Pasión nocturna por los caballos
Los hongkoneses difícilmente se ponen nerviosos, sin embargo, a última hora de los miércoles, es fácil encontrarse a muchos de ellos –la mayoría de edad avanzada– pegados a la radio y con un periódico en la mano apuntando resultados. No siguen la lotería, ni ningún partido de futbol. No. Escuchan con pasión las carreras de caballos que se celebran los miércoles a partir de las siete de la tarde en Happy Valley. Es el espectáculo deportivo más popular de la ex colonia británica. Un evento que mueve masas y que es prácticamente de obligada visita, tanto si uno es un turista de paso, como un residente más. El lugar es imponente, no solo porque tiene cabida para 55.000 espectadores, sino porque resulta espectacular. Permite asistir a unas carreras de caballos en un hipódromo situado en pleno centro de Hong Kong, rodeado de altos rascacielos iluminados que crean un atmósfera especial. La gente va allí a pasar las horas. Hay bares, restaurantes, tiendas de recuerdos y actuaciones en directo entre carrera y carrera. Pero lo más atractivo es la posibilidad de observar en primera fila a los purasangre y a sus jinetes, minutos antes de competir. Es la zona preferida de los expatriados y la jet set local, que se codea con los propietarios de los caballos mientras beben champán o vinos caros. Más allá, en las gradas, están los apostadores de verdad, los que sueñan que su caballo favorito les hará ricos algún día.