La Vanguardia

Primer amor, cuarto poder

- Llucia Ramis Barcelona

Uno se dedica al periodismo por amor. Ricard Ustrell, por amor a la radio. Se enamoró de muy joven, escuchando a Sergi Pàmies en el

Versió original. Luego, a través de Joan Barril y compañía, entendió que la radio te abduce y acaba formando parte de tu vida. Tú también puedes formar de la suya. Y lo que empezó siendo un juego (micrófonos hechos con un palo y una bola de papel de plata, y cintas borradas de Supertramp para grabar su propia voz encima), es ya una realidad. Justo cuando se cumplen tres años sin el director del Cafè de la República –“mort un mal dia de Santa Llúcia”, recuerda Joan Ollé– Ustrell presenta su primera novela, Sense tu.

El auditorio de Penguin Random House se ha llenado de compañeros y colaborado­res de El suplement, que Ustrell conduce los fines de semana en Catalunya Ràdio, así como de Preguntes freqüents, con el que ha dado la vuelta a los programas de debate en TV3. Publicado por Rosa dels Vents, el libro está protagoniz­ado por un álter ego, quince años mayor que él. “Con veintisiet­e ha hecho tantísimas cosas, que parece tener muchos más”, explica su editora, Ester Pujol. Àngel Llàcer está de acuerdo. Hace diez que se conocen y “siempre lo he visto viejo; un viejo que va creciendo y sigue siendo viejo”, dice. “No envejece, siempre es igual de viejo. Mira mucho y dice poco, así que me parece normal que haya escrito un libro, porque cuando escribe, puede decir lo que piensa”.

Acostumbra­do a “hacer esas preguntas que todos haríamos”, según Ollé, Ustrell prefiere escuchar en vez de hablar de su libro. “Es más interesant­e tu memoria que mi vida”, le dice Pàmies, que siempre va con un auricular en la oreja. Llevaba los dos hasta que fue padre; entonces tuvo que negociar. Ollé ha comparado a Ustrell con Tintín, “un héroe de línea clara”, y apunta: “Ser periodista es huir de uno mismo”. Salir corriendo es lo que hago para llegar a La Impossible, donde el escritor Jordi Amat, el historiado­r Jaume Claret y el jefe de Cultura de La Vanguardia,

Nacho Orovio, hablan de Tres periodista­s en la revolución de Asturias. Publicado por Libros del Asteroide, recoge crónicas de José Díaz Fernández, Manuel Chaves Nogales y Josep Pla, “que hoy sería un gran tuitero”, según Orovio.

Pero ¿qué pasa con el género? Para el editor Luis Solano, se ha perdido esa voluntad narrativa mucho más amplia que la estrictame­nte inmediata, que pueda explicar la realidad un año después. Amat echa en falta la crónica política, más allá de la parlamenta­ria, con dos excepcione­s mediante las que él entiende la actualidad: Enric Juliana sabe encontrar interlocut­ores que le dan ideas interesant­es, dice, y Guillem Martínez está preparando un libro de más de quinientas páginas, que será uno de los mejores retratos del procés. Claret recuerda que Pedro J. Ramírez tiene voluntad de intervenci­ón; puede que no salga a la calle, pero su vinculació­n es con una España económica que se mueve en otros ámbitos.

El periodista ama su profesión por encima de todo. El problema es que, a este paso, acabará trabajando por amor al arte. ¿Cómo desterrar esa idea de que la informació­n es y sale gratis? Una opción, propone Orovio, sería que al final de cada reportaje apareciera su coste, para que el lector comprendie­ra cuál es su valor. Sólo el teléfono de un periodista experiment­ado, enviado al

epicentro informativ­o que es Libia, costaba 5.000 euros por semana.

Al periodismo se le atribuía el cuarto poder. ¿Sigue siendo así? En el ciclo Diàlegs per a [des]cobrir

l’obra de Lita Cabellut, organizado por la Fundació Vila Casas, tres ponentes hablan moderados por Llucià Homs, coeditor junto a Fèlix Riera de la publicació­n cultural

Hänsel i Gretel. Los impresiona­ntes cuadros de la artista, expuestos en Espais Volart, abruman al espectador, explica Josep Maria Pou. “Ante ellos, te sientes pequeño”, dice, él que siempre ha interpreta­do a personajes poderosos, condiciona­do por su envergadur­a. Sabe que el poder consiste en estar por encima de los demás, en un escenario a metro y medio de altura. El dominio se consigue transmitie­ndo un mensaje claro.

El escritor y experto en Montaigne Ferran Sáez recuerda que

respeto viene de re-spectrum ; es decir: volver a mirar. La pintura y la mirada van unidas al poder desde la prehistori­a. Pero si hace unos años el poder lo ostentaba quien salía en las revistas del corazón, ahora es al revés: “Sabemos si alguien es poderoso cuando no hemos visto la cara de sus hijos, todo lo contrario que el que se gana la vida con la prostituci­ón moral”. ¿Son las redes el quinto poder? La política Joana Ortega recuerda que las mujeres son la única mayoría tratada como minoría, y cree que la viralizaci­ón de la informació­n ha cambiado las cosas. Pero a Pou le inquieta no saber dónde está el poder, repartido de forma tan anónima que genera una angustia permanente. Y Ortega advierte: “El poder te manipula; si no vas con cuidado, es él quien te tiene a ti”.

La política Joana Ortega recuerda que las mujeres son la única mayoría tratada como minoría

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. La Impossible Jaume Claret, Jordi Amat e Ignacio Orovio presentaro­n Tres periodista­s en la revolución de Asturias en esta librería
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ALAN COMBELLACK Sense tu Ester Pujol, Àngel Llàcer, Ricard Ustrell (autor del libro), Sergi Pàmies, Núria Tey y Joan Ollé, en la sede de Penguin
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MONTSE GIRALT Lita Cabellut Llucià Homs, Ferran Sáez, Joana Ortega y Josep Maria Pou, en el Espai Volart, hablando sobre la artista
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