Arquitectura defensiva
Valverde protege el inicio de su proyecto priorizando el dispositivo de seguridad
El primer éxito de la etapa de Ernesto Valverde ha sido producto de la seguridad defensiva. Con los empates a cero consecutivos en los campos del Olympiacos y el Juventus, el Barcelona aseguró su clasificación para los octavos de la Liga de Campeones como líder de grupo. Luis Enrique Martínez arrancó su proyecto con el objetivo de convertir el Barça, demasiado mecánico, en un equipo imprevisible. Su sucesor se convenció, después de la inapelable derrota en la Supercopa de España y el adiós de un elemento desequilibrador como Neymar, de que debía empezar la casa por los cimientos. Y los cimientos están en la retaguardia.
INEXPUGNABLE
Con un solo gol encajado en la fase de grupos de la Champions, el Barça consigue su mejor registro
EL PUNTO DE INFLEXIÓN
El equipo recibió cinco dianas en la Supercopa y un total de ocho en los 23 partidos siguientes
A falta de cuatro jornadas para la conclusión de la primera vuelta, el blaugrana es, junto al Atlético de Simeone, el conjunto menos batido de las grandes ligas europeas. Siete goles, que significa un promedio de 0,46 por partido, ha encajado en la competición Ter Stegen, una figura clave en la contención, autor de intervenciones que suman puntos. En Europa, el PSG , con 25 dianas, ha establecido un nuevo récord anotador en una liguilla de la Champions. Con un rendimiento ofensivo muchos más modesto que el conjunto parisino (9 goles), el Barcelona ha igualado los mejores registros defensivos de esta fase, con un solo gol encajado.
El cambio aplicado por la dirección técnica ha sido drástico y, a juzgar por la posición en las diferentes competiciones, enormemente productivo. El Barça pasó de recibir dos derrotas y 5 goles (2,5 de promedio) en los partidos de la Supercopa a permanecer invicto e ingresar 8 goles en los siguientes 23 encuentros (una media de 0,34). Y no todo es mérito de Ter Stegen. La imprevisibilidad de Luis Enrique, fundamentada en la poderosa capacidad de desequilibrio del tridente, dejó de tener sentido con el traspaso de Neymar al PSG y la falta de adaptación y posterior lesión de su sustituto, Dembélé. Valverde tuvo que cambiar goles por seguridad, rebajar el instinto para reforzar el concepto de equipo. Messi definió la metamorfosis en una entrevista de Marca después de recibir la Bota de Oro: “La marcha de Ney ha provocado que hayamos cambiado nuestra forma de juego. Perdimos un potencial ofensivo muy grande, pero eso también nos favoreció en el aspecto defensivo. Actualmente estamos más armados en la mitad de la cancha, tenemos más orden y eso hace que seamos más fuertes defensivamente”.
El rigor del sistema, fundamentado en la compacidad entre las líneas, prioriza la restricción de oportunidades para el adversario independientemente de los planteamientos tácticos y de quiénes sean los encargados de ejecutarlos. El modelo acentúa las cualidades del equipo respecto a las individualidades y se ha reducido el impacto de las ausencias. Resulta significativo, en este sentido, el rendimiento de Vermaelen como alternativa en el eje de la defensa. El belga ha disputado cinco partidos consecutivos a causa de las lesiones de Umtiti y Mascherano y ha mostrado una consistencia incuestionable.
Más que fútbol –aunque el Barça no ha renunciado a las líneas maestras de su estilo como la idea de asumir la iniciativa a través del juego de posesión– la nueva propuesta ha producido resultados y credibilidad para el proyecto de Valverde. Usualmente cuestionado por la calidad del juego, el entrenador concibe su trabajo como un proceso que necesita seguridades para generar confianza en el vestuario y consenso a nivel social. Seguridades que provienen de los resultados y resultados que se originan en la firmeza del dispositivo defensivo. El técnico extremeño ha comprado mucho tiempo para desarrollar evoluciones a partir de la recuperación de los jugadores lesionados y la incorporación de refuerzos.