El cierre del histórico Arinco deja Palamós sin cine
El Ayuntamiento está estudiando alternativas y espacios para que la ciudad vuelva a contar con proyecciones aunque sean ocasionales
Palamós se ha quedado sin proyecciones cinematográficas. Tras 56 años en activo, el cine Arinco ha echado el cierre. Su clausura supone el fin de la exhibición comercial en la tercera ciudad más poblada del Baix Empordà después del adiós de otro histórico, el cine Kyton, hace tres años. El Consistorio busca ahora alternativas con el fin de que vuelvan las sesiones cinematográficas a este municipio turístico que en agosto puede llegar a triplicar su población y superar los 50.000 habitantes. La alternativa que tienen ahora sus vecinos y visitantes son las multisalas de la localidad vecina de Platja d’Aro.
No hay marcha atrás. La decisión de los dueños del cine Arinco, inaugurado en 1961 en la céntrica avenida Onze de Setembre y reconvertido en espacio multisalas en 1990, es firme. La gerente, Lluïsa Xarnach, explica que “la única” razón del cierre se debe a que los propietarios “son mayores y están cansados” para seguir al frente de un negocio que marcó toda una época en Palamós. “Ya en sus inicios era un cine muy moderno, la pantalla era enorme y la sonoridad perfecta”, explica el ferviente aficionado al séptimo arte Lluís Molinas, que recuerda como si fuera ayer la inauguración de aquel local de 999 butacas. “A la una de la noche del día anterior al estreno aún estaban poniendo las aceras que conducían al cine. La primera película que se proyectó fue una del oeste de Stewart Granger”, explica Molinas, autor de libros como Costa Brava, plató de cinema y que entonces era locutor en La Voz de la Costa Brava.
Más allá del cansancio de los propietarios, el alcalde de Palamós, Lluís Puig (ERC), constata que las razones económicas también están detrás del adiós de los cines en Palamós. “Los dueños vieron que la explotación comercial del negocio no era viable y por eso decidieron cerrar”, explica Puig, que asegura que el Consistorio intentó convencer a los propietarios con bonificaciones en impuestos o subvenciones. Pero la decisión estaba tomada. “Nos dijeron que ya habían tenido una mala experiencia con el cine Kyton, que había acumulado muchas deudas, y que no querían que ocurriera lo mismo con el Arinco”, explica Puig. En el lugar que ocupaba el Kyton se construirá un aparcamiento, un bloque de pisos y un supermercado. “Para el espacio del Arinco no hay nada previsto”, afirma Xarnach. La sociedad que lo impulsó mantiene alquilada la cafetería Mònica, al pie de las salas.
La muerte del cine en Palamós supone un revés para el tejido comercial, especialmente para los locales de restauración. “Los que más lo notarán serán los bares y restaurantes ya que eran los que más se beneficiaban al acabar las sesiones”, constata Miquel Agell, de la asociación que promueve el Foment Empresarial del Comerç i Turisme de Palamós.
Entre los vecinos, la sensación es que el pueblo es el único culpable. “Lo hemos dejado morir nosotros; si no hay suficiente gente que vaya, es lógico que haya cerrado”, explica la vecina Roser Huete, que pide al Ayuntamiento que se esfuerce para que Palamós vuelva a contar pronto con proyecciones. Considera que espacios como el teatro La Gorga podrían acoger cine en un futuro.
El alcalde de Palamós asegura que el Consistorio estudia distintas alternativas para mantener las proyecciones, aunque sean ocasionales. “Es difícil que vuelva el cine comercial, pero estamos analizando otras opciones como sesiones de cine infantil o de autor”, afirma. El modelo que seguir sería el de otras ciudades vecinas como Palafrugell o Begur, donde espacios municipales acogen proyecciones regularmente.
El Consistorio intentó convencer a los dueños con bonificaciones fiscales, sin éxito