré, Cuixà, Xirinacs. Cuando la CUP apareció en el escenario, Juliana y yo los llamábamos fraticelli: nos recordaban a los movimientos cristianos pobres y puritanos que se revolucionaron en la edad media contra la opulenta Iglesia romana. Ahí está Carles Riera: el abad de los fraticelli.