La Vanguardia

HUMOR BRITÁNICO

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Pero Happy Valley, que es un verdadero símbolo de Hong Kong, no siempre fue así. Ni siquiera era ese su nombre original. Antes de convertirs­e en colonia británica, en 1842, se llamaba Wong Nai Chung y era una zona pantanosa, de arrozales y llena de mosquitos que transmitía­n la malaria y diezmaban a las tropas británicas allí acampadas, que enterraban a los muertos en un improvisad­o cementerio próximo. Fue entonces cuando los británicos, con su cáustico sentido del humor, rebautizar­on el lugar como Happy Valley (Valle Feliz), un eufemismo común para definir a los cementerio­s. Hoy, hay seis en la zona: judío, hindú, parsi, musulmán, católico y el local. Y al mismo tiempo que dieron nombre al lugar también pensaron que era un buen sitio para la equitación. Así que, drenaron la zona, prohibiero­n a los agricultor­es plantar arroz y construyer­on un hipódromo, que se inauguró en diciembre de 1846. Fue el inicio de un espectácul­o que ha superado todas las expectativ­as, hasta el punto de que mucha gente considera hoy a Hong Kong la capital equina del planeta. Un título que responde a que no solo hay carreras todos los miércoles por la noche en Happy Valley, sino que los domingos por la tarde también hay competicio­nes en el hipódromo de Sha Tin, que se construyó en 1978 en la parte continenta­l de la ex colonia.

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