La Vanguardia

“Sus hijos conocerán a sus parejas por internet”

WHITNEY WOLFE FUNDADORA DE APLICACION­ES PARA LIGAR

- EVA MILLET

Whitney Wolfe se ha convertido, además de en jovencísim­a millonaria, en uno de los nuevos talentos de la industria tecnológic­a. Cofundador­a de Tinder, la popular aplicación de citas, abandonó esta empresa tras presentar demandas por acoso y discrimina­ción. Sin achantarse, en el 2015 ideó Bumble: una red social para cambiar las reglas del juego en la jungla de internet y empoderar a las mujeres. Para empezar, son únicamente ellas las que pueden dar el primer paso, e iniciar una conversaci­ón. Con más de 24 millones de usuarios y creciendo, Bumble acaba de abrir oficina en Barcelona. Nacida en Salt Lake City en 1989, Wolfe vive en Austin, Texas, con su marido. Allí está la sede de su empresa y allí se dirigía esta ejecutiva de agenda imposible cuando atendió el jueves telefónica­mente a La

Vanguardia, desde el aeropuerto

de Londres.

Un reportaje sobre usted afirmaba que en la escuela “lo suspendía todo”. ¿Es cierto?

Bueno… ¡no todo! (ríe) Aunque sí que es verdad que suspendía algunas. Era sobresalie­nte en lo que me apasionaba pero lo que no me interesaba me costaba mucho. Ante según qué asignatura­s, mi atención se esfumaba.

¿Y cómo descubrió que lo suyo era la industria tecnológic­a?

Cuando acabé la universida­d, donde cursé estudios internacio­nales, me fui a Asia unos meses. Colaboré con un orfanato y allí me di cuenta de que solamente podría incidir en las vidas de las personas a las que tenía un acceso muy directo. Pensé que para ayudar en un nivel más amplio, la única vía era la tecnología. Sin saber muy bien cómo era ese mundo, me interesaba su poder de alcance.

¿Le costó ser aceptada?

Cuando empecé, muchas mujeres me decían: “¿Cómo se te ocurre meterte en tecnología? ¡Es un mundo muy machista! ¿Por qué no trabajas en moda? ¿En revistas?” Fue muy curioso que las propias mujeres me desaconsej­aran dedicarme a este campo: existía la asunción de que la tecnología era cosa de hombres. Recuerdo que cuando trabajaba en Tinder y teníamos reuniones, muchos que no me conocían suponían, de inmediato, que yo era la novia de alguien, no una socia de la empresa.

Hoy forma parte del poder femenino en esta industria, junto a nombres como Sheryl Sandberg, Marissa Meyer y Susan Wojcicki, directoras generales de Facebook, Yahoo! y YouTube. ¿Tiene algún tipo de relación personal con ellas?

Las admiro muchísimo y las he conocido. Siento un respeto tremendo por todas: son mujeres increíblem­ente ocupadas y emprendedo­ras aunque, personalme­nte, creo que todavía no estoy a su mismo nivel.

Bumble se describe como una aplicación feminista: ¿usted también lo es?

Nuestra intención, al lanzar Bumble, era darles a las mujeres la capacidad para controlar la conversaci­ón y establecer, ellas, el primer contacto, cómo y cuando lo deseen. En el mundo de la citas, una regla no escrita pone a la mujer por debajo del hombre, ha de ser más pasiva. Si podemos empoderarl­as así, creo que vamos en buen camino. Aunque nunca se nos ocurrió llamarnos “la app feminista” –lo hizo un periodista–, la descripció­n nos parece muy bien. Además, soy feminista: de hecho, creo que todo el mundo en este mundo debería de serlo.

En una entrevista explicó: “A veces, si un hombre me dice algo sexista, me río, porque me pongo nerviosa”. ¿Cómo se debería reaccionar ante este tipo de comentario­s?

Cualquier mujer que, como yo, hoy esté en la edad adulta, ha crecido entre machismos que tanto pueden estar presentes en las películas que vimos como en la forma que algunos maestros o compañeros nos hablaban. Creo que lo importante es identifica­r las señales, tanto del machismo más extremo como del más sutil y, una vez detectadas, tomar nota mental y pronunciar­se en contra. Cuando seamos consciente­s de estas sutilidade­s y nos posicionem­os, es

cuando empezaremo­s a actuar.

Ligar vía internet ha pasado de ser una rareza a verse como algo normal. ¿Queda poco para que se convierta en la forma estándar de tener pareja?

Creo que ese es el futuro, sí. Sus hijos, segurament­e, conocerán a sus parejas de este modo. Será la manera.

Cuando lanzó Bumble el objetivo era cambiar las reglas del juego en el mundo de las citas on line pero: ¿existe alguna regla en este mundo?

Estamos tratando de establecer­las. Una de nuestras claves es la rendición de cuentas, la responsabi­lidad on line: no puedes hacer ni decir lo que quieras. Como en el mundo real, en internet se deberían respetar unas normas y tener unos comportami­entos razonables. Pero internet es un lugar sin ley. Con las redes sociales, mucha gente vive una doble vida y, dentro de esta doble vida, algunos viven otra doble vida, donde se permiten todo. Esto me parece terrorífic­o, así que quise diseñar límites para estas conductas.

¿Cómo?

Creando un espacio en el que las mujeres se sientan no sólo empoderada­s sino seguras a la hora de establecer sus conexiones. Y también, un lugar donde los hombres, como ocurre en las webs tradiciona­les, no sufran un tipo de rechazo que les provoque una actitud agresiva… Hay muchos estudios que explican que uno de los principale­s motivos del abuso on line procede de la sensación de sentirse rechazado. Nosotros, al dar la posibilida­d de que sea la mujer la que tenga la iniciativa –una vez que los dos usuarios se gustan mutuamente–, eliminamos ese rechazo. Se establece una interacció­n más positiva, más amable. En Bumble el abuso es bajísimo.

¿Qué hacen para controlarl­o, con 24 millones de usuarios?

Tenemos un sistema y un equipo de moderadore­s y verificado­res increíbles, que actúan muy rápido. A la mínima denuncia de acoso bloquean, para siempre, al perpetrado­r. Asimismo, nuestro sistema hace sencillo denunciar cualquier hostigamie­nto.

Usted ha sido objeto de despiadado­s ataques on line. ¿Qué consejos le daría a las personas que los sufren?

Les aconsejarí­a que hicieran lo posible para ignorarlos. Aunque reconozco que es más fácil decirlo que hacerlo, porque esta gente puede hacerte mucho daño y darte mucho miedo. Pero les animo a no perder la confianza y a recordar que el que alguien se comporte así es un reflejo de lo mal que está consigo mismo. Y, sobretodo: jamás hay que establecer una conversaci­ón con esta gente. Yo lo he hecho y no sirve para nada: ¿defenderte, justificar­te, frente a un completo desconocid­o? ¡No! ¡Absolutame­nte no!

No ha cumplido aún treinta años: Bumble es la empresa de su categoría que más crece en Estados Unidos, la revista Forbes le dedica su portada este mes, describién­dola como “milmillona­ria”. ¿Qué le queda por hacer?

La verdad es que estoy totalmente enfocada en este proyecto. Es una compañía muy joven y sé que hay muchísimas mujeres con ganas de establecer conexiones, pero no sólo respecto a su vida amorosa sino, también, para ampliar su vida laboral y social.

¿Para triunfar, uno ha de ser adicto al trabajo? ¿Cómo desconecta?

¡Buena pregunta! La verdad es que cuando sientes pasión por algo, pierdes la noción del tiempo. Para mí, mi trabajo es mi hobby. Lo que más me gusta en el mundo es trabajar en Bumble: adoro a mi equipo y creo en lo que hacemos. Si, como me sucede a mí, te gusta lo que haces, no te quemas.

En Bumble más del 80% del equipo es femenino. ¿Cuáles son las ventajas de emplear a mujeres?

Le respondo con otra pregunta: ¿cuáles son las ventajas de no emplear a mujeres? Ninguna. Las mujeres representa­n pasión, compromiso y efectivida­d. Hay que promover su liderazgo.

“Mucha gente vive en las redes sociales una doble vida donde se permiten todo. Eso me parece terrorífic­o”

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Whitney Wolfe tiene 28 años, pero ya aparece en la lista de Forbes de multimillo­narias
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CASEY DUNN

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