El independentismo desmiente a Cospedal
Lo más importante: el independentismo ha resistido la ofensiva y conserva la mayoría parlamentaria a pesar del 155, la represión, la cárcel, las prohibiciones, la censura y las amenazas. Lo más nuevo: Cs consigue ser el más votado después de una campaña con un despliegue espectacular de recursos, nunca en unas elecciones autonómicas una formación construida contra el catalanismo había alcanzado el primer lugar en la Cámara catalana. Y lo más paradójico: el partido del Gobierno se convierte en una fuerza residual, los populares obtienen sus peores resultados. No se ha cumplido el objetivo expresado por la ministra Cospedal: estos comicios no han llevado los partidos del 155 a la victoria. Los diarios de Madrid no pueden titular hoy lo que habían vaticinado: “Derrota de los separatistas”. Al contrario, la mayoría del electorado catalán ha rechazado claramente el 155. En otro Estado, Rajoy presentaría la dimisión inmediatamente.
El 21-D no ha resuelto el problema, sólo nos regala una foto más precisa del país. En teoría, estamos donde estábamos. Los independentistas podrán gobernar, revalidan la mayoría pero no la refuerzan ni en escaños ni en porcentaje, cono querían. Además de perder el primer lugar en la prelación de los resultados, los partidos independentistas no superan el umbral del 50%, no consiguen ganar con rotundidad el plebiscito que contenían estas elecciones, como ya ocurrió el 27-S del 2015. El independentismo ha tocado techo y, a pesar de la gran movilización de sus bases, no amplía su perímetro ni consigue atraer a votantes del otro bloque (que crece en escaños) ni del espacio intermedio, los comunes. Estos, a pesar del apoyo de Colau, han perdido posiciones, seguramente más por sus giros y ambigüedades que por su supuesta equidistancia. Por otra parte, Iceta no ha podido hacerse un lugar como vendedor de terceras vías y desmarcarse de los discursos revanchistas de Cs y PP.
Arrimadas es la ganadora de los comicios
En la práctica, dos mujeres independentistas, Artadi y Rovira, están llamadas a forjar el nuevo acuerdo de gobierno
mientras Puigdemont es el vencedor moral. Emerge una líder del unionismo catalán que conecta con mucha gente. Mientras, el liderazgo del independentismo está en manos de los jueces españoles, por lo cual no parece fácil que pueda tener lugar la restauración de la presidencia en la persona de Puigdemont. En la práctica, dos mujeres son las llamadas a forjar el nuevo acuerdo de gobierno entre los independentistas, Elsa Artadi y Marta Rovira, con interlocución permanente con una CUP imprescindible, pero sin el peso que tenía hace dos años. Y dos interrogantes: ¿Cuál es el nombre en la recámara de JxCat si Puigdemont no puede ser investido? ¿Se abrirán los independentistas a los comunes para explorar alianzas más allá de la lógica de bloques?