La UE despeja el camino al Brexit
Los Veintisiete aceptan negociar el futuro acuerdo comercial con Londres
Las negociaciones para la salida del Reino Unido de la Unión Europea entraron ayer en una nueva fase –la más complicada y relevante– después de que los Veintisiete constataran que se han hecho “progresos suficientes” sobre los términos del divorcio y acordaran que es hora de mirar adelante y empezar a hablar de su futura relación comercial.
No por esperada la decisión, la sensación de alivio fue menor en Bruselas y Londres. “Felicidades, Theresa May”, escribió en la red social Twitter el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. “Hoy hemos dado un paso importante en el camino hacia un Brexit ordenado y suave”, le respondió desde la capital británica la primera ministra, que apostó por forjar “una relación futura especial y profunda”. La víspera, en la cena de la cumbre, May no fue capaz todavía de explicar a los líderes europeos en qué debería traducirse ese deseo. Sólo les dijo que haría falta echarle mucha “ambición y creatividad”. Preocupados por su precaria situación política, los líderes europeos se resignaron y optaron por despedirla con un aplauso, tímido y titubeante, en el que no todos participaron.
El camino hacia el Brexit está desde ayer un poco más despejado, aunque plagado de dificultades. Sellar un acuerdo antes del 29 de marzo del 2019, la fecha del Brexit, es un objetivo “todavía realista pero terriblemente complicado”, alertó Tusk. Uno de los escollos será la debilidad interna de May, atrapada entre los partidarios de un Brexit suave y los defensores de irse con un portazo dentro de su propio Gotranjero bierno. Otro, que los intereses de los Veintisiete no serán idénticos, como lo han sido al hablar del divorcio, y hay países más partidarios que otros de facilitar el proceso.
La Unión, que ha pedido claridad a May, definirá en marzo sus posiciones negociadoras pero no hay duda de que la unidad será difícil de mantener. Holanda, un aliado clásico de Londres, define el Brexit como “un ejercicio de control de daños”, un enfoque con el que España simpatiza. El Reino Unido es el principal destino de las inversiones españolas, el segundo inversor ex- y el país que más turistas envía; “tenemos una magnífica relación con el Reino Unido y queremos preservarla”, recalcó ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que sí aplaudió a May.
Francia, en cambio, marca distancias y advierte que nunca se podrá ofrecer un trato a un país que no es socio del club que sea casi tan ventajoso como estar dentro. Alemania se ha alineado más y más con
LA PREMIER BRITÁNICA
May pide “ambición y creatividad” para forjar “una relación futura especial y profunda”
EL PRESIDENTE DEL CONSEJO Tusk alerta: un pacto a tiempo es aún posible “pero terriblemente complicado”
esta tesis. Los comentarios de algunos políticos británicos que están contando los días que faltan para estar fuera del club y empezar a competir con la UE mediante rebajas de impuestos o con estándares regulatorios menos estrictos han puesto en guardia a los Veintisiete, explican fuentes europeas.
Londres y Bruselas tienen ante sí un calendario complicado. Además de resolver los flecos del acuerdo sobre el divorcio alcanzado la semana pasada y traducirlo en un texto legal vinculante, deben negociar las condiciones del periodo de gracia de dos años que May ha pedido para amortiguar el golpe del Brexit (la condición es que salga de todas sus instituciones y deje de participar en la toma de decisiones) y definir los contornos del futuro acuerdo comercial y de seguridad común. Todo esto antes de octubre del 2018
para que dé tiempo a ratificar el acuerdo de salida en los parlamentos de los 28 estados miembros y la Eurocámara.
Hay otro elemento de incertidumbre. La Cámara de los Comunes tendrá la última palabra sobre la ratificación del acuerdo de salida de la UE, pero tendrá que votar sin saber a ciencia cierta qué le ofrece para después. Tal y como prevén los tratados, el contenido del acuerdo comercial sólo podrá concretarse y firmarse cuando estén fuera, idealmente durante el periodo transitorio. “Siempre ha estado claro que sería así, pero algunos sólo se están dando cuenta ahora”, critica un alto cargo europeo.
La unidad mostrada durante el último año frente al Brexit fue uno de los motivos que animaron a Tusk a enfrentar a los dirigentes europeos en la última cumbre del año a los temas más conflictivos, como la reforma del euro. Sin la presión de los mercados, el apetito por grandes cambios que impliquen compartir más riesgos se ha evaporado, en especial en el norte. Los líderes optaron por aparcar las grandes iniciativas y trabajar en el corto plazo, hasta junio, en los pocos temas que suscitan consenso, aparcando los planes más visionarios. París no se resigna y, a propuesta del presidente Emmanuel Macron, y en contra de los deseos de Holanda, Finlandia o Austria, que no desean ir más lejos, la zona euro celebrará en marzo otra cumbre para explorar nuevas iniciativas.
La ausencia de un gobierno con plenas funciones en Berlín ha impedido que Angela Merkel tuviera un papel activo en este debate, dejando un vacío que Macron se apresuró ayer a ocupar para reclamar a Europa que “mire más lejos” como en su día hicieron los padres fundadores. Merkel aspira a formar gobierno en marzo, el mismo plazo que ayer se dio con Macron para acercar sus posturas sobre el futuro de la eurozona y llevarlas a la práctica, explicaron ambos en una rueda de prensa conjunta en la que dejaron ver su buena sintonía personal.
“No estoy aquí para lanzar ideas que no se hagan realidad”, sino para decir qué quiere Francia, converger con Alemania y los demás países y hacerlas posibles, dijo Macron. “Vamos a encontrar una solución común, porque es necesario”, aseguró Merkel. También cuando se creó el euro, las posiciones de partida de Alemania y Francia eran diferentes pero se llegó a acuerdos, defendió. “Querer es poder”, afirmó la canciller alemana, que dio algunas pistas sobre sus ideas, ahora que las negociaciones de gobierno con los socialdemócratas abren la puerta a posiciones más ambiciosas. “Durante los últimos años nos hemos olvidado un poco de la convergen- cia económica y la competitividad”, admitió; su plan es potenciarla ligando las reformas estructurales a las ayudas económicas.
Merkel se reveló especialmente apocada frente a la energía desbordante de Macron, ansioso por destacar cualquier decisión como un triunfo y por identificar en cualquier decisión europea los efectos de exportar a Europa su manera de trabajar. “En Europa hay una tendencia excesiva a politizar los temas técnicos y a relegar a los técnicos los temas más políticos”, criticó.
El otro asunto que enfrentó a los líderes europeos fue la inmigración. No se alcanzaron acuerdos, pero todo el mundo dijo lo que pensaba y “se ha descargado la atmósfera”, defienden fuentes europeas. La prueba del método Tusk se verá en unos meses, cuando vuelvan a sentarse delante de la propuesta sobre la reforma del asilo.
IMPULSO FRANCÉS
Macron impulsa otra cumbre en marzo para elevar la ambición de la reforma del euro
LAMENTOS ALEMANES Merkel: “Durante los últimos años nos hemos olvidado de la convergencia”