Los disidentes
Este martes le echo mucho valor y, en vez de hablar de Catalunya, les hablaré de Madrid. Pongamos que hablo de Madrid, que Sabina puso en boca de Antonio Flores. Y lo hago mirando las fotos publicadas estos días de dos calles madrileñas por las que la autoridad mandó andar en una sola dirección. El Ayuntamiento cree que con la dirección obligatoria se alivia el tráfico humano. A la vista de las fotos, no está demostrado. Y empiezo a sospechar que la visión del insólito espectáculo tiene un efecto llamada y empiezo a temer que combatir el atasco humano provoque un embotellamiento todavía peor.
Pero de momento, lo que muestran las fotos es fascinante. Representa el sueño dorado de un líder político, y no necesariamente un sátrapa: todos los ciudadanos caminando en la dirección que él les marcó, naturalmente por su bienestar. Es la representación gráfica del pensamiento único, todos hacia el mismo destino, mirando sólo la espalda de los demás pasajeros, sin verles la mirada ni conocer su gesto. “Ladran, luego cabalgamos”: la escena ideal para que un ensalzador oficial pueda escribir encendidos artículos sobre la responsabilidad cívica, la madurez social del pueblo anónimo y el fruto de la costosa inversión educativa.
Hay algo que recuerda a Corea del Norte, hasta que descubro en casi todas las fotos a alguien que va en dirección opuesta a la marcada por la autoridad. ¡Cielos, los disidentes! ¿Cómo se le habrán escapado a la eficacia informante, sólo informante, de los guardias? Los discrepantes no son muchos: en ninguna foto pasan de la media docena. “Una insignificancia”, dirá la gerente estadística a la autoridad. “Se impondrá el sentido común de la mayoría”, dirá un informe con membrete. “Se ha abierto una investigación para conocer no sólo el origen, sino la finalidad de la disidencia”, dirá una nota de prensa. “Media docena de díscolos no rompen la uniformidad viandante”, escribirá el editorialista del diario próximo al poder. Pero al final del recorrido, la media docena de disidentes cantará victoria: “¡Lo hemos conseguido!”. La resistencia a la dirección única ya tendrá sus héroes. Lo mismo acaban pidiendo la independencia de Madrid.