Mélenchon advierte que “la nación no puede ser una camisa de fuerza”
El líder de La Francia Insumisa, estrella del mitin de los comunes en Badalona
Un himno nacional, cantado puño en alto, cerró ayer el mitin de Catalunya En Comú-Podem en Badalona. No, los comunes no han roto su equidistancia, al menos de momento: era La marsellesa. El himno francés sonó en honor a Jean-Luc Mélenchon, líder de La Francia Insumisa, estrella absoluta del acto celebrado en un pabellón deportivo del barrio de Sant Crist, en la ciudad que la izquierda arrebató hace dos años a Xavier García Albiol. La oratoria del político francés, en el español aprendido de sus abuelos, cautivó a la audiencia, cerca de unas 300 personas –pocos jóvenes–, que lo jaleó y lo aplaudió en pie.
Mélenchon fue implacable contra la gestión que ha hecho el Gobierno español de la crisis catalana, especialmente con las cargas policiales del 1-O. “Se habla mucho de patria. La mía la amo mucho. Mucho. Pero la patria, la nación, no puede ser una camisa de fuerza”, lanzó. No habló de referéndum, pero sí de la necesidad de un “proceso constituyente”, al considerar que es la única salida cuando se ha roto el “pacto político que fundamenta la unión del pueblo”.
El veterano izquierdista admitió que él es “un viejo jacobino” y no ocultó su preocupación por la reciente victoria electoral de los nacionalistas en Córcega. Pero añadió: “Somos progresistas, algunos revolucionarios incluso, pero somos demócratas. No martirizamos; convencemos y no arrestamos; no encarcelamos a aquellos con los que no estamos de acuerdo”.
Mientras su compatriota Manuel Valls defiende que en una democracia como la española “no hay presos políticos”, Mélenchon afirmó que los exconsellers y los Jordis “están en la cárcel por su opinión política; es único en Europa”. Fue menos equidistante que sus anfitriones y no criticó el unilateralismo de los independentistas catalanes.
El líder de La Francia Insumisa dijo que había acudido por “deber” a la llamada de sus “hermanos de lucha”, Xavier Domènech y Pablo Iglesias, ante el momento “difícil y peligroso” que vive Europa. Habló del auge del nacionalismo, que consideró un fruto de la desigualdad alimentada por la austeridad que dicta Bruselas. Pero distinguió entre “nacionalismos decentes, con una vieja historia y amplitud” y “nacionalismos sucios, oscurantistas y violentos”, como los del Este.
Mélenchon fue la estrella indiscutible del acto, en el que también hablaron el candidato de CatComú, Ada Colau o el activista británico Owen Jones. Domènech lanzó una nueva andanada a ERC, a quien los comunes tratan de convencer de abandonar a JxCat para formar un nuevo gobierno progresista: “Marta Rovira nos dice que o sumamos con Puigdemont o nada. Algunos están tan acostumbrados a doblegarse ante la derecha que creen que nosotros también lo haremos, y esto no pasará nunca”.