Una hija de Xabier Arzalluz dirigirá el Museo de la Moda de París
La tercera hija del expresidente del PNV, nueva directora del palacio Galliera de París
Miren Arzalluz (Bilbao, 1978), sonrisa tan resplandeciente como su cabello platino, dirigirá el Palacio Galliera, Museo de la Moda de París. Su nombramiento, el 18 de diciembre, fue bien recibido. Reemplaza al supuestamente irremplazable Olivier Saillard, quien tras ocho años de aplaudida gestión creará el puesto de director artístico, imagen y cultura, del calzado Weston.
Normal: en paralelo con la gestión Saillard, Miren puso en órbita internacional el museo Balenciaga vasco y ejerció de comisaria de exposiciones aplaudidas como Los años 50, La moda en Francia 1947-1957 o Fashion Mix. Diplomada en Historia de la Moda en el Courtauld Institut of Art de Londres, dio alas a las colecciones de la Fundación Balenciaga de Getaria y ofició incluso en el Etxepare, el Cervantes vasco.
Bilbao es universal como todo bilbaíno sabe y es lógico entonces que sea la tercera hija de Xabier Arzalluz, presidente del PNV durante más de dos décadas, quien dé continuidad a un museo inscripto como visita obligada durante las fashion week, a pesar de que ignora lo convencional. O justamente por eso.
El Galliera de Saillard prefiguró la moda presente de exposiciones sobre moda. Regalo de bienvenida, en el 2019 Arzalluz inaugurará lo que Saillard creó con dinero de Chanel: una nueva galería subterránea de 670 m2 consagrada a la historia de la moda desde el siglo XVIII que hará del palacio Galliera el primer museo francés de la moda con colección permanente.
Si el contenido del museo –uno de los 17 integrados en Paris Mu- sées–, es importante por sus 90.000 piezas entre vestidos, trajes y accesorios, del siglo XVIII hasta hoy, el continente impone. Fue palacio de la duquesa de Galliera, Maria Brignole-Sale De Ferrari, edificado entre 1878 y 1894 en lo que es actualmente el residencial distrito XVI. El esqueleto metálico lo firmó Gustave Eiffel. Los mosaicos de suelo y cúpula son de Giandomenico Facchina. Y estatuas de Henri Chapu (La Pintura), Jules Thomas (La Arquitectura) y Pierre Cavelier (La Escultura), dominan la fachada.
Heredera de una inmensa fortuna, la duquesa decide construir un museo y donar incluso su fabulosa colección de obras de arte. Pero cuando una ley de 1886 destierra a los descendientes de quienes reinaron, la monárquica duquesa brinda un ala del palacio y algunos de sus doscientos domésticos al conde de París y quiere desheredar a la ciudad.
Ya no puede suspender la construcción del museo, pero cede cuadros y esculturas al palacio Rosso y al palacio Bianco de Génova. Tras su muerte, en el año 1888, el Ayuntamiento habita como puede el edificio vacío. La exposición inaugural será sin embargo premonitoria: retratos de mujeres y puntillas, artesanado de la moda.
En el siglo XX, tras un periodo como Museo de la Industria, la colección Maurice Leloir lo convierte en Museo del Vestido y los Accesorios. El nombre definitivo,
El gran museo parisino posee 90.000 piezas entre vestidos, trajes y accesorios, del siglo XVIII hasta hoy
Museo de la Moda y del Vestido, es de 1977. El palacio, filmado por ejemplo en El diablo se viste en Prada, desapareció de las brújulas mundanas entre el 2009 y el 2013: a un coste de más de cinco millones de euros, el Ayuntamiento lo renovó totalmente. Ahí surge Olivier Saillard, historiador del arte, renovador de códigos al frente del Museo de la Moda de Marsella y, más tarde, de las colecciones de moda de Artes Decorativas, dependencia del Louvre.
Su gestión del palacio Galliera, entre el 2010 y el 2018, dejó clara su preferencia por los creadores independientes, como su amigo el tunecino Azzedine Alaia, que desfilaba fuera de las fechas convenidas. O el inclasificable Martin Margiela. Su exposición, precisamente, marcará el debut de la nueva directora.