El carril del humo
Una comisión del Col·legi d’Advocats denuncia “una cruel matanza” el pasado 5 de diciembre en la plaza Catalunya
Un estudio revela que circular por la calzada, como hacen muchos ciclistas, lleva a respirar más contaminación.
La comisión de protección de los derecho de los animales del Col·legi d’Advocats de Barcelona estudia llevar ante Fiscalía la muerte de “más de 900 aves, entre palomas, tórtolas, gorriones y cotorras” el pasado 5 de diciembre y días posteriores por parte del Ayuntamiento de Barcelona para instalar la Fira de Nadal en la plaza Catalunya. Según la jurista de la comisión, Eva Díaz, hay indicios de maltrato animal. “El método que usa la empresa contratada consiste en atrapar de forma violenta muchas aves con una gran red que las aplasta y les provoca daños en las extremidades, en la cabeza y un sufrimiento y angustia extremos”, dice. “Después, son introducidas en unas cámaras de gas CO2 para matarlas, cuando precisamente el decreto de métodos de eutanasia de animales de compañía en Catalunya prohíbe su uso”, lamenta.
Desde esta comisión del Col·legi d’Advocats se muestran sorprendidos de esta “cruel matanza” porque, desde el diciembre del año pasado, la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) se comprometió a abandonar la práctica de captura y sacrificio de palomas, después del anuncio del Ayuntamiento de hacer un control ético de las aves e instalar una cincuentena de puntos de pienso anticonceptivo como método de control poblacional. Según datos del Servicio de Ecopatología de Fauna Salvaje de Veterinaria de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB) –responsable del seguimiento–, desde que se ha aplicado este sistema, la población de palomas se ha reducido en un 24%. Las experiencias en otras urbes europeas muestran que el primer año de tratamiento hay una reducción del “20-30% y después de 4 o 5 años la reducción es del 80% respecto a la población inicial”, según la UAB.
El portavoz de la ASPB –consorcio integrado por el Ayuntamiento y la Generalitat– reconoció ayer que, “excepcionalmente, se han sacrificado 923 palomas –¡ y sólo palomas!– y se ha actuado tras valorar el riesgo sanitario, ya que estas aves tienen microorganismos como sal- monella y campylobacter y en la feria se instalarán puestos de alimentación”. Desde Salud Pública detallan que durante el 2017 “también se hizo otro sacrificio, menor, de palomas alrededor de la Boqueria”. Puntualiza que la empresa que se contrata, Colomba Control, “tiene experiencia y el material necesario”. Su gerente, Joan Feixas, destaca que la firma “lleva 20 años dedicada al control de aves urbanas”. “Contamos con todos los permisos de la Generalitat y somos los primeros que creemos en el bienestar animal –añade–. Pero desde Salud nos pidieron este sacrificio para evitar riesgos de contagio y cumplimos”. Ayer precisamente el PDECat entregó una batería de preguntas al gobierno de Ada Colau para que dé explicaciones sobre lo ocurrido.
El Ayuntamiento se comprometió el año pasado a abandonar la práctica de captura y sacrificio de palomas