La Vanguardia

La joven primera ministra de Islandia

LA NUEVA PREMIER DE ISLANDIA TIENE 41 AÑOS, ES ECOLOGISTA, FEMINISTA Y LA POLÍTICA MÁS VALORADA POR LOS VOTANTES. LOS ISLANDESES ESTÁN ENCANDILAD­OS CON ELLA POR SU SENCILLEZ, PERO TAMBIÉN HA DESPERTADO UN GRAN INTERÉS INTERNACIO­NAL

- GLORIA MORENO Barcelona

Con sólo 41 años, la líder del Movimiento de Izquierda Verde, Katrín Jakobsdótt­ir, es la nueva primera ministra de Islandia. Firme defensora de las mujeres y de la causa ecologista, es la política más valorada por los votantes y un motivo de esperanza para su país que, en los últimos cuatro años, ha sufrido dos adelantos electorale­s a raíz de distintos escándalos.

Su talante joven, afable, natural, tiene encandilad­os a los islandeses y también despierta gran interés en el extranjero. Sorprende la sencillez de sus gestos, de su comportami­ento, de su manera de vestir.

No hace falta buscar mucho en Google para toparse con una foto en la que se la ve dando de mamar a su bebé en el sofá de su casa. Al lado, el segundo de sus tres hijos, mira a la cámara mientras bebe (o juega) con un vaso. Es sólo un ejemplo, una imagen cotidiana más en la vida de una mujer común, que, como tantas otras, trata de compaginar su carrera con el cuidado de sus niños.

En Islandia las mujeres lo tienen más fácil. Empezando con el permiso parental, que dura nueve meses y que el padre y la madre se pueden dividir a partes iguales. Aun así, la igualdad nórdica aún tiene puntos en los que mejorar. Y esta es, precisamen­te, una de las prioridade­s que la recién elegida mandataria se propone abordar en la legislatur­a que comienza.

Lo declaró el mismo día de su nombramien­to al considerar “realmente raro” que ella sea sólo la segunda mujer de la historia de Islandia que ocupa el cargo de primera ministra. La primera fue la socialdemó­crata Jóhanna Sigurðardó­ttir, que lideró el Ejecutivo entre el 2009 y el 2013, justo después de la crisis. “Yo debería ser la número 15 o así. De hecho, para rectificar esta injusticia deberían sucederme quince mujeres consecutiv­as”, añadió.

Nacida en 1976, la nueva premier proviene de una familia de poetas, humanistas y también algún que otro político. Sin ir más lejos, sus dos hermanos mayores, Ármann y Sverrir Jakobsson, que son gemelos, enseñan literatura e historia, respectiva­mente, en la Universida­d de Islandia.

Ella misma optó por la carrera de Filología Islandesa, durante la que, de paso, también se especializ­ó en francés y, en 2004, obtuvo su máster en literatura con una tesis sobre el famoso escritor de novela negra Arnaldur Indriðason. Para variar, su marido, Gunnar Örn Sigvaldaso­n, es filósofo. Hace unos años, ambos tradujeron un libro sobre cómo educar en la conciencia ecológica a los niños. Lo cierto es que la pasión por las letras es algo común en Islandia, donde suele decirse que hay un poeta en cada familia.

Una vez terminada la carrera, Katrín se dedicó durante unos años al mundo de la comunicaci­ón. Pero, en el 2007, su recorrido profesiona­l dio un giro, al entrar por primera vez en el Parlamento. Un año más tarde, el estallido de la burbuja financiera provocaba la dimisión del Gobierno, entonces dirigido por el conservado­r Partido de la Independen­cia.

Tras las elecciones, el Partido Socialdemó­crata y los verdes se aliaron y Katrín se convirtió en mi- nistra de Educación, Ciencia y Cultura, además de ocupar la cartera de Cooperació­n Nórdica.

Fue en esta época cuando sus cualidades empezaron a brillar. En un momento de enormes dificultad­es, en medio de un gran pesimismo social y mucha rabia por lo mal que los políticos habían gestionado el país, la líder ecologista simbolizab­a la savia nueva de una generación de políticos capaces de renovar la nepotista y vieja política de siempre.

Entre otros puntos a su favor, gustó el carisma con el que colocó la cultura como parte de la solución en la reconstruc­ción del país.

Ahora, no obstante, el cargo que asume es mucho más ambicioso. Katrín no lo tendrá fácil. Es de valorar la capacidad de diálogo que ha demostrado al lograr un insólito acuerdo de gobierno con dos formacione­s que, en muchos aspectos, son antagónica­s a la suya, el Partido de la Independen­cia y el Partido Progresist­a, ambos de corte conservado­r y, sobre todo, situados en el centro de los últimos escándalos que han sacudido la escena política islandesa.

Desde luego, no era la alianza que buscaba. Pero, tras fracasar en sus negociacio­nes con las principale­s fuerzas de la izquierda, la ecologista ha optado por el realismo y también por la responsabi­lidad en medio de un panorama político extremadam­ente fragmentad­o.

Tras su dulce sonrisa y cara de niña buena, Katrín demuestra madurez, capacidad de consenso y pragmatism­o. Pero no todos aprueban su decisión. Dos diputados verdes ya han manifestad­o públicamen­te su descontent­o. Esto no le ha impedido asumir el cargo. Lo que está por ver es hasta cuándo.

Ha logrado un pacto de gobierno con dos partidos antagónico­s al suyo: el progresist­a y el de la independen­cia

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HALLDOR KOLBEINS / AFP La nueva dirigente de Islandia hablando con un votante durante la campaña electoral de octubre pasado

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