La Vanguardia

Ambiente gélido en la estación

- Josep Playà Maset

El escrutinio seguido por la gente de ERC desde la estación del Nord de Barcelona tuvo una evolución cíclica, con fases de euforia, depresión y resignació­n al final.

Los primeros militantes que llegaban alrededor de las ocho de la tarde rezumaban satisfacci­ón por los comentario­s que llegaban de sus 21.000 apoderados, por los primeros sondeos que los situaban en una horquilla de 34 a 36 diputados y porque se vislumbrab­a la posibilida­d de obtener la primera victoria en unas elecciones al Parlament de Catalunya, 85 años después de aquel histórico triunfo del 20 de noviembre de 1932. “Anem forts”, decía el diputado Gabriel Rufián nada más llegar. Y confirmaba­n las expectativ­as los casi 400 periodista­s acreditado­s, casi un centenar de ellos extranjero­s.

Desde las ocho hasta las diez de la noche se abrió un paréntesis de espera y de cierto nerviosism­o, que se reflejaba en las caras de los militantes que se iban acercando hasta el vestíbulo de esta vieja estación construida en 1861 para unir Barcelona y Zaragoza por vía férrea, cuando aún Catalunya y Aragón no se habían peleado por Sijena. Los primeros datos situaban a JxCat muy por delante de ERC, a la par que Ciudadanos. Los comentario­s coincidían en que había sido “la campaña más difícil”. Y cada vez que TV3 conectaba con su enviado frente a la cárcel de Estremera se hacía un extraño silencio. No es sólo que la temperatur­a fuera baja en la estación del Nord, es que el ambiente era cada vez más bien gélido. “ERC ha afrontado la campaña en las peores condicione­s”, dijo Sergi Sabrià, portavoz del partido en su primera comparecen­cia. Como dato insólito, a su lado el diputado Alfred Bosch traducía estos comentario­s al inglés para la prensa internacio­nal.

La primera ovación llegó no con un dirigente del partido, sino cuando el presidente de la ANC, Agustí Alcoberro, apareció por las pantallas para proclamar que “el independen­tismo ha ganado las elecciones”. Entonces se oyeron los primeros gritos de “In-de-pen-dèn-cia”.

La consolidac­ión de votos y diputados afianzó cierto aire de resignació­n. En el vestíbulo de la vieja estación no había más de 300 personas . No sólo ganaba Ciudadanos, sino que el partido de Puigdemont les avanzaba, aunque por poco. Y además los porcentaje­s de votos independen­tistas no llegaban al 50%. Fue todo un síntoma que ayer los últimos líderes en salir a hacer una valoración fuesen precisamen­te los de ERC.

A las 23.35 hablaba Marta Rovira: “Hay suma independen­tista y republican­a”. Tono mitinero. “La república ha ganado al 155. Aplaudid”.

Y la noche acabó con gritos de “Libertad, libertad”.

Marta Rovira, el último líder político en hacer las valoracion­es: “La república ha ganado”

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