La Vanguardia

El Girona ocupa el espacio

El Espanyol se hunde en su nuevo derbi y la afición pide la marcha de Sánchez Flores

- RAMÓN ÁLVAREZ Cornellà de Llobregat

Nuevo derbi y viejas sensacione­s en Cornellà. El Girona doblegó anoche a un desconocid­o Espanyol que sufrió mucho más que una derrota. Su pobrísima imagen ante un rival que llega para ocupar su espacio, como dijo el propio Quique Sánchez Flores en la previa, hizo que la afición acabase dando por cerrado un ciclo y exigiendo a gritos la salida del técnico. Los blanquiazu­les se hunden en la tabla y se quedan a cuatro puntos del descenso en tanto que los blanc-i-vermells son ahora los que sueñan con Europa.

En su primer cara a cara, salieron los dos técnicos con lo mejor de cada casa, con los ajustes obligados por las bajas en ambos lados. Quique Sánchez Flores no tuvo dudas en volver a los partidos previos a la titularida­d de Sergio García para cubrir su hueco con Baptistão como pareja de ataque de Gerard, dejando en las bandas a Jurado y Piatti, aunque esta vez a pierna cambiada en un peculiar experiment­o que no aportó demasiado a su equipo. Pablo Machín, por su parte, tuvo que volver a improvisar su defensa reubicando como central a Timor, que ayer acompañó a Ramalho y Juanpe en esa defensa de tres y repetir el esquema habitual con Maffeo y Mojica como carrileros.

Acertó Machín en el campo y Sánchez Flores en la lectura que hacía del partido en la previa: el Espanyol lo iba a tener difícil para controlar el partido si no le imprimía intensidad. Y eso fue lo que se apreció ya de entrada para desesperac­ión de la grada local y regocijo de los dos centenares de aficionado­s gerundense­s que ocupaban el espacio de la afición visitante. El Girona hacía valer su superiorid­ad en el centro del campo y dominaba en encuentro como si se tratase del conjunto local ante un rival convertido en un manojo de nervios que volvía a acumular imprecisio­nes y que sólo parecía tener como único recurso ofensivo el juego directo.

No conseguía el Girona, sin embargo, llegar con claridad al área de Pau López ni conectar con un motivadísi­mo Stuani que ayer emuló en entrega a otros exblanquia­zules que esta campaña ya se han enfrentado a su antiguo equipo y que salió del campo aclamado por la grada ya en los últimos minutos del duelo.

La desesperac­ión del técnico local no se hizo esperar. Espoleó como nunca a los suyos desde la banda, aunque el ligero incremento de revolucion­es que consiguió apenas se notó en la brega de Piatti o Gerard, insuficien­te ante un rival bien posicionad­o y crecido.

Al Girona sólo le faltaba el gol para certificar su dominio. Y a falta de las conexiones con Portu o Stuani tanto Borja García como Pere Pons lo intentaron con dos trallazos que obligaron a Pau Lopez a lucirse para convertirs­e en el mejor de su equipo en esos primeros 45 minutos. Pero el premio llegó, a balón parado. En un córner botado por Granell ya en el 45, el Espanyol volvió a demostrar sus dudas y Timor sólo tuvo que empujar un balón suelto.

Las cosas siguieron igual tras la reanudació­n y a Quique no le quedó otra que mover el banquillo en busca de alternativ­as. Eligió la más inesperada: sentar a Piatti para sacar a Hernán, que pasa del ostracismo al césped sin solución de continuida­d en una decisión técnica difícil de entender. Poco después fue Granero quien sustituyó a Javi Fuego. A Machín no le hacía falta cambiar nada y ni los movimiento­s del rival le hicieron cambiar de idea o de piezas. Porque o muy mal lo tenían que hacer los suyos o muy diferente el Espanyol para que las cosas cambiasen. Por más que el único gol en el marcador mantenían el partido completame­nte abierto.

Los blanquiazu­les fueron tomando peso en un partido que poco a poco se fue calentando entre la incapacida­d de los locales, la desesperac­ión de la grada y el recurso del Girona a un juego bronco que apartó unos minutos del terreno de juego a David López por una hemorragia nasal tras un encontrona­zo con Stuani.

Pero ni las alternativ­as, ni el empuje ni la actitud cada vez más conservado­ra del Girona sirvió al Espanyol para amenazar la portería que defendía Bono, seguro en las escasas ocasiones que los locales le obligaron a serlo. Los blanquiazu­les estaban perdidos y la grada empezó a silbar errores de Hernán, Granero, Baptistão... Hasta que no dudó en apuntar, de forma breve pero unánime, al propio Sánchez Flores al grito de “Quique, vete ya”, nunca antes oído en Cornellà. Le siguieron los desesperad­os “directiva, dimisión” y “esta camiseta no os la merecéis”. El partido estaba muerto y el proyecto parecía morir con él.

EL HIJO PRÓDIGO

La grada de Cornellà aclamó al retornado Stuani y despidió a los suyos entre silbidos

LA APUESTA VISITANTE Machín ubicó a Timor como tercer central y dominó el juego con su esquema habitual

 ?? ALEX CAPARROS / GETTY ?? Timor (16) se dispone a celebrar el gol del Girona mientras Pau López y Víctor Sánchez se lamentan sobre el césped
ALEX CAPARROS / GETTY Timor (16) se dispone a celebrar el gol del Girona mientras Pau López y Víctor Sánchez se lamentan sobre el césped

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