El día después
Campaña en que cada bloque se ha cargado de razones. Mucha emotividad. No hubo tiempo (ni incentivos) para realizar una verdadera catarsis que permitiera evaluar el último tramo traumático del procés y replantear estrategias y liderazgos. Se hizo uso de relatos esperables en la disputa electoral: un discurso antirrepresivo y contra la “maldad” del Estado español por parte de los partidos independentistas; una justificación de la intervención del Gobierno del Estado frente a la deriva independentista por parte de los partidos llamados “constitucionalistas”. Nadie, o casi nadie, habló de cómo canalizar el conflicto nacional. Pusieron sobre la mesa tímidamente ideas los socialistas y los comunes pero sin encontrar contrincantes dispuestos a profundizar en ellas. Evidentemente, tampoco se debatió sobre políticas sociales, económicas o culturales. Ahora bien, emulando a Jeremy Corbyn, Xavier Domènech recuperó terreno discursivo en el último tramo focalizando en el eje ideológico. Y no sólo introduciendo nuevos temas sino, y sobre todo, proponiendo un acuerdo catalanista y de progreso para después de las elecciones.
El 22-D nuestros representantes políticos se enfrentan a un gran reto: construir gobernabilidad en un mapa parlamentario caracterizado por la fragmentación, la polarización y el moralismo. Ciutadans gana las elecciones en votos y escaños. Por primera vez en la historia un partido que no proviene de la tradición catalanista queda por delante en una cita electoral. El proyecto independentista vuelve a ganar en escaños pero no en votos como lo hizo en el 2015. Y las formaciones más radicalizadas en el eje nacional de cada bloque son las que rentabilizan voto: JxC y Cs, ambos de la internacional liberal, reconfigurando la correlación de fuerzas en ambos espacios. Lograr acuerdos productivos que no nos lleven otras vez a elecciones anticipadas en estos momentos parece una tarea muy difícil. Estaremos pendientes de los movimientos que hagan las fuerzas políticas en los próximos días. Pero sería bueno recordar que transitar pactos para
El gran reto: construir gobernabilidad en un mapa parlamentario fragmentado, polarizado y moralista
una gobernabilidad estable no es sólo responsabilidad de partidos. Las organizaciones sociales, medios de comunicación y ciudadanía deben ser conscientes de que sin reducir vetos, complejizar el debate y racionalizar (de razón) la disputa no es posible transitar en un escenario complejo. Tenemos políticos presos y en Bruselas, una Generalitat intervenida, una parte importante del país alejada de las decisiones que han tomado las instituciones de autogobierno y una comunidad que hace mucho tiempo que no habla de políticas (extremo aún más grave cuando aún no nos hemos recuperado de la peor crisis económica vivida en democracia). Estamos sufriendo un conflicto cada vez más enquistado en el que todos perdemos: Catalunya, España y Europa. Es la hora de la política, y todas estamos interpeladas.