Cs gana, pero la mayoría independentista se renueva
VICTORIA ESTÉRIL Arrimadas vence en votos y escaños, aunque no podrá formar gobierno EFECTO EXPRESIDENT Puigdemont supera a ERC y el independentismo se lleva el 47,5% de votos MUCHOS PERDEDORES PSC y En Comú se estancan y el PP ni siquiera tendrá grup
El artículo 155 de la Constitución, la intervención de las instituciones catalanas y la convocatoria de elecciones desde la Moncloa no son la solución a la cuestión catalana. Tras una participación electoral de récord, los catalanes dieron la victoria de las elecciones a Ciudadanos con 37 escaños y más de un millón de votos, pero la mayoría absoluta sigue en manos del bloque independentista, que resiste con una suma de 70 escaños y la fidelidad de más de dos millones de electores.
Inés Arrimadas celebraba su victoria junto a la plaza Espanya mientras Junts per Catalunya y ERC aplaudían “la derrota del 155 en las urnas”. El independentismo ente- rró el hacha de guerra y se conjuró para gobernar de nuevo, aunque la situación judicial de sus líderes plantea más incógnitas que certezas.
El efecto Puigdemont no fue suficiente para ganar las elecciones, pero sí para imponerse en el bloque independentista con 34 escaños frente a los 32 de ERC. El artefacto electoral del presidente cesado ha aumentado las perspectivas electorales de su partido de referencia, el PDECat, y la suma del independentismo es leída como un triunfo. Puigdemont quiso escenificar la continuidad de su presidencia desde el Square-Brussels Meeting Centre junto a los exconsellers que se refugian en Bruselas. Y no hubo virajes en su mensaje. Puigdemont pidió “desde mañana mismo” una “rectificación” al Gobierno español, la suspensión del 155, la “reparación” de su Govern y el fin de los procesos judiciales por sedición y rebelión contra los líderes independentistas. “O Rajoy cambia de receta o cambiaremos de país”. Mantuvo además su pulso particular con las instituciones europeas: “Han de tomar nota”.
Puigdemont logró un éxito inesperado frente a sus exsocios de ERC. Los vaivenes en el discurso de la candidata circunstancial, Marta Rovira, han supuesto una sanción para los republicanos, que sólo recuperaron el tono poniendo la figu- ra de Oriol Junqueras y su encarcelamiento en el centro de su mensaje. No fue suficiente. ERC topó con Girona. Fueron los vecinos del president cesado los que le colocaron por delante de los republicanos. La CUP, con sólo 4 escaños, dio por reafirmada la “república del 1 de octubre”. No obstante, su incidencia será menor esta legislatura. La suma de JxCat y ERC (66 escaños) supera la del bloque constitucionalista y los comunes (65).
El resultado resuelve una de las incógnitas en el bloque independentista, pero plantea muchas más. Puigdemont pretende ser “reinvestido” president, aunque su situación procesal lo convierte en una quimera. Si pisa territorio español, será detenido por orden del Tribunal Supremo. No hay decisión tomada sobre su retorno, pero difícilmente encontrará la “comprensión” judicial y política a la que aspi-
ra. Mucho menos con el castigo infringido por las urnas a Rajoy.
El plan B sobre la presidencia se mantiene bajo llave, pero Puigdemont tiene margen para someter a su partido. El president cesado podrá tomar posesión del escaño desde Bruselas, pero la mayoría independentista depende de que los candidatos encarcelados o refugiados en la capital europea puedan hacer efectivo su derecho a voto. Son 7 diputados de los que no pueden prescindir, así que está por ver si algunos acabarán renunciando.
El independentismo derrotó al bloque constitucionalista –57 escaños y el 43% de los votos–, pero por primera vez un partido ajeno a la tradición catalanista se impuso en unas elecciones en Catalunya. Ciudadanos nació poniendo la proa de su acción política en los ataques al sistema de inmersión lingüística y, once años después, se ha convertido en la primera fuerza del Parlament. Acabar con el proceso soberanista fue el único mensaje de una campaña solvente en las formas y limitada en propuestas, pero lo suficientemente atractiva para movilizar al electorado unionista que tradicionalmente no se siente interpelado en unas elecciones catalanas.
Donde no hay matices es en la derrota del PP. Los populares se quedan sin grupo parlamentario –convivirán con la CUP en el grupo mixto– y con el peor resultado desde que en 1984 lograron su primera representación en la cámara catalana. Xavier García Albiol arrancó la campaña con un “a por ellos” y a partir de esta noche se enfrentará a un “a por él” en toda regla al que Rajoy tampoco es ajeno. El líder del PP tomó las riendas de la campaña en la última semana sin lograr maquillar el descalabro que supone quedarse en 3 escaños y con él se complica la legislatura en el Congreso. También está en sus manos decidir hasta cuándo mantiene la intervención de la Generalitat.
Tampoco cuajó la apuesta presidencial de Miquel Iceta como alternativa. El socialismo catalán suma 17 diputados, pero el cinturón rojo se convirtió ayer en naranja y augura un futuro complejo para los alcaldes del PSC y sus aspiraciones en Barcelona, donde fueron superados tanto por JxCat como por ERC. Donde no cuadraron los números fue en la sede de Catalunya en Comú. Xavier Domènech aspiraba a tapar una caída electoral (dos escaños menos que la confluencia de izquierdas en el 2015) con la llave de la gobernabilidad. Pero no encontró la puerta. Sus 8 diputados no tienen valor alguno para hacer virar la mayoría hacia ninguno de los dos bloques, ni mucho menos formar un gobierno de izquierdas.
La participación fue la clave para la victoria de Cs, pero también para la mayoría independentista. El día arrancó con colas en los colegios electorales y acabó con la misma división que el día anterior.
SIN TREGUA
Puigdemont avisa: “La receta de Rajoy ha fracasado, o la cambia o cambiamos de país”